sábado, 11 de agosto de 2012

LIBRO PASO

Presentación y Agradecimientos

Este texto recoge la experiencia desarrollada en los equipos de Tratamiento y Desarrollo de la Colonia Agrícola de Acacías y el Establecimiento Penitenciario y Carcelario “Bellavista” de Medellín, bajo la coordinación de la doctora María Paola González Montoya. Ella, con su capacidad de trabajo y su amplitud, generó el espacio para dinamizar la reflexión sobre el tratamiento penitenciario, estimulando en estos establecimientos un trabajo autónomo, responsable y comprometido con el bienestar de la población interna.

Estas experiencias creativas, desde todo punto de vista, se han ido fortaleciendo desde la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo, en donde la doctora González ha extendido los espacios generados en los establecimientos, con el objetivo de comprometer al equipo actual frente al valor de la estrategia P.A.S.O  como garantía de una mejor calidad de vida para nuestros internos. Sería injusto entonces no reconocer el mérito de su labor, de la posibilidad que nos ha brindado de ser y hacer para construir entre todos, por lo cual le dedicamos muy especialmente este producto.

“Plan de Acción y Sistema de Oportunidades –P.A.S.O.-: Una Estrategia para el Tratamiento Penitenciario” recoge la experiencia desarrollada en los años anteriores, integrando a ésta la referencia de toda la documentación básica necesaria para comprender la lógica de la Atención y el Tratamiento que se brinda actualmente a la población carcelaria. El libro se divide en dos partes: una teórica y otra operativa.

La primera parte presenta el planteamiento teórico del Sistema P.A.S.O, tomando en cuenta algunas consideraciones teóricas preliminares –provenientes del constructivismo social y la teoría sistémica- y una contextualización histórica del desarrollo de P.A.S.O. Esta parte profundiza en la descripción general del Sistema, sus políticas de aplicación, los actores involucrados en su desarrollo y la definición de cada uno de los “pasos” previstos en el proceso.

La segunda parte se dedica a presentar los aspectos operativos de la ejecución de programas en P.A.S.O. Esta sección se introduce con un capítulo sobre consideraciones generales –fundamental para la planeación del tratamiento penitenciario- y se detiene en los aspectos operativos planteados en cada fase del proceso: los Programas Educativos y Laborales de P.A.S.O INICIAL, las Escuelas de Formación de P.A.S.O MEDIO, el énfasis en los Programas Laborales de P.A.S.O FINAL y los Programas Transversales, eje de apoyo al proceso de tratamiento.

Planteado así, “Plan de Acción y Sistema de Oportunidades –P.A.S.O.-: Una Estrategia para el Tratamiento Penitenciario” pretende convertirse en un libro de consulta para los establecimientos, un apoyo para el personal de la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo, y una fuente bibliográfica que evidencia el dinamismo y la reflexión permanente que está detrás de la oferta de tratamiento a la población penitenciaria.

Es importante reconocer que la solidez y sostenibilidad del trabajo en equipo es necesariamente resultado de la voluntad colectiva, constante, resuelta y activa, que se expresa en la capacidad de proponer ideas y ejecutarlas para convertirlas en hechos concretos. P.A.S.O es una muestra clara de ello, un proceso constructivo logrado por el compromiso y la convicción de los profesionales del Área de Tratamiento y Desarrollo de la Colonia Agrícola de Acacías y el Establecimiento Penitenciario y Carcelario “Bellavista” de Medellín. Sólo los aportes de estos equipos permitieron que esta idea se fuera materializando y que los resultados obtenidos hasta hoy, evidencien que la implementación del Plan de Acción y Sistema de Oportunidades puede ser una realidad funcional para el Sistema Penitenciario Nacional. A ellos, nuestros más sinceros agradecimientos.

Igualmente queremos agradecer la solidaridad y el apoyo de los funcionarios de la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo quienes nos aportaron en la búsqueda, verificación y análisis de la información consignada en este texto. 

“Agradece a la llama su luz,
pero no olvides el pie del candil
que, constante y paciente,
la sostiene en la sombra”.

Rabindranath Tagore






















PRIMERA PARTE
Planteamiento teórico de P.A.S.O



























Capítulo 1
Algunas consideraciones teóricas preliminares

El Sistema Penitenciario colombiano se gestó y tuvo su mayor desarrollo durante el siglo pasado. Luego de avanzar más allá de la preocupación original por el tema de la seguridad -como medida fundamental a considerar durante el cumplimiento de la pena- nació el INPEC, ante la necesidad de modernizar el sistema carcelario. Su fundación, en 1992, respondía al propósito de realizar un giro institucional que permitiese la formulación de una política carcelaria lógica y coherente, con énfasis en la humanización y la resocialización, permitiendo además agilizar los procesos de ampliación y mejoramiento de servicios en las cárceles del país.

En adelante, y hasta la fecha, estos han sido unos pilares importantes de la gestión institucional que, nunca se podría desconocer, fue fundada y existe para el cumplimiento de una responsabilidad social orientada hacia las personas que están privadas de la libertad como consecuencia de la comisión de delitos. En este sentido, y siendo los internos nuestra razón de ser, la reflexión sobre la intervención que se realiza con ellos, ha sido una de las preocupaciones centrales, cuya responsabilidad derivó la Dirección General en la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo.

Por lo tanto, la reflexión sobre el Sistema Progresivo no es un hecho reciente para el Instituto. Incluso ya en 1996, a tres años de haber entrado en vigencia el Código Penitenciario y Carcelario –la Ley 65 de 1993, que establecía parámetros normativos claros para el desarrollo del tratamiento penitenciario en el marco del Sistema Progresivo-, el INPEC apoyó la publicación de textos como es el caso de “Sistema Integral de tratamiento progresivo penitenciario: reflexión en torno a la construcción de un modelo de atención a internos”[1], cuyo objetivo fundamental era contribuir a la búsqueda de la humanización del medio penitenciario y carcelario. Lo interesante de esos esfuerzos ha sido la intención de clarificar lo referente al Sistema Progresivo, cuya primera referencia en Colombia data de 1964, pero cuya aplicación había sido más que parcial e intuitiva a lo largo de treinta años. Se podría afirmar que la reflexión dinámica de los últimos diez años ha compensado los treinta años anteriores de inactividad frente al tema del tratamiento penitenciario.

La idea central que caracteriza al Sistema Progresivo es la disminución de la intensidad de la pena, en función del estudio de la conducta y el comportamiento, a través de la aplicación de un modelo en el cual el interno atraviesa distintas etapas en el curso del cumplimiento de la pena. Durante este transcurrir, “el recluso deja de ser un sujeto pasivo del Sistema (…), para disponer, a través de su trabajo y conducta, de una libertad anticipada”.[2]

Esta disminución progresiva reporta ciertas ventajas que, según lo afirma Téllez, significan una mejora sustancial para el interno y para el establecimiento como tal, en tanto:
-  elimina los inconvenientes del aislamiento celular (aislamiento social, alteraciones psicológicas, etc.)
-  prepara paulatinamente al interno para la libertad
-  le permite al interno asumir un papel activo durante el tiempo de condena; y
-  reduce tensiones y conflictos intramurales

Estos elementos suponen un respaldo importante al uso del Sistema Progresivo como la mejor alternativa para enmarcar el tratamiento al interno, aunque este sistema cuente con algunos detractores que señalan las siguientes críticas al respecto:
-  el riesgo de “contagio criminal”, debido a la generación de espacios comunes
-  la reducción del efecto intimidatorio de la pena
-  la rigidez del modelo, en cuanto obliga al interno a pasar por todos los periodos[3]. 

Aunque Téllez ofrece algunos argumentos para desvirtuar estas críticas, Córdoba señala –en el mismo sentido- que uno de los peligros en los que tienden a caer los Sistemas Progresivos es la excesiva concentración en lo disciplinario, desconociendo el valor potencial que implica para el interno canalizar su energía hacia la realización de actividades educativas y laborales[4]. Visto así, la concentración en lo disciplinario y la rigidez –a la que ya se había referido Téllez- desvirtuaban el Sistema Progresivo y su capacidad de ajustarse a las necesidades de tratamiento individual.
En este punto es necesario hacer una precisión, pues pensar en individualización total del tratamiento sería irreal, ya que no se pueden desconocer las limitaciones de infraestructura y, sobre todo, de recurso humano de las cuales adolece el ámbito penitenciario en nuestro país. Sin embargo, tampoco se puede negar –sobre la base de este argumento- que la homogeneidad de la intervención grupal justifique dejar de considerar la particularidad que supone la condición específica de cada interno.

El Plan de Acción y Sistema de Oportunidades –P.A.S.O- es una iniciativa que se enmarca en el modelo del Sistema Progresivo, aprovechando el potencial positivo que ofrece esta modalidad, pero avanzando en el perfeccionamiento de las críticas planteadas, otrora, al modelo de tratamiento penitenciario utilizado hasta el momento en el país. El sistema P.A.S.O. –sigla con la que denominaremos de ahora en adelante al Plan de Acción y Sistema de Oportunidades- prepara al interno paulatinamente para recobrar la libertad, reduce tensiones, elimina los efectos más contraproducentes del aislamiento celular y, sobre todo, permite al individuo convertirse en agente activo de cambio durante el proceso de tratamiento.

Esta posibilidad de agenciar el propio cambio sólo será funcional en tanto el Sistema Progresivo le reste protagonismo a la tradicional y excesiva concentración en el aspecto disciplinario. Por lo tanto, no será la prioridad establecer medidas de corrección y disciplina, orientadas a reformar los comportamientos nocivos en el interno. Se trata entonces de generar espacios de reflexión y evolución personal, para un hombre dinámico y capaz de adaptarse al ambiente durante su proceso de crecimiento.

Piaget supondrá entonces que la adaptación a las condiciones ofrecidas por el medio, será también un recurso dinámico para fortalecer y potenciar la inteligencia en el curso de la estructuración de la propia vida. Este autor plantea que la construcción de las estructuras del conocimiento depende de la información empírica –ofrecida por la realidad en la que se desempeña el sujeto- y la coordinación de las acciones que el sujeto ejecuta en esta realidad. Esta coordinación se basa no solamente en la experiencia vivida, sino también en el proceso de maduración y, aún más importante, en el ejercicio y la auto-regulación constantes y voluntarios.[5]

Este planteamiento, que viene de uno de los exponentes importantes del constructivismo social, constituye la base teórica desde la cual es concebido e interpretado P.A.S.O. Este sistema propende por la generación de espacios para un hombre dinámico, que puede ir avanzando progresivamente hacia la libertad, en la medida en que se estructura en la interacción con la realidad que lo rodea –en este caso, la realidad penitenciaria-.

Está claro entonces que la posibilidad de avanzar en ese crecimiento dependerá de la conjugación entre la oferta planteada por el medio –la realidad que plantea el Sistema de Oportunidades-, el proceso personal que experimenta el interno como parte de su desarrollo personal –la maduración que permite la adaptación a esta nueva experiencia-, y la auto-regulación voluntaria –que en P.A.S.O se expresa en una política de acceso libre y voluntario, como principal indicador de éxito y de progreso-. Estos tres elementos deben articularse para lograr la coordinación de las acciones que el individuo ejecuta en la realidad, con el fin de alcanzar el objetivo último del progreso en el conocimiento. Un conocimiento sobre lo personal que le permita adaptarse a la realidad de la condición de prisionalización, pero que también le garantice el fortalecimiento de herramientas y habilidades para desempeñarse en un futuro y mantener la motivación para recuperar la libertad.

Esta construcción de conocimiento ocurre en dos procesos que, de acuerdo con Piaget, integran al individuo en sus esferas biológica e intelectual, y que se conocen con el nombre de asimilación y acomodación. La asimilación corresponde a un primer momento en donde se toman nuevos elementos del medio, para contrastarlos y complementar el bagaje preexistente, conformado por elementos innatos o aprendidos que se improntan a lo largo del proceso de desarrollo psicológico. La acomodación es un momento posterior, en el que los elementos adquiridos serán aprehendidos como algo propio, modificando las estructuras preexistentes y cambiándoles el sentido o la funcionalidad.

La posibilidad de vivir este proceso supone la existencia de una realidad y un sistema lo suficientemente flexible para permitir esta evolución como una experiencia individual y progresiva, ajustada a los tiempos y a las necesidades personales. P.A.S.O proporciona este espacio, ofertando una serie de oportunidades que son susceptibles de tomarse o no, de acuerdo con las propias necesidades y la expectativa de re-construcción que pretenda el interno. Así, esta propuesta facilitará el recorrido por tres fases que facilitan el tiempo necesario para tomar opciones, someterlas a prueba, e introyectarlas y apropiarlas como algo personal que se acepta para modificar la conducta.
Sin embargo, y a pesar de insistir en la importancia del sujeto como parte constitutiva de su propio desarrollo, la versión de constructivismo que respalda esta propuesta no se puede limitar a sostener que la realidad social es un producto derivado de la interacción de los miembros de una colectividad con su entorno, sino que además debe estar cimentada por una especie de ingeniería institucional, derivada de la coordinación interdisciplinaria entre diferentes dominios de conocimiento, que actúan de forma articulada. Una intervención oportuna en este sentido, facilita la inducción deliberada de cambios en los procesos de construcción de la realidad social al interior de las instituciones.

Este comentario devela la responsabilidad del INPEC como sistema global y de la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo, y los establecimientos mismos, como subsistemas que deben engranarse para generar procesos exitosos, cuyo fin último sea el beneficio de la población interna en los establecimientos. Desde un punto de vista sistémico, esto será explicado afirmando que cada institución constituye un subsistema que funciona como el engranaje de un sistema más amplio, en el que tienen lugar intercambios comunicativos en toda la gama de funciones discursivas.[6] Por lo tanto, así como el funcionamiento del sistema determina el comportamiento de cada uno de sus elementos, también la alteración del comportamiento de uno de ellos, generará un cambio en el sistema total. Así, la acción sobre el interno modificará las condiciones del sistema penitenciario, a la vez que el trabajo engranado para optimizar el sistema, generará nuevas reacciones y oportunidades en el interno. En estas tensiones permanentes, veremos que las instituciones constituyen subsistemas dentro del sistema global –la sociedad-, de cuyo funcionamiento emerge la realidad social[7]. En otros términos, dependerá del dinamismo que se genere en la interacción del sistema penitenciario –constituido por internos, establecimientos, instancias superiores y comunidad penitenciaria en general-, que se puedan garantizar cambios sostenibles para impactar positivamente la realidad social. Ahí está entonces el verdadero compromiso de esfuerzos como el que se presenta en este libro.

Si bien no se trata de responder mágicamente a una problemática profundamente arraigada en nuestra cultura, la responsabilidad del Instituto y del Sistema Penitenciario nacional –continuando con la lógica sistémica- debe continuar en avance. Tal como lo afirma el prólogo al libro de Garciadorasco sobre Sistema Progresivo:

“siempre resulta necesario precisar el alcance de la readaptación que se pretende: no es una conversión como la querrían los evangelizadores, ni una transformación, como la pretenderían los alquimistas, ni una supresión de pecadores para evitar el pecado, como la plantearían los inquisidores. Es mucho menos que eso, si nos atenemos todavía a la justicia penal democrática: apenas la apertura de la posibilidad de optar entre el delito y el no delito; la creación de una oportunidad más clara y accesible para quien acaso no la ha tenido; lo que sigue es producto de la libertad, que la readaptación social informa, pero no suprime. El sistema progresivo técnico, por su parte, sólo es un método racional para alcanzar el objetivo. Puede haber otros. Los hubo y los hay. Aquél propone conocer para hacer y avanzar paso a paso. Es todo.”[8]










Capítulo 2
Contextualización y reseña histórica de P.A.S.O.

Contextualización

Quizá muchos de los que trabajamos en el Sistema Penitenciario colombiano, nos preguntamos si realmente los programas de tratamiento son efectivos o, por el contrario, significan una pérdida de tiempo, por la falta de resultados. A diario se escuchan comentarios en nuestro medio, en donde se cuestiona la eficacia de un tratamiento, tales como “árbol que nace torcido, nadie su tronco endereza”, “éste ya no tiene arreglo”, “eso no da resultado”, o “aquí son unos, pero frente a ustedes son otros”. 

Todos estos comentarios descalificadores son los que deben recibir aquellas personas que defienden los programas educativos, terapéuticos o laborales, a cambio de su esfuerzo diario en los centros carcelarios. Pero, si bien es cierto que muchos de estos esfuerzos concluyen en resultados poco satisfactorios cuando los internos recaen o abandonan los programas, no se puede desconocer la importancia de la satisfacción que genera confirmar el éxito de una nueva oportunidad de vida, al menos en uno de los tantos casos que atendemos a diario. Definitivamente, el impacto positivo en una sola vida, repercute inmediatamente en la existencia de aquellos que dependen de un sólo interno que ha decidido asumir el reto de aprovechar nuevas oportunidades.

Lo anterior nos implica aclarar que es necesario un cambio cualitativo en la concepción del tratamiento, entendiéndolo ya no como un proceso que pretenda devolver un hombre nuevo y casi perfecto a una sociedad en crisis, sino como un proceso que le permita desarrollar herramientas y estrategias para su adaptación y adecuada convivencia en sociedad. Esta concepción propende por un interno capaz de redefinirse autónomamente, dándose la oportunidad de tomar herramientas y ponerlas en práctica como una elección individual, a partir de la respuesta responsable de un Sistema Penitenciario que sea capaz de generar dichas oportunidades.

Como lo indica la ley 65 de 1993, en el articulo 14, “corresponde al gobierno nacional, por conducto del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, la ejecución de las sentencias penales y de la detención precautelativa, la aplicación de las medidas de seguridad y la reglamentación y control de las penas accesorias, fijadas en el Código Penal”.[9] Así mismo establece la resocialización como objetivo fundamental del cumplimiento de la pena, afirmando en su artículo 10 que “el Tratamiento Penitenciario tiene la finalidad de alcanzar la resocialización del infractor de la ley penal, mediante el examen de su personalidad y a través de la disciplina, el trabajo, el estudio, la formación espiritual, la cultura, el deporte y la recreación, bajo un espíritu humano y solidario”.[10] Igual protagonismo procura al Tratamiento Penitenciario el título XIII de la ley 65, el cual presenta en ocho artículos –del 142 al 150- la reglamentación de éste bajo los principios del Sistema progresivo (señalados en los artículos 12, 22, 62 y 144, de la misma norma).

Basado en la importancia de desarrollar estos principios, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario “INPEC” delegó en la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo, el diseño y ejecución de planes y programas orientados a fortalecer el Tratamiento Penitenciario de una manera gradual, y de acuerdo con el personal y la infraestructura disponibles en los centros de reclusión.


Los orígenes de P.A.S.O. 

La Dirección General del INPEC, por medio de la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo, eligió a la Colonia Penal de Acacías, como uno de los establecimientos pioneros para la aplicación de programas de tratamiento. Experiencias tales como el Centro Piloto de Rehabilitación para Internos Drogadictos, la implementación del Sistema Integral Progresivo mediante la acción de los Consejos de Evaluación y Tratamiento, y el desarrollo de programas laborales de tipo agropecuario e industrial, han dado cuenta de los múltiples intentos realizados en este sentido.

Luego de afrontar muchos aciertos y desaciertos, se fueron generando experiencias de trabajo que permitieron a los funcionarios de la Colonia plantear un sistema de tratamiento orientado a optimizar los recursos eficaz y eficientemente, tratando de evitar la duplicidad de funciones, los vacíos de información y la descoordinación entre los profesionales encargados del tratamiento penitenciario. Este modelo tiene la ventaja de avanzar en las metas trazadas con respecto al tema de atención y tratamiento, convirtiendo las limitaciones económicas, de personal y de infraestructura, en un potencial para el avance y el desarrollo del interno a lo largo de su estancia en el establecimiento. Con este propósito, se plantea un esquema de trabajo en equipo, coordinado, sujeto a los principios legales, pero que aporta al tratamiento, incorporando un Sistema de Oportunidades que permite al interno convertir su tiempo de condena en un espacio de reflexión. Esto inmediatamente se traduce en un incremento en la calidad de vida del interno, quien paulatinamente recobra un sentido de vida, como medio para proyectarse hacia la libertad.

El punto de partida de la implementación del sistema necesariamente implicó el diseño de una matriz DOFA (debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas) en cada una de las dependencias, que arrojó elementos claves para la elaboración de un plan. Dicho plan pretendía integrar todos los programas existentes, como parte de un proceso que se ajustara a las condiciones de infraestructura, recursos humanos y financieros, y que involucrase al interno desde su ingreso hasta el final de su estadía en el establecimiento.

El resultado de este proceso de diagnóstico y planeación fue la conformación de un equipo interdisciplinario que, como producto de un arduo trabajo común, propuso el “Plan de Acción y Sistema de Oportunidades - P.A.S.O-“, cuyo lema general es: “cada día un PASO hacia la libertad”. Una vez implementado este esquema en la Colonia Penal –bajo la dirección de la doctora María Paola González Montoya, en el año 2002- fue aplicado el año siguiente en el Establecimiento Penitenciario y Carcelario “Bellavista” de Medellín, a través del mismo proceso de diagnóstico, integración y planeación. El ajuste de este modelo a las condiciones de un establecimiento cerrado, marcaron la necesidad de sistematizar y afinar estas dos experiencias, con el fin de desarrollar una propuesta susceptible de extenderse a los demás centros penitenciarios del país.
El esfuerzo actual de la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo se enfoca entonces hacia la divulgación de la propuesta de P.A.S.O., para lo cual se desarrolló en agosto pasado la Convención Nacional de Tratamiento y Desarrollo, cuyo propósito fundamental fue dar a conocer los lineamientos generales de este modelo. Esta convención, dirigida principalmente a los funcionarios, administrativos y personal del cuerpo de custodia y vigilancia vinculados al área de Tratamiento y Desarrollo en los diferentes establecimientos del país, logró sensibilizarlos con respecto a la urgencia de implementar esta estrategia.

El material que presentamos a continuación, pretende retomar la experiencia compartida en la Convención, para ampliar la información ya conocida y extenderla además a todo el personal preocupado por optimizar el tema del tratamiento penitenciario. Entremos entonces en materia, para conocer en detalle nuestra estrategia de P.A.S.O.





















Capítulo 3
Descripción general de P.A.S.O

¿Qué es P.A.S.O?

Este modelo de tratamiento no se presenta como una novedad en el Sistema Penitenciario colombiano, sino que constituye una propuesta de planeación, organización y ejecución del tratamiento, cuya virtud es recopilar lo ordenado en la Constitución Política de Colombia, el Código Penitenciario y Carcelario (Ley 65 de 1993), el Régimen Interno del INPEC (Acuerdo 0011), el Manual de Procedimiento del Sistema de Tratamiento Progresivo Penitenciario y los lineamientos de la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo del INPEC, con el fin de integrarlos a las experiencias de trabajo desarrolladas en la Colonia Penal Agrícola de Acacías y en el Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Medellín “Bellavista”.

Es un Plan de Acción que integra los programas existentes en el establecimiento ajustándolos, de manera secuencial y progresiva, al proceso de tratamiento. Dichos programas, que constituyen el Sistema de Oportunidades, permiten al interno el mejoramiento de su calidad de vida, el desarrollo de herramientas y estrategias para su adaptación y convivencia en sociedad -una vez alcanzada su libertad-, potenciando sus aptitudes, habilidades y destrezas.

P.A.S.O se concibe entonces como un plan de acción, en la medida en que constituye la carta de navegación que orienta y organiza coherentemente el accionar institucional y el de cada una de sus partes. De esta forma, el modelo incentiva un trabajo coordinado, con el fin de alcanzar un impacto general mayor al que se logra en el trabajo aislado de cada una de las áreas.

Este trabajo articulado, garantiza la gestión eficiente de un equipo que responde a las necesidades planteadas por el Sistema Progresivo, cuya integralidad nos permite identificar a P.A.S.O: 

ü  como SISTEMA, ya que articula el trabajo entre áreas, procesos y acciones, con el fin de planear, orientar y ejecutar actividades, que se ajustan en una interacción permanente.

ü  como TRATAMIENTO, porque genera acciones de carácter preventivo, asistencial y protectivo, dirigidas a la población reclusa.

ü  como PROGRESIVO, pues se desarrolla a través de procesos valorativos secuenciales, que se orientan al fortalecimiento de un proyecto de vida que permite al interno responder a las exigencias de la convivencia social.

Al hablar de progresividad, es fundamental remitirse a la concepción de Acosta al respecto. Este autor afirma que “el nuevo concepto de progresividad no se relaciona con espacios físicos, sino con espacios de tratamiento; de ahí que el fundamento progresivo radica en la ambientación y ambientalización del medio carcelario hacia condiciones formativas y de desarrollo interior de los internos, que han formulado su proyecto de vida[11]. Asumiendo esta comprensión de la progresividad, Acosta nos invitará a “impulsar la atenuación de la sanción en forma progresiva que, más allá de superar etapas físicas de seguridad, (sea) el resultado de avanzar en los espacios de tratamiento definiendo necesidades, oportunidades y acompañando procesos”.[12]

Planteado en estos términos, P.A.S.O debe concebirse como una construcción paulatina y secuencial, integradora de los objetivos misionales del Instituto que garantizan el cumplimiento de la pena privativa y la detención precautelativa, a) preservando la seguridad del interno y b) garantizando la resocialización a través del tratamiento. Queda claro que el alcance de esta estrategia amplía necesariamente su comprensión pues, más allá de su función metodológica que organiza y optimiza el trabajo institucional, se interpreta como un marco conceptual que aplicable a un tratamiento penitenciario progresivo, cuyo resultado sólo puede ser efectivo en el marco de unas condiciones de seguridad que acompañen este proceso.

Las etapas de P.A.S.O y su articulación con el proyecto de vida

Este modelo está planteado en tres etapas secuenciales, que responden a su naturaleza de progresividad:
·   P.A.S.O INICIAL
·   P.A.S.O MEDIO
·   PASO FINAL
Estas etapas integran las fases del Tratamiento (Art. 144, C.P.) con el sistema de Oportunidades, mediante la oferta de programas de atención y tratamiento, que proporcionen al interno espacios de reflexión y formación. La experiencia de P.A.S.O fortalece las potencialidades de nuestros internos, tanto a nivel personal, como familiar, social y laboral, en la medida en que proporciona herramientas que garantizan la apropiación de estrategias de superación, el desarrollo de valores como la constancia y la perseverancia, la asertividad en el manejo de situaciones, el aporte a un ambiente de convivencia pacífica, y la protección y el respeto por sí mismo y por los demás.


A continuación se presentan los diferentes momentos de P.A.S.O, a través de un cuadro en el que se describe sintéticamente la intención y el alcance de cada una de las fases que se cumplen en el proceso.

Cuadro 1. Descripción general de las fases de P.A.S.O

Más adelante se profundizará sobre el contenido particular y los programas que constituyen cada momento del proceso. Por ahora es importante entender las diferencias generales que enmarcan a P.A.S.O dentro de la lógica de la progresividad. Visto así, podemos asociar cada fase con unos propósitos particulares: P.A.S.O INICIAL será el momento de fortalecimiento de capacidades, P.A.S.O MEDIO se orienta a la preparación para la productividad, y P.A.S.O FINAL permitirá interiorizar para la reinserción.

Para comprender y dimensionar estas diferencias inter fases y su impacto en el desarrollo de los internos, es necesario describir el concepto de “S.E.CA.P de vida” –sigla que involucra Sentido, Estilo, Calidad y Proyecto de vida-. Este elemento supone que el punto de partida de todo el proceso debe concentrarse en la búsqueda de un sentido de vida que, a su vez, le permita encontrar argumentos que den validez a su experiencia de tratamiento, ya que “ningún interno aceptará su tratamiento, sino tiene una razón para vivir”. En el ejercicio de esta construcción de sentido –cuya aplicación se inicia en el contexto educativo, como primer nivel de P.A.S.O-, se trabaja sobre la recuperación de la importancia personal, el fortalecimiento de la autoestima y el reconocimiento de las propias habilidades, capacidades y potencialidades. 

Una vez el interno encuentra un sentido que lo impulsa a vivir, la fase siguiente trata de profundizar en la reflexión sobre los estilos de vida experimentados hasta el momento, analizando las consecuencias, pérdidas y ganancias obtenidas, con el fin de establecer nuevos estilos socialmente aceptados que optimicen su calidad de vida. Los programas laborales y de prevención, serán entonces los espacios indicados para reforzar la tarea de avanzar hacia un mejoramiento en la calidad de vida –en el centro carcelario-, a través del estímulo hacia la convivencia pacífica, el trabajo en equipo, la reorientación de valores, y la generación y recuperación de hábitos productivos.

Cuando se haya alcanzado ese nivel de estabilidad con respecto a la experiencia penitenciaria, es necesario impulsar al interno a asumir una posición reflexiva sobre lo que ha vivido hasta el momento y su expectativa de vida para el retorno a la libertad. Pensar en esta realidad, le implica actualizar su percepción de la sociedad, aquella que seguramente espera confirmar un cambio positivo en él, pero que tal vez le ofrezca menos de lo esperado; un espacio en el que tendrá que enfrentar los rechazos y la falta de oportunidades, aceptando forzosamente las pérdidas experimentadas a lo largo del tiempo de condena. Todos estos factores se deben considerar para integrar los procesos de acercamiento familiar y el entrenamiento en habilidades sociales y manejo de frustraciones, a los programas laborales. En este ejercicio, el interno es capaz de dimensionar un proyecto de vida que incluya, al menos en perspectiva, la idea de recobrar la libertad.

La participación del interno en los diferentes programas debe facilitar una experiencia de integración en la reflexión sobre el propio proyecto de vida. Esta construcción vivencial, le implica a cada uno entender que los avances en el tratamiento deben ser ganados con esfuerzo, compromiso, deseo de cambio y tolerancia a la frustración, utilizando con naturalidad una de las principales herramientas que se refuerzan en este ejercicio: la capacidad de pedir ayuda. Asumir este proceso de una manera pausada, sin luchar por obtener las cosas de manera fácil y rápida, garantizará que cada logro sea positivo y sostenible como parte del proceso.
Políticas para la aplicación de P.A.S.O

Como no es nada fácil integrar todos los programas de tratamiento penitenciario para lograr construir un modelo homogéneo -ya que cada establecimiento cuenta con condiciones propias-, un primer avance para sensibilizar a los encargados del área en las diferentes instituciones es establecer unos puntos de partida que favorecerán el clima apropiado para implementar P.A.S.O:

  • El Tratamiento debe ser voluntario.
  • Quienes lideren los procesos de tratamiento deben establecer un lenguaje común y claro.
  • El proceso debe iniciar con la recepción e inducción, involucrando luego actividades de tipo educativo, preventivo y formativo, con el objetivo de promocionar posteriormente al interno hacia actividades laborales y de servicio.
  • Las actividades se pueden clasificar en internas (que se ejecutan dentro de los pabellones), o externas (programadas para ser realizadas en áreas comunes, aulas, talleres o granjas).
  • La redención y el sistema de bonificaciones deben ser graduales y progresivos, de acuerdo con el cumplimiento del plan de acción propuesto.
  • La planeación, ejecución y seguimiento deben ser el resultado de la estrecha relación entre los cuerpos colegiados (Consejo de Disciplina, de Evaluación y Tratamiento, Junta de Distribución de Patios y Asignación de Celdas, y de Evaluación de Trabajo, Estudio y Enseñanza. (Art.74, Acuerdo 0011 de 1995).
  • Los avances y promociones que se den en el proceso, deberán ser evaluados teniendo en cuenta el concepto psicosocial (factor subjetivo) y el concepto jurídico (factor objetivo); todo ello, sin vulnerar la seguridad del establecimiento.
  • Las metas de cada programa deben diseñarse adecuadamente, de modo que respondan a la naturaleza secuencial y progresiva que se pretende en el proceso. Así cada programa logrará surtir de internos a otro posterior, de modo que las herramientas aprendidas e introyectadas en una primera fase, le permitan al interno responder al perfil necesario para iniciar la fase posterior.
  • Valorando la importancia del seguimiento para el avance de cada interno, se debe llevar el registro escrito del desarrollo de cada uno, a lo largo del proceso.


Operatividad del Plan de Acción y Sistema de Oportunidades –P.A.S.O-

La aplicación efectiva del modelo de P.A.S.O sólo se puede garantizar a través de un trabajo institucional coordinado. Este esfuerzo, que optimiza los recursos físicos y humanos existentes en los establecimientos, pretende integrar a los diferentes estamentos en un trabajo continuado que los comprometa en la búsqueda de resultados óptimos.

El siguiente cuadro ilustra los diferentes cuerpos colegiados que funcionan permanentemente en los establecimientos penitenciarios, y cuyas funciones les permiten vincularse en un trabajo articulado.

Cuadro 2. Cuerpos colegiados que garantizan la operatividad del Sistema

A continuación se presenta una descripción de los diferentes cuerpos colegiados, con el fin de establecer claridad sobre sus funciones y sobre la manera en que cada una de estas instancias puede entrar a apoyar el conjunto de acciones y actividades que requiere el desarrollo de P.A.S.O.

La Junta de Distribución de Patios y Asignación de Celdas

Para garantizar la ubicación adecuada de la población interna, esta labor se debe encargar a esta instancia clasificadora, denominada Junta de Distribución de Patios y Asignación de Celdas, tal como lo establece el artículo 81 del Acuerdo 0011 de 1995. Este grupo está conformado por el director del establecimiento -quien la preside-, el subdirector, el asesor jurídico, el jefe de sanidad, el comandante de vigilancia y el trabajador social o el psicólogo. Así mismo la norma establece que en los establecimientos en donde no se cuente con esta planta de personal, será el régimen interno el encargado de definir su conformación.
Las funciones asignadas a esta Junta son las siguientes:

1.    Recibir, mediante entrevista o información, a las personas que ingresen al establecimiento por orden judicial o administrativa, previa diligencia de identificación y reseña.
  1. Evaluar las condiciones personales, familiares, sociales, laborales, médicas, psicológicas y jurídicas del interno que ingresa al establecimiento.
  2. Clasificar a los internos por categorías, para ubicarlos en los diferentes pabellones y celdas, de acuerdo con los parámetros consagrados en artículo 63 de la Ley 65 de 1993. Lo anterior, teniendo en cuenta las condiciones propias del establecimiento.
  3. Estudiar y aprobar las solicitudes de traslado de pabellones y celdas, previa consideración de la hoja de vida del solicitante y de los motivos que respaldan la solicitud.
  4. Ubicar los condenados en los pabellones y celdas respectivas, de acuerdo al diagnóstico del Consejo de Evaluación y Tratamiento.

Esta junta dejará constancia escrita de la distribución de la población reclusa en los diferentes pabellones y celdas, así como de las justificaciones que dieron lugar a ésta. Los traslados sólo podrán ser verificados por la junta clasificadora, dejando constancia de los motivos contemplados en cada decisión pero, sin excepción alguna, no se asignará ubicación por ningún mecanismo diferente al señalado aquí.


La Junta de Evaluación de Estudio, Trabajo y Enseñanza

En cada establecimiento debe funcionar una Junta de Evaluación de Trabajo, Estudio y Enseñanza, como instancia encargada de realizar una evaluación preliminar, con el fin de emitir el concepto sobre el ingreso de los internos a las actividades laborales o educativas (Artículo 80, Acuerdo 0011 de 1995). Lo anterior, teniendo en cuenta la actitud y vocación de cada recluso, la disponibilidad del establecimiento y las actividades existentes en el establecimiento que le faciliten redención, señaladas por la Dirección General del INPEC.

Este cuerpo colegiado está conformado por el Director del establecimiento, el subdirector –cuyo lugar podrá ser remplazado por otro funcionario elegido por el director, en caso de que el cargo se encuentre vacante- y un tercer funcionario designado por el Director, quienes se reúnen una vez al mes para evaluar y calificar el desempeño de los internos en las actividades correspondientes a trabajo, estudio y enseñanza. Entre sus funciones se encuentran las siguientes:

  1. Controlar y evaluar los trabajos realizados por los internos, teniendo en cuenta los criterios de calidad, intensidad y superación en la ejecución de los exámenes aplicados por el área de estudio y enseñanza.

  1. Presentar por escrito la evaluación de desempeño, ya que ésta constituye la base para autorizar la expedición de certificados para efectos de redención de penas y amortización de la multa -mediante trabajo no remunerado-, que son emitidos por el director de la institución.

  1. Efectuar la aprobación o retiro de un interno de su puesto de trabajo, estudio o enseñanza, teniendo en cuenta el concepto que, sobre ubicación y tipo de programa, ofrece el Consejo de Evaluación y Tratamiento. 

El Consejo de Disciplina

Es el órgano encargado de evaluar y calificar la conducta de los internos, integrado por el Director del establecimiento, el asesor jurídico, el jefe de talleres, el jefe de la sección educativa, el psicólogo, el trabajador social, el comandante de vigilancia, el médico, el personero municipal o su delegado y un representante elegido por la población reclusa, de acuerdo a lo consagrado en el artículo 118 de la ley 65 de 1993. En los establecimientos en donde no existe este personal, el Consejo de Disciplina se conforma en el reglamento de régimen interno, siendo parte de éste el personero municipal o su delegado y un representante de los internos. Todos los miembros tendrán voz y voto, excepto el representante de los internos, quien sólo tendrá voz.

Sus funciones principales son las siguientes:

  1. Estudiar y calificar la conducta de los internos cada tres meses.
  2. Imponer las sanciones por faltas disciplinarias graves, excepto en los casos de las cárceles de alta seguridad.
  3. Dar concepto previo al director para el otorgamiento de estímulos a internos que los merezcan.
  4. Suspender las sanciones impuestas, siempre que no se trate de internos reincidentes.
  5. Estudiar y aprobar las solicitudes de los sindicados sobre el suministro propio de la alimentación, de acuerdo con las medidas de seguridad y disciplina vigentes en el establecimiento.
  6. Expedir certificaciones de conducta.
  7. Recaudar informes del personal que le faciliten la valoración propia de su gestión.
  8. Autorizar o conceder beneficios administrativos, de acuerdo con su competencia.
  9. Designar los internos instructores o monitores, a solicitud del coordinador del área respectiva.

Los Consejos de Evaluación y Tratamiento

El CET es una instancia cuyo trabajo se concentra en la evaluación,  clasificación y tratamiento  del interno.  Este cuerpo colegiado mantiene una estrecha relación con la Junta de Distribución de Patios y Asignación de Celdas, ya que le comunica los criterios de personalidad resultantes de la evaluación social y moral, para facilitar una distribución más objetiva de la población interna. Está conformado por un grupo interdisciplinario, que se encarga de realizar el tratamiento progresivo de los condenados, de acuerdo con el artículo 142 y siguientes de la Ley 65 de 1993. Las funciones asignadas a este cuerpo colegiado son las siguientes:

  1. Hacer seguimiento individual al interno, desde el momento del ingreso mediante el estudio del proceso penal, los documentos, las entrevistas personales y familiares y la observación de su comportamiento, consignando todas las observaciones en la cartilla biográfica.
  2. Evaluar a los condenados, mediante un abordaje multidisciplinar, con el fin de indicar la clase de tratamiento que requieren y emitir concepto sobre el tipo de establecimiento donde deben descontar la pena.
  3. Proponer, desarrollar y participar en los programas terapéuticos individuales y colectivos, fundamentales para el tratamiento penitenciario.
  4. Formular observaciones ante la JEETE en relación con el trabajo, estudio y enseñanza de los reclusos en tratamiento, observando las disposiciones vigentes.
  5. Asesorar a los Jueces de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad en las decisiones que deben adoptar con respecto a la ejecución de las penas.

Las funciones ejecutadas por el Consejo de Evaluación y Tratamiento lo convierten en una instancia central, que interactúa permanentemente con otros cuerpos colegiados, dado que la evaluación de los avances, logros o retrocesos experimentados por cada interno, es definitiva para el proceso de tratamiento. Así, orienta a la JETEE para ubicar al interno en el sistema de oportunidades, y a la Junta de Distribución de Patios y Asignación de Celdas en la instalación en pabellones, de acuerdo con el avance en el proceso.

Los profesionales del equipo interdisciplinario –conformado por abogados, psiquiatras, psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales, médicos, terapeutas, antropólogos, sociólogos, criminólogos, penitenciaristas y miembros del Cuerpo de Custodia y Vigilancia- que asumen las funciones del Consejo de Evaluación y Tratamiento, establecen la evaluación y clasificación en fases de seguridad y determinan la participación de los internos en los programas de intervención y ocupación, mediante el uso de guías científicas adecuadas para ese propósito (Artículo 145, Ley 65 de 1993).
Conformación interdisciplinaria y funciones por especialidades

El Consejo de Evaluación y Tratamiento debe contar con un mínimo de tres y un máximo de seis profesionales (artículo 3, Resolución 4105 de 1997), de acuerdo con el volumen de población condenada presente en cada establecimiento. Para garantizar la pluralidad y validez de los conceptos emitidos por esta instancia, es fundamental que haya representatividad interdisciplinaria de las ciencias del comportamiento y la salud, las ciencias sociales y penitenciaristas.

Para efectos de organización interna, los miembros del CET deben designar a uno de sus integrantes como coordinador, siendo éste el responsable de su funcionamiento. Las tareas que deben cumplir todos los miembros de estos equipos son las siguientes:

·        Participar en la construcción colectiva y la ejecución del Plan de Acción, tanto del área de intervención profesional, como del equipo interdisciplinario, sin importar si se trata de personal de planta o de contrato.
·        Elaborar el concepto integral del interno, planteando una intervención personal e intransferible.
·        Establecer y notificar las fases de seguridad y las indicaciones de tratamiento y ubicación ocupacional de los condenados clasificados, conforme a los parámetros establecidos en la ley y mediante el consenso del grupo.
·        Incluir en el archivo individual del interno los registros del seguimiento, progresos, retrocesos y cambios, considerados relevantes para su diagnóstico, de manera precisa y debidamente refrendados por el profesional.
·        Garantizar la confidencialidad de los resultados de las pruebas técnicas practicadas a los internos condenados y de la información obtenida durante todo el proceso.
·        Participar activamente en los cuerpos colegiados, de acuerdo con los requerimientos y la coordinación previa con las demás instancias.
·        Organizar e implementar un amplio despliegue de información con respecto a los objetivos, metas, requisitos, beneficios judiciales y administrativos del programa, procurando impactar a toda la población vinculada y a la que sea susceptible de iniciar más adelante al programa.
·        Diseñar y ejecutar la sensibilización y capacitación para el personal administrativo, profesionales, instructores, guardia, autoridades judiciales y comunidad en general.
·        Contribuir en la ejecución de tareas de organización y el desarrollo del trabajo de oficina.
·        Apoyar el trabajo de los practicantes, en asocio con los coordinadores de las Universidades.

Para todos los efectos, el equipo interdisciplinario actúa bajo la responsabilidad del Director del establecimiento, contando con la supervisión y apoyo de las instancias que determine la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo.
A continuación se hará una mención específica a las áreas que participan en el CET, con el fin de enunciar las actividades básicas desarrolladas por cada una de éstas:

Jurídica.  El rol del profesional de esta área es fundamental para el equipo, ya que se encarga de verificar los requisitos jurídicos de los internos en lista para evaluar y sustentar -tanto verbalmente, como por escrito- ante el equipo interdisciplinario, todo lo referente a:


Datos de filiación

Número de tarjeta decadactilar
Fecha de detención e ingreso al centro

Certificación del Consejo de Disciplina
Autoridad que lo condena

Informes de seguridad
Tiempo de condena y fecha de providencia

Antecedentes penales, si los hay
Ejecutoria de la providencia

Beneficios judiciales otorgados
Requerimientos o condenas pendientes

Beneficios administrativos otorgados
Redención, con o sin providencia

Observaciones generales


Además de lo anterior, el abogado se encarga -entre otras- de las siguientes funciones:

·      Proponer la ubicación en fase, teniendo en cuenta los factores objetivos fundamentados en el derecho, a partir de los cuales entrará en proceso de deliberación con los demás miembros del Consejo.
·      Planear y desarrollar el seguimiento integral en todo lo referente al área jurídica, colaborando simultáneamente en el diseño y ejecución de jornadas de capacitación en materia jurídica.
·     Tramitar solicitudes de cambio de fase y verificar requisitos de legalidad para acceder al otorgamiento de beneficios.
·     Responder los derechos de petición y demás solicitudes jurídicas, que sean de competencia del Consejo de Evaluación y Tratamiento.
·     Establecer canales directos de comunicación con los Jueces de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad, y demás autoridades competentes.

Trabajo Social.  Este profesional se encarga de organizar y proporcionar la información del interno a las otras áreas, con respecto a su vida personal, familiar y social. Para cumplir con este objetivo, evalúa y determina las condiciones socio-familiares anteriores a la detención, tales como antecedentes del proceso de socialización, estructura de las relaciones de autoridad, tipología familiar de procedencia (nuclear, extensa, incompleta), lugares de residencia (registrando cambios de ciudades o países), etc. Igualmente da cuenta de la información referente a:


Procedencia y lugar de residencia

Ocupación predominante
Relaciones familiares y en el  penal

Actitud frente a la detención
Satisfacción de las necesidades básicas propias

Grupo interno de ubicación


Además de lo anterior, el trabajador social se encarga de asumir otra serie de funciones para garantizar el bienestar del interno durante su tiempo de reclusión:

·           Definir las condiciones del interno, mediante la emisión de un concepto social y el diseño de un perfil socio-familiar.
·           Emitir y sustentar los conceptos sobre aspectos individuales y socio-familiares, programas de ubicación y seguimiento, y demás requerimientos que soliciten -en este sentido- los otros cuerpos colegiados.
·           Asistir y participar en la Junta de Distribución de Patios y Asignación de Celdas, procurando la adecuada ubicación de los internos.
·           Establecer canales de comunicación con instituciones gubernamentales y no gubernamentales -ONG´s- que faciliten la celebración de convenios, con el fin de promocionar programas sociales que propendan por la protección del menor y la familia (Comisarías de Familia, Juzgados, etc.).
·           Establecer procesos e instrumentos de seguimiento que permitan la realización de registros objetivos y oportunos.

Terapia Ocupacional.  El profesional de esta área responde por el diagnóstico ocupacional de los internos ejecutando, entre otras, las siguientes funciones:

·           Verificar el desempeño ocupacional durante el tiempo de detención, actual y proyectado, impuesto en la condena.
·           Elaborar una breve historia ocupacional, que integre las actividades realizadas por el interno antes y durante la prisionalización, el tiempo de desempeño en cada una, las funciones básicas realizadas, la complejidad de las actividades, los factores de desempeño y los motivos de los retiros.
·           Realizar un análisis general de los puestos de trabajo, la varianza o monotonía de los mismos, los niveles de complejidad y los riesgos, así como las condiciones ambientales de los talleres o las áreas empresariales disponibles para el desarrollo de proyectos alternativos.
·           Valorar las actividades realizadas por los internos en el tiempo libre, la frecuencia de ejecución (diaria, semanal, quincenal, mensual), los niveles de autocuidado y el potencial de crecimiento, evaluando los niveles de desempeño académico, laboral y ocupacional, fundamentales para el avance hacia los diferentes niveles de P.A.S.O y la sostenibilidad del proyecto de vida elegido.
·           Participar activamente en las Juntas de Evaluación de Trabajo, Estudio y Enseñanza.
·           Diseñar y ejecutar eventos de capacitación en el área de terapia ocupacional, organizar muestras artesanales y demás eventos que promuevan el mercadeo de los productos elaborados por los internos, y establecer contactos interinstitucionales que faciliten la consolidación de una Red Social de Apoyo para los programas ocupacionales.

Psicología.  Este profesional define con precisión un perfil de personalidad y conducta de los internos, con el fin de establecer las necesidades individuales de atención y tratamiento en el área. Lo anterior se logra a través de la ejecución de las siguientes funciones:

·           Diligenciar la entrevista especializada, con el fin de iniciar un proceso de acompañamiento que facilite al interno la expresión espontánea y el manejo de sus sentimientos, permitiendo establecer el tipo de intervención a realizar en cada caso.
·           Diseñar, promocionar y realizar trabajos grupales de análisis y seguimiento del comportamiento de los internos, en el contexto social y laboral.
·           Asesorar, diseñar e implementar programas que promuevan la generación de nuevos esquemas de comportamiento y sienten las bases para el mejoramiento y la autoconstrucción del proyecto de vida de los internos.

Antropología–Sociología–Pedagogía. El trabajo de los profesionales en estas áreas se justifica en los centros piloto, ya que en éstos se brinda la atención especializada a poblaciones concebidas como minoritarias y/o definidas como vulnerables. Las funciones establecidas para estos profesionales se definen en los siguientes términos:

·           Hacer el levantamiento de la información de las poblaciones socioculturales consideradas vulnerables, que se encuentran internas en el establecimiento carcelario, con el fin de facilitar su incorporación y atención en programas especiales. Para ello, es importante verificar la región de origen, la procedencia y la pertenencia a un grupo sociocultural específico.
·           Formular, coordinar y ejecutar proyectos dirigidos a garantizar las condiciones de vida apropiadas para estos grupos humanos.
·           Implementar mecanismos de difusión interna y externa, que permitan sensibilizar a la sociedad con respecto a la actividad y a la cultura carcelaria, a la vez que fortalezcan los procesos intramuros.

Seguridad.    El Cuerpo de Custodia y Vigilancia es el encargado de garantizar un adecuado comportamiento en comunidad, propendiendo por un clima amable y el desarrollo de relaciones interpersonales adecuadas –de liderazgo y subordinación-, en los espacios de comunes de alojamiento, trabajo y educación. Para cumplir con esta función, desarrolla las siguientes actividades:

·           Constatar la programación e informar a los diferentes estamentos sobre las actividades que realizan los internos en cada uno de los espacios del establecimiento.
·           Cumplir con el reglamento del régimen interno, trabajando en un marco de disciplina, acatamiento de órdenes y respeto a las figuras de autoridad.
·           Supervisar el desempeño de los internos en los frentes laborales, en los programas sugeridos para el tratamiento integral, y en todo tipo de actividades que generen información básica para la intervención.
Vinculación de los internos al tratamiento penitenciario

Teniendo en cuenta los lineamientos generales establecidos en el Código Penitenciario, la participación en los programas establecidos por P.A.S.O cobija a la población de internos condenados, con sentencia debidamente ejecutoriada quienes -de acuerdo con las políticas establecidas previamente- deben voluntariamente expresar su deseo de participar, asumiendo el compromiso de cumplir con las indicaciones y condiciones del tratamiento y seguimiento contempladas para un óptimo desempeño. Las etapas generales que atraviesa el interno, a lo largo de su proceso, se describen a continuación:

Evaluación y clasificación en fase

La ubicación en fase, de acuerdo con lo establecido en el artículo 144 de la Ley 65 de 1993 y en el artículo 6 de la Resolución 4105 de 1995, se alcanza gradualmente, de acuerdo con los niveles de desempeño logrados por el interno condenado en el centro de reclusión. Este desempeño es verificado y respaldado por los conceptos emitidos por las Juntas de Evaluación de Trabajo, Estudio y Enseñanza y por el Consejo de Disciplina.

Una vez valoradas las observaciones aportadas desde las diferentes instancias, se elabora un diagnóstico integral consolidado con el fin de establecer los contactos necesarios con el personal especializado de las áreas, los miembros de la guardia y todos los que desarrollan programas de intervención grupal o mejoramiento personal, familiar, laboral y social. Lo anterior, con el objetivo de orientar e iniciar el seguimiento individual, garantizando la emisión de un concepto final.


Concepto integral

El concepto integral, base para la clasificación en fase, el cambio de fase o la atención a los requerimientos solicitados por el Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad, por cualquier otra autoridad competente o por el mismo interesado, se efectúa mediante el análisis integral de la valoración basada en el seguimiento al interno. La estructura del documento debe responder a su intención de asesoría y orientación, incluyendo elementos lógicos, objetivos, secuenciales, coherentes, que marquen pautas de orientación y concertación para todo el equipo, evitando emitir cualquier juicio de valor, o toda suerte de conceptos subjetivos.

En caso de ser requerido por la dirección del establecimiento y/o por la autoridad competente, el equipo de profesionales puede delegar a alguno(s) de sus miembros para que sustente verbalmente el concepto integral, salvo en los casos en que se solicite de manera expresa la presencia del Consejo en pleno.

Seguimiento

El equipo interdisciplinario debe tener en cuenta las indicaciones aportadas por el Consejo de Evaluación y Tratamiento en el Acta de clasificación en fase, con respecto al tipo de seguimiento que se debe adelantar en cada área y los responsables del mismo. Con este propósito, se debe establecer una comunicación permanente con los Cuerpos Colegiados, con los miembros del Cuerpo de Custodia y Vigilancia, con las diferentes dependencias existentes en cada establecimiento y con los Jueces de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad, que facilite un proceso de seguimiento integral a cada interno.

La información de seguimiento debe revelar el compromiso y la responsabilidad asumida por el interno a lo largo del proceso, de modo que permita evaluar las bondades ofrecidas por el programa, la calidad y los niveles de impacto, y los alcances cuantitativos y cualitativos de la intervención.

Reclasificación

El Consejo de Evaluación y Tratamiento procederá con rigor para tomar, de manera consensuada, las determinaciones necesarias sobre las posibles reclasificaciones. Esta acción se considerará urgente en el caso de tener conocimiento sobre el incumplimiento de los compromisos adquiridos por el interno con respecto al tratamiento, o cuando se compruebe que, durante el seguimiento, éste ha cometido delitos o faltas disciplinarias graves que afecten el curso de su proceso de prisionalización. Todas las anteriores decisiones deben ser reportadas en la Cartilla Biográfica del Interno, previa notificación al interesado.

En el caso de existir uno o más requerimientos de la autoridad competente, no operará el proceso de reclasificación y se le continuarán manteniendo las condiciones psicosociales y disciplinarias vigentes hasta el momento, hasta tanto no se resuelva favorable o desfavorablemente esta nueva situación. Siendo así, el interno permanecerá en la misma fase en la que se encontraba antes del nuevo requerimiento, aplicándosele entonces un riguroso seguimiento para detectar cualquier novedad jurídica y/o psicosocial que se pueda presentar. Lo anterior, en virtud de que, al existir dicho requerimiento, se estaría incumpliendo con el requisito de “no tener otros requerimientos por comisión de delitos”.


Proceso de intervención

Con el fin de aprovechar los limitados recursos disponibles, los equipos interdisciplinarios realizarán programas generales de intervención grupal, salvo en el caso en que el Consejo de Evaluación y Tratamiento determine la necesidad prioritaria de ofrecer atención especializada individual para un interno condenado en particular. Allí, esta instancia determinará el tipo de atención y el tiempo que debe durar esta intervención ya que, de no obtener resultados positivos, se deberá informar cualquier novedad al CET para que proceda a revaluar la situación particular y, si es el caso, se logre remitir a otra especialidad con las indicaciones de rigor.


Fases del Tratamiento Penitenciario, de acuerdo con los lineamientos de Sistema Progresivo

Conforme a lo establecido en el artículo 144 de la Ley 65 de 1993, el tratamiento progresivo consta de las siguientes fases:

  1. Observación, diagnóstico y clasificación del interno
  2. Alta seguridad, que comprende periodo cerrado
  3. Mediana seguridad, que comprende periodo semiabierto
  4. Mínima seguridad o periodo abierto
  5. De confianza, que coincidirá con la libertad condicional.

Estas fases serán descritas brevemente a continuación, con el fin de ofrecer mayor claridad sobre las particularidades de cada una, y la forma como el sistema P.A.S.O se articula con éstas, a lo largo del proceso.

Observación, diagnóstico y clasificación Esta etapa se inicia con la difusión de información y la posterior inducción para la población reclusa interesada en el programa, a través de la divulgación de los lineamientos y objetivos generales del mismo. Paralelamente se realiza el diagnóstico individual, basado en la recopilación de información válida y confiable, contenida en la cartilla biográfica, en los resultados de las entrevistas con los profesionales y en el reporte de los funcionarios. Esta valoración permite establecer resultados concretos sobre el estudio de la personalidad, que se apoyan en instrumentos y herramientas aprobados específicamente para tal fin.

Este proceso se lleva a cabo con los internos que voluntariamente hayan solicitado ser inscritos y se comprometan con todas las actividades propias del tratamiento penitenciario. La ejecución oportuna de estas actividades facilita la elaboración de un dictamen científico que ayuda tanto al interno, como a las diferentes instancias encargadas de su evaluación y seguimiento posterior, a descifrar y conocer objetivamente su personalidad, valorar su desempeño, conocer sus potencialidades y la situación jurídica en la que se encuentra. Lo anterior con el fin de realizar una clasificación adecuada, apoyada en los criterios sociales, psicológicos y de seguridad, para establecer el grado de compromiso personal frente al proceso, su disposición para iniciar el tratamiento y sus posibilidades de reorientar y desarrollar un nuevo proyecto de vida personal.

Alta seguridad o periodo cerrado  Esta fase está dirigida al tratamiento de condenados, cuyas condiciones de seguridad, circunstancias jurídicas y factores de personalidad sugieren medidas precautelativas, que ameritan espacios y tratamiento restrictivos, con el ánimo de proteger y prevenir, tanto al interno, como a la comunidad carcelaria y a la sociedad misma.
Las actividades ofrecidas en este momento del proceso, se orientan a la intervención terapéutica individual y grupal, la inclusión en programas de educación formal, la capacitación en el desarrollo de habilidades y destrezas artísticas y artesanales, y la participación en eventos diversos -culturales, deportivos, recreativos, espirituales y literarios-. Lo anterior, teniendo en cuenta los espacios, tiempos y condiciones fijadas en función de las medidas restrictivas y de seguridad, el seguimiento a la evolución, y la información registrada en la cartilla biográfica.

Mediana seguridad o periodo semiabierto  En esta fase se clasifican los internos condenados, cuyo diagnóstico y seguimiento permitan concluir que se pueden desenvolver con medidas menos restrictivas. Lo anterior, teniendo en cuenta que ya han cumplido satisfactoriamente con las exigencias de seguridad y de tratamiento psicosocial establecidas, así como con los requisitos de tipo jurídico.

La intervención especializada se realiza a partir de las recomendaciones sugeridas por los especialistas, teniendo en cuenta el desempeño observado en la fase anterior, el nivel de adherencia al tratamiento, y los indicadores de seguimiento, ocupación y rendimiento en los programas y actividades ofrecidos en el ámbito penitenciario.

Mínima o periodo abierto  A esta fase acceden los internos condenados que hayan superado la fase anterior, demostrando que ya sólo requieren de medidas de baja seguridad y que pueden manejar mayores espacios y responsabilidades, tendientes a desarrollar su máximo nivel de autocontrol y a fortalecer el propio crecimiento personal, como consecuencia del proceso de tratamiento.

En la evaluación del seguimiento es fundamental valorar los logros y las actitudes mostradas por el interno a lo largo del proceso, con el fin de calificar el desempeño social hacia su familia y hacia la comunidad del establecimiento, la calidad de las relaciones interpersonales, el desarrollo de valores como la tolerancia y la solidaridad, el respeto a los límites y normas, y el grado de responsabilidad en el cumplimiento de las indicaciones y compromisos pactados.

Confianza   Esta fase, que representa el último paso por alcanzar en el proceso de tratamiento, se ofrece a los internos condenados que hayan superado satisfactoriamente las fases anteriores, coincidiendo además con el cumplimiento de las 2/3 partes de la pena, requisito equivalente a los exigidos para acceder a la Libertad Condicional (Artículo 64, Código Penal). Es importante aclarar que la población incluida en esta fase de tratamiento cumple con los requisitos del factor objetivo para libertad condicional, pero previamente ésta le ha sido negada por la autoridad competente, teniendo en cuenta otros aspectos.


Descripción de las fases de P.A.S.O y su importancia en el proceso de tratamiento

Las fases de tratamiento descritas en el título precedente constituyen el marco normativo general, desde el cual fue concebido el Sistema P.A.S.O. En este sentido, un ejercicio fundamental para valorar el aporte de P.A.S.O como estructura organizadora de los contenidos del tratamiento penitenciario, supone establecer la estrecha relación entre las fases propias del Sistema progresivo y los diferentes momentos planteados en esta nueva estrategia integradora.

Como ya lo presentamos antes, P.A.S.O está conformado por tres etapas a saber: P.A.S.O INICIAL, MEDIO Y FINAL. El ejercicio que realizaremos a continuación consiste en recordar los objetivos de cada paso, con el fin de establecer unas pautas que integren los lineamientos aplicados a nivel nacional desde la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo, con los aportes que P.A.S.O ofrece para consolidar la calidad del tratamiento penitenciario.


P.A.S.O INICIAL: Fortalecimiento

P.A.S.O INICIAL tiene como objetivo principal la sensibilización del interno con el fin de fortalecer sus capacidades, habilidades, destrezas y potencialidades, a través de la vinculación a programas educativos y laborales. Este momento, en el que se insiste en la introyección de estilos de vida y hábitos saludables, concuerda con las fases 1 y 2 del tratamiento penitenciario -Observación, diagnóstico y clasificación del interno, y Alta seguridad-, de modo que se sugiere tener en cuenta las siguientes acciones para facilitar la evolución positiva del interno en este “paso” del tratamiento:

Cuadro 3. Descripción de P.A.S.O INICIAL
  • Orientar al interno y permitirle fortalecer sus falencias personales a través de una guía individualizada.
  • Supervisar el diseño de un proyecto de vida que se ejecute a lo largo del proceso de tratamiento, y que le permita al interno proyectarse hacia un escenario de libertad.
  • Reforzar pautas que propendan por la recuperación o adquisición de valores colectivos, el adecuado manejo de los límites, y el fortalecimiento de lazos familiares y sociales sostenibles.

Esta fase, al igual que las dos siguientes, está cimentada en diferentes programas cuyos contenidos permiten alcanzar los objetivos propuestos, respondiendo además a la dinámica de la progresividad desde la cual está pensado el sistema P.A.S.O. Este cuerpo de actividades, que enunciamos a continuación y que será descrito con detalle en el próximo capítulo, constituye la base que garantiza el avance y la articulación lógica durante el desarrollo del tratamiento penitenciario. Forman parte de esta fase la Recepción, la Inducción, los programas de Educación formal y No formal, el programa de Prevención Primaria de drogadicción, las actividades dirigidas a grupos vulnerables, los Comités de internos y el trabajo con grupos de difícil tratamiento.

Durante el periodo cerrado, el Sistema de Oportunidades ofrece programas educativos –culturales, recreativos y deportivos-, y laborales –servicios y artesanías-, con el objetivo de sensibilizar y motivar al interno a participar en procesos que fortalezcan sus capacidades y potencialidades. Es importante dejar en claro que, aunque el fin último que se espera con la intervención del programa en su conjunto pretende colaborar a la incorporación de nuevos hábitos y estilos de vida que mejoren la calidad de vida del interno, P.A.S.O INICIAL es el momento de ofrecer nuevas oportunidades para estimular el fortalecimiento personal, la adaptación a la nueva condición y la motivación para continuar con el proceso que se debe vivir en la experiencia de prisionalización, tratando de prevenir y proteger al individuo de los efectos que pueda producir la estancia en el establecimiento.

Como lo plantea el “S.E.CA.P de Vida”, es importante orientar al interno hacia la búsqueda de un sentido de vida, en que pueda aprovechar positivamente sus capacidades y destrezas, con el fin de encontrar las razones para vincularse al sistema de oportunidades, ya que éste puede representar beneficios personales a futuro. Dichos beneficios tienen una doble función: motivan a la vinculación al programa pero, más allá de eso, favorecen un nivel de adaptación a la situación de prisionalización. De hecho, no se puede desconocer que la situación del ingreso al establecimiento está permeada por múltiples síntomas emocionales y cognitivos, a los cuales se les puede dar respuesta a través de la aplicación de un trabajo riguroso.

El hecho de perder la libertad genera una sensación de desubicación y dolor que, muchas veces, puede llevar a diluir el sentido de vida de quien se ve comprometido en esta situación. Este cuadro, generado por la frustración, el cambio de roles, la pérdida de control sobre la propia vida y sobre la intimidad personal, el aislamiento físico, afectivo y social, desencadena una posición de indefensión y mayor vulnerabilidad, que eleva los factores de riesgo y disminuye las posibilidades de una futura integración positiva en sociedad. Con este panorama, la intervención que se propone aquí apunta a fortalecer y resarcir el impacto de la vulnerabilidad, protegiendo y fortaleciendo los aspectos afectados por la nueva experiencia. Sólo esto, garantiza que los procesos experimentados durante el proceso de prisionalización se puedan interpretar como oportunidades de arrancar con un nuevo proyecto de vida, que proteja de la repetición del delito.

A lo largo de P.A.S.O INICIAL, el acercamiento al tratamiento debe dejar de ser visto como una ganancia objetiva para lograr una redención de la pena o facilitar la movilización a otros espacios físicos, siendo valorado como un medio para cambiar la rutina del interno y como una posibilidad de adaptación a la nueva realidad. Por lo tanto, el reto de esta fase está en el diseño del sistema de oportunidades que ofrece, ya que se supone que debe integrar los programas educativos de Educación Formal, No Formal e Informal, con las actividades terapéuticas, laborales y de servicio; lo anterior, en procura del cumplimiento de un objetivo específico: el fortalecimiento individual.


P.A.S.O MEDIO: Preparación para la productividad

P.A.S.O MEDIO brinda al interno un sistema de oportunidades, cuyo énfasis se orienta hacia el desarrollo de un óptimo desempeño ocupacional gracias a la implementación de escuelas de formación. Dicha preparación en actividades formativas y productivas, coincide con las fases 2 y 3 establecidas en el tratamiento penitenciario -alta seguridad o periodo cerrado y mediana seguridad o periodo semiabierto-, lo cual nos demuestra que la fase de alta seguridad es el momento de transición entre P.A.S.O INICIAL y MEDIO, siendo el componente de seguridad un elemento fundamental para tener en cuenta a lo largo del proceso.

Cuadro 4. Descripción de P.A.S.O MEDIO

El desarrollo de esta fase estimula la asistencia regular a programas de educación formal -en los niveles que correspondan a la capacidad demostrada- procurando la actualización en temas o áreas específicas del conocimiento, o incentivando procesos de capacitación y especialización laboral. Aquí mismo se adelantan programas de Educación No Formal –como es el caso de las escuelas de formación, los talleres productivos de tipo industrial, los talleres de servicios, y algunos de tipo agropecuario.

Para garantizar un óptimo avance en el proceso, la intervención en este “paso” sugiere:

  • Incentivar el fortalecimiento de valores sociales, generando espacios comunitarios para la realización de acciones de convivencia ciudadana.
  • Estimular en el interno la participación en actividades artísticas, deportivas y culturales, que le brinden nuevas pautas para manejar adecuadamente su tiempo libre.
  • Realizar una gestión permanente con la red social de apoyo, que permita brindar al interno el apoyo necesario con miras a poder disfrutar de los beneficios administrativos concedidos.
  • Realizar el seguimiento adecuado al programa de disfrute de beneficios y/o permisos de 72 horas, así como al trabajo comunitario y al trabajo extramuros.

Dado que este “paso” utiliza como herramienta principal de intervención las actividades de tipo laboral ubicadas en espacios semiabiertos, resulta pertinente destacar la importancia del trabajo como elemento terapéutico para el tratamiento penitenciario. El trabajo se convierte en un medio que le permite al interno el desarrollo de un óptimo desempeño ocupacional, a través del fortalecimiento de las competencias laborales.

En este contexto, la competencia es entendida como el conjunto de actitudes, valores, conocimientos y habilidades (personales, interpersonales, profesionales y organizacionales) que facultan a una persona para desempeñarse adecuadamente frente a la vida y al trabajo.[13] Entendidas desde esta perspectiva, las competencias laborales están conformadas por tres tipos de competencias a saber:

  • Competencias básicas: se refieren al desarrollo de funciones de lecto-escritura (capacidad de expresarse, leer comprensivamente y saber escuchar), el uso e interpretación de símbolos y fórmulas matemáticas (pensamiento lógico y sistémico).
  • Competencias actitudinales: se relacionan con el desempeño de funciones ligadas directamente a los procesos productivos, de naturaleza comportamental (individuales, sociales y organizacionales) y técnica (referente al conocimiento instrumental y al funcionamiento de máquinas, herramientas y procedimientos de trabajo).
  • Competencias transversales: son comportamientos que facilitan la generación de ambientes de trabajo propicios para la producción eficaz y el interés por la comprensión general de las ideas y no de las ejecuciones, a partir del desarrollo de habilidades intelectuales (pj. la resolución de problemas, el manejo eficiente de información, la comprensión de procesos y sistemas, el manejo de recursos y la transferencia de conocimientos).

El trabajo se convierte entonces en un método terapéutico eficaz que, a través del desarrollo de habilidades, nos permite impactar el proceso, más allá de justificar una ocupación que garantice la redención de la pena. El objetivo que se busca con el trabajo es motivar a la superación del interno, incentivando el trabajo en un marco de autoexigencia, que ponga a prueba su capacidad productiva para transformar la realidad y aportar positivamente a su evolución.

Así, el aprendizaje de un oficio facilitará la búsqueda de oportunidades de ocupación, una vez el interno recobre su libertad. Este proceso le inculcará la conciencia sobre la necesidad de ser competitivo y ofrecer un trabajo de calidad, como único recurso para acceder exitosamente al sistema de oportunidades tan limitado que ofrece el centro penitenciario y la misma sociedad actual.

El cuadro siguiente resume el impacto que se puede esperar como resultado de los procesos de formación laboral (ver Cuadro 5). En resumen, se puede afirmar que el hecho de desarrollar en el interno un sentido de pertenencia y apropiación hacia los proyectos productivos, facilita una mejor actitud de aprendizaje y garantiza el rendimiento y la productividad. Este momento del proceso es definitivo para el éxito del proceso y genera cuantiosos beneficios, tanto para el interno, como para el establecimiento.

Cuadro 5. Impacto de los procesos de formación laboral


P.A.S.O FINAL: Interiorizar para la reinserción

P.A.S.O FINAL es la última fase del proceso y su objetivo primordial es proporcionar al interno un espacio laboral que le permita adquirir pautas de convivencia y estrategias para afrontar adecuadamente su reinserción social. Este momento, que facilita un ambiente de sana convivencia desde donde se empieza a reestructurar positivamente la dinámica familiar para el reencuentro, coincide con las fases 3 y 4 del tratamiento penitenciario -mediana seguridad o periodo semiabierto ynima seguridad o periodo abierto- .



Cuadro 6. Descripción de P.A.S.O FINAL

En esta fase se adelantan algunos programas de naturaleza productiva, como es el caso de los proyectos productivos industriales, los proyectos productivos agropecuarios, la preparación para los permisos de hasta 72 horas y los encuentros de familia. Con el fin de dar cumplimiento a estas actividades, la intervención en este “paso” sugiere tener en cuenta las siguientes acciones:

  • Facilitar al interno la continuación de su capacitación en los programas de educación formal, garantizando así la actualización en temas o áreas específicas del conocimiento.
  • Realizar un seguimiento y un análisis riguroso del desempeño laboral.
  • Garantizar estabilidad laboral.
  • Trabajar para procurar el apoyo de la Red Social en el proceso de reinserción.
  • Hacer seguimiento a los beneficios administrativos, tales como la libertad preparatoria y los permisos de fin de semana, si el interno accediera a ellos.

Una vez alcanzados los logros de la fase de mediana seguridad, se deben realizar las actividades correspondientes a la última fase:

  • Hacer seguimiento al aprovechamiento de la franquicia preparatoria y los permisos especiales de 15 días.
  • Incluir al interno en programas especiales con el fin de fortalecer los lazos familiares.
  • Apoyar e incentivar la estructuración de un proyecto de vida sólido que amplíe la perspectiva personal, con miras a la proyección de la vida en libertad.

Los aspectos que recobran especial atención y hacia donde se orientan las estrategias de intervención en PASO FINAL, son la reestructuración del proyecto de vida y el fortalecimiento de competencias en el área familiar, social y laboral, cuyo fin será la adaptación positiva a los entornos significativos para el interno. Lo anterior, en virtud de que esta fase es la más cercana a la situación de libertad, por lo cual todas las herramientas que se aprendan aquí deben proyectarse hacia el cambio de situación.

Este último P.A.S.O debe garantizar una adecuada transición desde la prisionalización, hacia un proceso de recuperación de la identidad, lo cual solamente se logra trabajando insistentemente bajo un modelo que facilite el proceso de readaptación a la sociedad y a la familia. La transición, en la que el interno se compromete con un proyecto de vida laboral sostenible a futuro, supone el desempeño responsable y productivo -aún estando en periodo semiabierto-, así como el entrenamiento en aptitudes laborales que le permitan afrontar eficazmente las presiones a las que posiblemente se verá enfrentado. Este proceso se vive en compañía del personal del área de Tratamiento y Desarrollo, lo cual fortalece la confianza personal del interno, con miras a desempeñarse en las áreas seleccionadas como importantes y frente a las cuales proyecta sus metas personales y su plan de vida.

El Sistema de Oportunidades ofrecido durante P.A.S.O FINAL facilita el trabajo de readaptación familiar, sin descuidar el aspecto laboral. En éste se propone la ejecución de actividades de tipo pecuario y agrícola -que implican la responsabilidad por el cuidado y el mantenimiento de otra vida y la preocupación por el sano crecimiento de otros-, la realización de proyectos de servicios, ejecutando roles como el de aseadores u ordenanzas, cuyo valor terapéutico está en la posibilidad de interactuar en espacios más abiertos y que implican el contacto con un contexto social diferente al de la prisión, facilitando así los procesos de readaptación social. En aquellos establecimientos en donde no se cuente con la infraestructura para implementar proyectos agropecuarios, se recomienda la promoción a programas industriales o de servicios, que necesariamente representan una mejor calidad de vida para el interno dentro del Penal.

Todos los proyectos mencionados se deben organizar de tal forma que sus actividades correspondan a lo establecido en la norma, en cuanto a redenciones de pena por 15 días y oferta de bonificaciones. Además de las valoraciones necesarias para avanzar hasta este paso, es importante tener en cuenta que -siendo éste el último peldaño en el tratamiento penitenciario- debe permitir la evaluación general del desempeño del interno a lo largo de las fases recorridas y del impacto generado por el programa. Teniendo en cuenta que uno de los requisitos mínimos para acceder a esta fase es no presentar ningún tipo de requerimiento, es necesario insistir en la importancia de analizar detenidamente la situación jurídica de cada aspirante a P.A.S.O FINAL, a fin de reducir cualquier riesgo de fuga, con lo cual se garantizará el éxito de esta última etapa.


El proceso de tratamiento

Para comprender la magnitud del impacto que puede generar el Plan de Acción y Sistema de Oportunidades -P.A.S.O- en la vida de cada interno, es necesario hacer énfasis en el proceso que abarca el tratamiento planteado. De hecho, la intervención del área de Tratamiento y Desarrollo se inicia desde el momento en que el sindicado -sobre quien recae sentencia condenatoria- es puesto a disposición del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario –INPEC- y sólo finalizará una vez éste recobre su libertad. Por lo mismo, la propuesta que ha planteado la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo es adelantar un modelo de tratamiento que se inicie con el procedimiento de recepción y que, paulatinamente, vaya permitiendo el avance del interno en los tres momentos posibles -P.A.S.O INICIAL, MEDIO Y FINAL-.

El siguiente esquema muestra claramente la secuencia del tratamiento, integrando las fases del tratamiento penitenciario convencional, los tiempos requeridos para el avance y los tres “pasos” que fueron descritos previamente.

Cuadro 7. Fases y tiempos de tratamiento, de acuerdo
con el modelo sugerido en P.A.S.O

Este cuadro destaca la amplia cobertura del programa de tratamiento propuesto en P.A.S.O, ya que implica cambiar la interpretación del tratamiento penitenciario como un momento específico de la experiencia de prisionalización, para entenderlo como la intervención especializada que inicia en la labor de recepción y que se extiende continuamente a lo largo del proceso. El recorrido del interno entre la recepción y la libertad –que implica el tránsito por los tres “pasos” (inicial, medio y final)- supone el acceso voluntario al Sistema de Oportunidades.

Lo anterior ocurre siempre y cuando el interno cumpla a cabalidad con los requisitos establecidos en cada programa, lo que significa que algunos de ellos no llegarán a la última fase. Esto marca la necesidad de establecer una intervención cuidadosa durante todo el proceso, y no en un sólo momento de su estadía en la cárcel.


Vinculación, intervención, seguimiento y promoción entre “pasos”

Una vez concluido el proceso de recepción –que se describe en detalle en el capítulo siguiente-, el interno condenado (ubicado en pabellón) podrá acceder a su tratamiento de manera voluntaria, vinculándose a P.A.S.O INICIAL, avanzando a MEDIO Y FINAL, como lo plantea el cuadro 8 (ver página siguiente).

Es importante aclarar que el momento de la convocatoria a los programas, sólo ocurre después de finalizados los procesos de recepción e inducción. Estos pasos preliminares son definitivos para regularizar la situación del interno y sensibilizarlo antes del ingreso a la fase inicial de P.A.S.O. A continuación se describirá cada uno de esos procesos, con el fin de ofrecer mayor claridad sobre la progresividad que plantea este sistema.

Convocatoria a programas educativos y/o laborales (P.A.S.O INICIAL). El coordinador del programa es el encargado de diseñar una estrategia para invitar a los internos a vincularse al Sistema de Oportunidades, en la cual se debe divulgar el objetivo del programa, el número de vacantes disponibles, el perfil y los requisitos de ingreso, y la fecha y lugar de inscripción.
Cuadro 8. Fases del proceso de avance en P.A.S.O

Inscripción.  Una vez realizada la convocatoria, se debe efectuar la inscripción de internos aspirantes a los programas, previa solicitud de ingreso por parte del interno interesado.

Selección.  Luego de efectuar la inscripción, el coordinador del programa debe seleccionar los internos a ser aceptados en cada programa, teniendo en cuenta el análisis de los perfiles jurídico y psico-social, y su concordancia con los requerimientos establecidos para cada actividad (definidos previamente por la JETEE); igualmente se deben contemplar los informes presentados por los coordinadores de programa, en caso de provenir de otro programa diferentes. Los internos que cumplan con el perfil requerido, serán evaluados y clasificados en fase de seguridad por el CET –o por el coordinador del programa, en caso de que no fuere posible la evaluación en esta instancia- y presentados posteriormente a la JETEE.

Aprobación.  Luego de recibir los conceptos emitidos por el Consejo de Evaluación y Tratamiento o por el Coordinador del programa, la JETEE aprobará la vinculación del interno y emitirá la respectiva orden de estudio y/o trabajo como documento de respaldo a la decisión tomada –registrando en ésta el número de acta mediante la cual se aprueba el ingreso-. La aprobación o la negativa a la solicitud, debe notificarse por escrito a los internos y ser enviada a los diferentes pabellones, con el fin de facilitar su desplazamiento a las actividades señaladas. Esta orden de estudio y/o trabajo sirve como soporte para el registro de horas, con un máximo de 6 horas diarias para estudio y de 8 horas para trabajo; esto, sin incluir fines de semana y festivos.

Seguimiento en programas de capacitación, formación, intervención y/o tratamiento.  De acuerdo con los lineamientos establecidos, el interno debe participar activamente en los procesos terapéuticos y en las actividades propias del programa para el cual fue aprobado su ingreso, por lo cual el personal de apoyo debe efectuar el seguimiento al proceso que adelanta cada interno vinculado. Lo anterior se efectúa mediante registros periódicos de los logros y retrocesos, midiendo así la evolución del interno y el impacto alcanzado por el programa.

Promoción a programas laborales (P.A.S.O MEDIO). El Consejo de Evaluación y Tratamiento debe realizar el seguimiento y la reubicación en fase -si fuere necesario- para luego sugerir a la JETEE la posibilidad de promocionar al interno a programas de P.A.S.O MEDIO. Dicha promoción se basa en el concepto emitido por el CET sobre el proceso de tratamiento, y tiene la intención de generar una mejora paulatina en la calidad de vida del interno. Nuevamente se requiere la emisión de la orden de trabajo respectiva.

Intervención y seguimiento en P.A.S.O MEDIO.  Con la orden de trabajo, el interno queda autorizado para participar en programas orientados a la recuperación y generación de hábitos laborales, cuyos contenidos van desde la oferta de actividades de servicio como ordenanza o mantenimiento locativo, hasta la realización de actividades industriales y agrícolas. Estos eventos permiten registrar un máximo de 8 horas diarias de redención de pena, sin incluir domingos ni festivos, contemplando igualmente la posibilidad de bonificación. En esta fase se debe adelantar nuevamente el respectivo seguimiento del desempeño a nivel laboral y personal, con el fin de consignar los avances y retrocesos demostrados.

Promoción a P.A.S.O FINAL.  Una vez se hayan cumplido las metas establecidas en la fase anterior y se completen los requisitos, se le permitirá al interno avanzar en su proceso de tratamiento hacia programas –correspondientes al periodo semiabierto- que refuercen el acercamiento familiar y la integración social. Lo anterior se logra a través de la oferta de actividades laborales de servicio e industria y programas agropecuarios, que facilitarán la bonificación y la redención de pena de 8 horas diarias, incluyendo domingos y festivos. Es importante anotar que este proceso no se aplica actualmente en todos los casos, debido a factores como la situación jurídica del interno, las limitaciones en la infraestructura y los programas ofrecidos en el Sistema de Oportunidades para cada establecimiento.  Lo anterior nos implica un trabajo sostenido en donde se logren definir las condiciones específicas en las que se puede aplicar esta estrategia, de acuerdo con la realidad específica de cada penal.















































SEGUNDA PARTE
La ejecución de programas en P.A.S.O


























Capítulo 4
Consideraciones generales para la ejecución
de programas en P.A.S.O

En el capítulo anterior se describieron los lineamientos principales del Sistema P.A.S.O, tratando de definir los conceptos fundamentales que soportan el diseño de esta estrategia. El presente capítulo pretende aproximarse de manera más sistemática a los diferentes programas que conforman cada uno de los “pasos”, con el objetivo de sugerir los aspectos que se deben tener en cuenta en cada etapa del proceso.

En primer lugar es importante hacer énfasis en algunos aspectos definitivos para el éxito de los programas como el hecho de que, con el fin de garantizar la progresividad y el dinamismo del plan de tratamiento, se diseñe un sistema de promoción entre las fases que estimule al interno a avanzar en su proceso. Planteado de esa forma, el tratamiento podrá interpretarse como una fuente de beneficio, tanto para la redención de pena, como para aspirar a bonificaciones e incrementar la calidad de vida a futuro.

En términos de ganancia progresiva, es importante empezar el programa con la oferta de actividades educativas que garanticen la cobertura de las falencias académicas y psicológicas detectadas en el diagnóstico preliminar. Estos programas deben responder a la necesidad manifiesta del interno de capacitarse, con el objetivo de adquirir conocimientos y habilidades que optimicen el desempeño en futuras actividades de tipo laboral. Sólo una vez sea cumplido este propósito, se continuará con la capacitación en actividades laborales –mediante la ejecución de programas artesanales e industriales- que servirán de plataforma para el desempeño posterior.

La gradualidad de los beneficios

La progresividad también se debe notar en la aparición paulatina de beneficios para el interno. En este sentido, se sugiere ampliar paulatinamente los tiempos de redención y las opciones de bonificación para establecer una gradualidad en los valores agregados que reporte el programa para quien participe en él, que estimule la búsqueda de logros positivos y la expectativa de avanzar hasta recorrer todo el proceso.

El siguiente cuadro presenta los criterios de gradualidad que propone P.A.S.O para la ejecución de actividades a lo largo del programa:

Fase de P.A.S.O
Tipo de Actividades

Intensidad
Registro máximo para redención de la pena

Bonificación

INICIAL


Educativas

Lunes a Sábado

Lunes - Viernes: 6 horas / día
Sábado: 3 horas


No ofrece


MEDIO

Artesanales, Industriales y de servicio


Lunes a Sábado

Lunes - Viernes: 8 horas / día
Sábado: 4 horas

Posible, de acuerdo a la asignación presupuestal


FINAL


De servicio y  agropecuarias


Lunes a domingo

Lunes - Domingo: 8 horas / día

Posible, de acuerdo a la asignación presupuestal


Cuadro 9. Gradualidad de beneficios en las tres fases de P.A.S.O.
Se debe tener en cuenta que estos tiempos deben ser ajustados por la JETEE a la realidad de cada establecimiento, sin desconocer los lineamientos establecidos en la norma para estas actividades. En ese sentido, la normatividad establece que el tiempo máximo para actividades educativas puede ser incluso hasta de 36 horas, el de espacios laborales puede cobijar hasta 48 horas semanales, y el destinado a labores de enseñanza se realizará hasta por 24 horas semanales[14]. Sin embargo, la realidad penitenciaria supone calcular una actividad promedio de 30, 40 y 20 respectivamente, considerando las limitaciones en recurso humano y la programación de otras actividades en algunos establecimientos para el fin de semana.[15]

Para los programas de P.A.S.O. FINAL, que contemplan actividad los 7 días de la semana –e incluso los días festivos-, la norma establece que esto puede considerarse excepcionalmente, conforme a lo establecido en el artículo 100 de la Ley 65 de 1993, “con la autorización del director del establecimiento impartida para cada caso particular y con la debida justificación que deberá quedar documentada en los registros correspondientes”.[16]    


El factor objetivo

Aunque hemos insistido en que el factor objetivo no puede ser el único determinante del avance del interno, no se puede desconocer su importancia en el momento de determinar los límites de las fases de tratamiento y concretar los beneficios administrativos posibles para cada caso. Por esta razón, es importante analizar –previo a la definición del plan de tratamiento- la situación personal de cada interno, teniendo en cuenta variables como el tipo de delito, el tiempo de condena, el tiempo físico de la detención, el cálculo de la tercera parte de la pena, el tiempo necesario para la libertad condicional y otros requerimientos.

Para garantizar el uso adecuado de estos conceptos y evitar equivocaciones fundamentales desde este factor, es importante aclarar algunos términos:

  • Pena impuesta o tiempo de condena: es el tiempo que establece el juez, mediante orden judicial, para el cumplimiento de la medida de aseguramiento. Corresponde a la totalidad del tiempo señalado por la autoridad judicial como sanción.

  • Tiempo físico: se considera como tiempo físico el número de días calendario que el interno lleve detenido por la condena impuesta, desde el día en que tuvo lugar la detención, hasta la fecha que se realiza el cálculo de este dato.

  • Tiempo de Redención: Se toma de acuerdo al número de días a los que tiene derecho de redención el interno –si éste es previamente reconocido por el Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad-, asumiendo que por cada 2 días de trabajo o estudio efectivo, se redime 1 día adicional. El dato se obtiene de la suma del número de horas que registra el interno por estudio, divididas por 12. Para el caso del trabajo, el número de horas que registra el interno, se divide por 16, mientras que para las actividades de enseñanza, el número de horas registrado se divide por 8.

A continuación encontramos un cuadro que recoge las fórmulas para calcular fácilmente el tiempo de redención en días, de acuerdo con la modalidad de actividad que realice el interno.

Fórmula
Ejemplo
Operación
Resultado en días de redención

# horas de estudio
12


Para 120 horas…

120 hs  = 10
     12


10 días

# horas de trabajo
16


Para 240 horas…

240 hs  = 15
     16


15 días[17]

# hs de enseñanza
8


Para 80 horas…

80 hs  = 10
     8


10 días

Cuadro 10. Cálculo de tiempos de redención
  • Tiempo efectivo: se define como el tiempo que lleva el interno privado de la libertad, considerando los descuentos legales que haya obtenido. Corresponde a la suma del tiempo físico y el tiempo de redención.

  • Tercera parte de la pena: corresponde al tiempo que se calcula para establecer la fase de Mediana Seguridad -desde el criterio del factor objetivo-. Se calcula dividiendo el tiempo de condena impuesto por el juez, por 3.

  • Libertad condicional: es el beneficio a que tiene derecho el interno, una vez haya cumplido con las 3/5 partes de la pena impuesta, sumando a esto un récord de buena conducta y el cumplimiento de otros requisitos básicos de ley. Teniendo en cuenta estas condiciones, se puede solicitar al Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad[18] la autorización para cumplir el tiempo restante de la condena -2/5 partes- por fuera del establecimiento carcelario.

  • Libertad por pena cumplida: tiene lugar el día en que el interno cumple el tiempo de pena que le ha sido impuesto, para lo cual se contempla la sumatoria del tiempo físico y el tiempo de redención.


Los conceptos del factor objetivo aplicados a un ejemplo

Todos estos conceptos deben ser tenidos en cuenta en el momento de diseñar los planes individuales de tratamiento, lo cual demuestra la invaluable importancia del factor objetivo en el proceso de ajuste de los perfiles a cada programa. El procedimiento sugerido para calcular acertadamente los tiempos, con miras a establecer plan de tratamiento, implicaría las siguientes operaciones:

1.            Identificar el tiempo de condena impuesto por el Juez.

Ejemplo: 120 meses

2.            Calcular el tiempo necesario para obtener la libertad condicional –las 3/5 partes, que se obtienen multiplicando la condena por 0.6-.

Ejemplo: 120 * 0.6 = 72 meses

Lo anterior indica que el tiempo efectivo que debe cumplir el interno como requisito jurídico para solicitar el beneficio de la libertad condicional será de 72 meses. Por lo tanto, esta operación nos implica tener en cuenta que los tiempos reales con los que contamos para diseñar un plan de tratamiento susceptible de ser ejecutado progresivamente, hasta su total cumplimiento, se reducen en un 40%, si tenemos en cuenta la frecuencia con la que se está otorgando este beneficio.

3.            Pero además de esto, el tiempo físico del interno en el establecimiento se puede reducir aún más, si tenemos en cuenta los beneficios de redención de pena que normativamente se pueden alcanzar por el registro de horas por trabajo, estudio y/o enseñanza efectivamente realizados. Por lo tanto, sugerimos aplicar la siguiente fórmula para calcular el tiempo físico que le quedaría al interno por cumplir -antes de alcanzar la libertad condicional-, si le descontásemos el tiempo redimido por concepto de estudio, trabajo o enseñanza.

A)         Tiempo físico = (TELC x 30)* x 30
                                          30 + TRM**

*TELC: corresponde al Tiempo Efectivo para la Libertad Condicional, que se calcula en días –razón por la cual se debe multiplicar por 30-.
**TRM: corresponde al Tiempo máximo de Redención Mensual, que depende de la actividad ejecutada.[19]

Para el caso de nuestro ejemplo, esta fórmula se resuelve en los siguientes términos:

Tiempo de condena: 120 meses (ver paso 1, p.77).
TELC: 72 meses (ver paso 2, p. 77).
TRM: para este caso asumimos que se trata de un interno que, desde su ingreso, empieza a redimir su pena en actividades educativas y laborales, en un horario regular de lunes a viernes. Lo anterior supone una redención mensual de 10 días.

En estas condiciones:
B)         Tiempo físico = (72 x 30) x 30  = 1620
                          30 + 10

Ya que estos valores son útiles si nos permiten proyectar el tiempo físico en meses, es necesario realizar la conversión de días a meses –dividiendo en 30- antes de obtener el resultado final.

C)         Tiempo físico = 1620 días  = 54 meses
                   30

Lo anterior nos daría a entender que el tiempo físico mínimo del interno en el establecimiento –manteniendo estables las condiciones contempladas para calcular el Tiempo de Redención Mensual- será entonces de 54 meses. Es fundamental tener en cuenta que estas condiciones pueden variar sustancialmente, por las siguientes causas:

  • Que el interno aumente los días de redención, por cambios de actividades o de horarios –de acuerdo con las políticas de cada establecimiento-, caso en el cual se disminuye aún más el tiempo físico.
  • Que el interno no mantenga un rendimiento regular en los programas, disminuyendo el promedio de redención mensual, caso en el cual se aumentaría su tiempo de estancia en el establecimiento –tiempo físico-.
  • Que el interno no registre horas de actividad para redención desde el inicio de la condena, caso en el cual nuevamente se aumenta el tiempo físico.
  • Que el Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad no reconozca el tiempo registrado en horas de actividad como válido para la redención de la pena, basado para ello en la calificación de conducta. En este último caso, el tiempo físico nuevamente aumentará.

4.            Una vez proyectado el tiempo físico con el que se cuenta para la ejecución del tratamiento, es necesario establecer los tiempos efectivos y los tiempos físicos proyectados en cada una de las fases de tratamiento –alta, mediana y mínima seguridad-.

Fase de Alta seguridad (concordante con P.A.S.O INICIAL): cobija al interno desde el inicio de su condena, hasta que sea cumplida 1/3 parte de la pena, siempre y cuando no se registren anotaciones de requerimientos por otros delitos.

A)         Tiempo Efectivo en Fase de Alta (TEFA) = Tiempo de condena
                        3

Ejemplo: 120 meses / 3  = 40 meses

El interno estaría ubicado en fase de alta seguridad desde el inicio de su pena hasta cumplir los 40 meses de tiempo efectivo. No obstante, si ajustamos la fórmula sugerida en el paso 3A (p.78), podremos calcular el tiempo físico por fase.

B)         Tiempo físico por fase (TFF) = (TEF x 30)* x 30
                                                                30 + TRMF**

*TEF: corresponde al Tiempo Efectivo por Fase. Para este ejemplo es de 40 meses (ver paso 4A)
**TRMF: corresponde al Tiempo máximo de Redención Mensual en Fase. En este caso, asumimos que el interno, desde su ingreso, empieza a redimir su pena en actividades educativas de P.A.S.O INICIAL, en un horario regular de lunes a viernes. Lo anterior supone una redención mensual para esta fase de 10 días.

Ajustado a la fase de Alta seguridad, tendríamos entonces que

Tiempo Físico por Fase de Alta (TFFA) = (40 x 30) x 30  =30 meses
                                                   30 + 10

Por lo tanto, el tiempo físico para la fase de Alta seguridad es de 30 meses. Este valor se debe tener en cuenta para considerar si, de acuerdo al tiempo físico con el que contamos en esta fase, el interno alcanzará a completar un ciclo de Educación Formal, No Formal o Informal, identificando cuál de ellos será más pertinente en cada caso.

Fase de Mediana Seguridad (concuerda con P.A.S.O MEDIO): se inicia en el momento en que el interno supera 1/3 parte de la pena, y continúa hasta completar las 4/5 partes de la pena efectiva [20].

C) Tiempo Efectivo en Fase de Mediana (TEFMe)
(TEFMe) = TELC* x 4  - TEFA**
5

*TELC: Corresponde al Tiempo Efectivo para la Libertad Condicional, calculado en el paso 2 (p. 77).
**TEFA: Corresponde al Tiempo Efectivo en Fase de Alta, calculado en el paso 4A (p.80).

Para nuestro ejemplo, la aplicación de esta fórmula nos arroja el siguiente valor:

Tiempo Efectivo en Fase de Mediana (TEFMe)
(TEFMe)= 72 x 4  - 40 = 17.6 meses
5

El interno estaría ubicado en fase de mediana seguridad durante 17.6 meses de tiempo efectivo. No obstante, si aplicamos nuevamente la fórmula ajustada en el paso 4B (p.80), podremos calcular el tiempo físico por fase en mediana seguridad.

D)        Tiempo Físico por Fase de Mediana (TFFMe)
(TFFMe) = (TEFMe x 30)* x 30
                        30 + TRMF**

*TEFMe: corresponde al Tiempo Efectivo por Fase en Mediana. Para este ejemplo es de 17.6 meses (ver paso 4C, p.81).
**TRMF: corresponde al Tiempo máximo de Redención Mensual para esta Fase. En este ejemplo, y ya que los programas de P.A.S.O MEDIO pueden ofrecer actividades laborales que permiten un registro hasta de 48 horas semanales, se calcula un tiempo de redención de 12 días para esta fase.

Así, los valores aplicados a nuestro ejemplo arrojan el siguiente resultado:

Tiempo Físico por Fase de Mediana (TFFMe)
 (TFFMe) = (17.6 x 30) x 30  = 1534
30 + 12

Convertido en días –dividido en 30-, el tiempo físico por fase en Mediana seguridad será de 12,5 meses. Este valor será fundamental para considerar el tiempo promedio para diseñar un plan de tratamiento en actividades laborales ofrecidas en P.A.S.O MEDIO.


Fase de Mínima Seguridad (concuerda con P.A.S.O FINAL): se inicia en el momento en que el interno supera la fase de Mediana seguridad y se prolonga hasta el momento en que se aplica la libertad condicional (las 3/5 partes de la pena impuesta).

E)         Tiempo Efectivo en Fase de Mínima (TEFMi)
 (TEFMi) = TELC – (TEFA + TEFMe)

TELC: calculado en el paso 2 (p.77).
TEFA: calculado en el paso 4A (p.80).
TEFMe: calculado en el paso 4C (p.81).

Para el ejemplo actual, los datos nos arrojan que

Tiempo Efectivo en Fase de Mínima (TEFMi)
(TEFMi) = 72 – (40 + 17.6) = 14.4

Teniendo en cuenta que los programas de P.A.S.O FINAL pueden ofrecer actividades laborales que permiten un registro hasta de 56 horas semanales –lunes a domingo durante 8 horas diarias-, calcularemos un tiempo de redención de 15 días para esta fase. Así, los valores aplicados a nuestro ejemplo arrojan el siguiente resultado:

Tiempo Físico por Fase de Mínima (TFFMí)
 (TFFMí) = (14.4 x 30) x 30  = 288
                                                     30 + 15

Convertido en días –dividido en 30-, el tiempo físico por fase en Mínima seguridad será de 9.6 meses. Este valor es fundamental para considerar el tiempo promedio que se debe contemplar para diseñar un plan de tratamiento en actividades laborales ofrecidas en P.A.S.O FINAL.

En resumen, si integramos los datos obtenidos en el desarrollo de este ejemplo, debemos considerar los tiempos calculados a lo largo del ejemplo para analizar más fácilmente el impacto de las diferentes fases del proceso.



FASE
Tiempo efectivo por fase
(en meses)
Tiempo descontado por redención
(en meses)
Tiempo físico por fase
(en meses)
Alta
40
10
30
Mediana
17.6
5.1
12.5
Mínima
14.4
4.8
9.6
TOTAL
72
19.9
52.1
Cuadro 11. Resultados de la aplicación de fórmulas al ejercicio

Lo anterior nos permite señalar entonces que el tiempo físico del interno en el establecimiento irá variando sustancialmente, de acuerdo con las posibilidades de redención que facilite la oferta del Sistema de Oportunidades. Esto, además de depender del factor objetivo –tal como lo hemos demostrado-, debe considerar todos los aspectos del factor subjetivo que puedan entrar a afectar los cálculos iniciales.

Por lo tanto, y aunque es absolutamente cierto que los datos arrojados en este ejercicio no son la última palabra y muy seguramente sufrirán modificaciones a lo largo del proceso de prisionalización, es necesario hacer un llamado de atención para los equipos encargados de diseñar el plan de tratamiento. Lo que inicialmente asumimos como un tiempo de condena de 120 meses (para nuestro ejemplo), podría quedar reducido incluso a un tiempo promedio de 52 meses[21].

Insistimos entonces en que el tiempo calculado originalmente, se reduce en un 56% -para este caso-, siendo el restante 44% el tiempo realmente aprovechable para diseñar un plan de tratamiento progresivo, que pueda arrojar resultados positivos para impactar la vida de nuestros internos. Así, una condena aparentemente prolongada, sufre una reducción notable que obliga a planear la intervención estratégicamente con el fin de optimizar el trabajo del interno, en función de sus expectativas y acorde con el proyecto de vida que éste quiera trazar para desarrollar durante el tiempo que permanezca en prisión.


Integración de factor objetivo con el factor subjetivo

Tanto lo objetivo (jurídico), como lo subjetivo (psicosocial), definen criterios importantes que se deben tener en cuenta en el momento de diseñar el plan de tratamiento a ejecutar con cada interno. Sin embargo, debido a las deficiencias financieras, de infraestructura y de recurso humano, es casi imposible adelantar procesos individualizados, por lo cual es necesario diseñar programas de educativos y laborales de intervención colectiva para grupos homogéneos, que garanticen la respuesta a las necesidades de los participantes y una mayor cobertura de las actividades.

De acuerdo con los criterios de clasificación que se definan para seleccionar a la población, podremos pensar en diseñar programas para:

-      grupos vulnerables
-      internos iletrados
-      usuarios con primaria o bachillerato incompleto
-      internos con bachillerato completo
-      población con habilidades de liderazgo y capacidad de enseñanza
-      internos próximos a salir en libertad
-      internos condenados y con requerimientos
-      usuarios que hayan superado 1/3 de la pena
-      internos con problemas de adicción a sustancias psicoactivas
-      internos de difícil tratamiento

Diseñar un plan de tratamiento supone considerar entonces todos los aspectos mencionados hasta el momento. Veamos un ejemplo de ello: a un interno condenado a 45 meses de prisión, con 4º grado de primaria, baja autoestima y motivación para aprovechar el tiempo de condena para su fortalecimiento personal, se le puede ofrecer el siguiente plan de tratamiento:


Fase: P.A.S.O INICIAL (fase de Alta seguridad)
Programa: Educación Formal
Objetivo: completar los estudios de primaria
Tiempo de ejecución: 12 meses


Fase: P.A.S.O MEDIO (fase de Mediana seguridad)
Programa: Escuelas de Formación
Objetivo: preparación para el programa laboral
Tiempo de vinculación: una vez sea superado un 1/3 del tiempo de la pena (para el ejemplo actual, son 15 meses)


Fase: P.A.S.O FINAL (fase de Mínima seguridad)
Programa: Granja + trabajo de familia
Objetivo: preparación laboral y psicosocial para la reinserción
Tiempo de duración: hasta lograr las 3/5 partes de la pena para solicitar libertad condicional (27 meses).


La descripción de programas y procesos previos al ingreso en fase

Una vez hechas estas consideraciones generales, comenzaremos a describir los diferentes programas generales que constituyen la estructura de P.A.S.O y sus diferentes fases de desarrollo.

El proceso de Recepción

Todo proceso tiene un punto de partida y el del Plan de Acción y Sistema de Oportunidades -P.A.S.O- es el momento del ingreso del interno al establecimiento carcelario, ya sea en condición de condenado o de sindicado –de acuerdo con su situación jurídica-. Y aunque la normatividad en materia de tratamiento penitenciario establece que éste se dirige específicamente a los condenados –limitando a la población sindicada a recibir una atención básica-, el ingreso es un momento fundamental para garantizar la regularización administrativa del interno y un adecuado procedimiento y valoración, con miras a definir el plan a seguir.

El procedimiento de ingreso a las cárceles se basa en la normatividad consignada en el Reglamento Interno del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (artículo 15 del Acuerdo 0011 de 1995), en donde se establece la realización de las siguientes acciones:
·         Verificar su plena identidad, en coordinación con los organismos competentes.
·         Efectuar las reseñas alfabética, dactilar y fotográfica, y la inscripción en el libro de ingresos.
·         Abrir el prontuario -para cada sindicado- o la cartilla biográfica -para cada condenado-, en donde se consignarán sus datos personales, y su situación jurídica y procesal. Este documento debe ser actualizado a lo largo del proceso.
·         Realizar la requisa y el inventario de los elementos personales, en el momento del ingreso.
·         Efectuar el examen médico (conforme a lo dispuesto en el artículo 61 de la ley 65 de 1993), a fin de verificar el estado físico y elaborar la ficha médica correspondiente. Este procedimiento, puede arrojar tres posibles situaciones anómalas:
-      Que el sindicado se encuentre herido o lesionado, caso que será informado al funcionario encargado para que autorice (el director del establecimiento (Art. 36, Ley 65 de 1993)).
-      Que padezca enfermedad infectocontagiosa, caso en el cual será aislado por orden médica directa.
-      Que se advierta anomalía psíquica en el interno, caso en el cual se ordenará inmediatamente su ubicación en sitio especial, comunicando de inmediato al funcionario de conocimiento, para que ordene el examen por médicos legistas. En caso de tratarse de un condenado, el artículo 62 del Código Penitenciario dispone que, además del examen médico, se proceda a la realización de la evaluación social y moral, de conformidad con lo señalado para la aplicación del régimen progresivo.

El proceso de planeación demanda entonces la asignación de un pabellón específico para la recepción, en donde se garanticen a la Junta las condiciones necesarias para efectuar un adecuado proceso de observación y una distribución objetiva. Sin embargo, es necesario aclarar que, más allá del ideal, el proceso de recepción se debe adaptar a las condiciones físicas, logísticas y de recursos humanos de cada establecimiento carcelario. En términos generales se espera que el equipo de tratamiento haga presencia en este proceso, por lo que se sugiere la organización de turnos a fin de que todos los integrantes del equipo participen en la charla de orientación y aporten en la Junta de Distribución de Patios y Asignación de Celdas.

Con el fin de lograr un primer contacto de evaluación social y brindar herramientas de adaptación a la experiencia de prisionalización, se debe programar una charla de inducción en donde se informe sobre el régimen interno del establecimiento, los servicios ofrecidos y las políticas de atención y tratamiento que rigen en el centro de reclusión. Una vez concluida la actividad, el profesional encargado debe aclarar las dudas de los internos, detectando los casos reincidentes, los ingresos por primera vez y colaborando en la tipificación de grupos vulnerables. Así mismo se aplicará la ficha de recepción, lo cual permite la tabulación de datos e información básica sobre el interno, de enorme relevancia para la toma de decisiones en la Junta de Distribución de Patios y Asignación de Celdas.

Una vez efectuado el proceso de observación e inducción, se debe avanzar en la asignación de pabellones, teniendo en cuenta los siguientes parámetros:

  • Separar a los internos condenados de los sindicados, con el fin de asignar pabellones específicos. Si las condiciones del establecimiento lo permiten, sería oportuno separar a los condenados que ingresan por primera vez, de los condenados reincidentes; de igual forma se espera proceder con la población de sindicados.
  • Clasificar en espacios específicos para cada grupo, a aquellos internos que conformen grupos vulnerables, garantizando áreas adecuadas para personas con edades superiores a los 55 años –adultos mayores-, indígenas, discapacitados y extranjeros.
  • Facilitar la orientación hacia programas específicos de tratamiento pertenecientes al Sistema de Oportunidades –una vez se efectúe la ubicación y clasificación en fase-, cuya ejecución se debe basar en el concepto emitido por el Consejo de Evaluación y Tratamiento.

El programa de Inducción

Una vez concluido el proceso de Recepción, se inicia el proceso de Inducción, cuyo objetivo es preparar al interno para el desarrollo de conductas que le faciliten una rápida y adecuada adaptación a la dinámica institucional del Plan de Acción y Sistema de Oportunidades. Este programa orienta al interno sobre la importancia del tratamiento, los medios para acceder a éste, las fases que lo conforman y los compromisos personales que deben asumirse en el curso del tratamiento, cuyo fin último es lograr que el individuo se convierta en el gestor de su propio proceso. Este programa, concordante con fase de Observación y Diagnóstico (según la ley 65 de 1993), se desarrolla en cuatro momentos:

Momento de ADAPTACIÓN: busca el ajuste del interno a la nueva experiencia de prisionalización y a su condición de condenado, a través de la participación en talleres teórico-prácticos de sensibilización e información. En este espacio se debe diligenciar la ficha de inscripción y compromiso del interno.

Momento de SENSIBILIZACIÓN: brinda capacitación para facilitar la apropiación de nuevos conocimientos, información, normas y hábitos, orientados a prevenir el consumo de sustancias psicoactivas –mediante la implementación del programa de prevención primaria de S.P.A.- y a mejorar su calidad de vida dentro del establecimiento, como un lugar de proyección hacia el futuro.

Momento de MOTIVACIÓN: en este espacio se debe presentar el detalle el Sistema de Oportunidades ofrecido por la institución, para orientar la elección de actividades que favorezcan el desarrollo de un nuevo proceso de vida que ha sido elegido por el interno para potenciar sus habilidades y aptitudes.

Momento de PROYECCIÓN: corresponde al momento de diagnóstico, clasificación y ubicación del interno en las fases de tratamiento, previa orientación y diseño del nuevo proyecto de vida elegido. Esta ubicación se basa en el Sistema de Oportunidades ofrecido en la institución.

El profesional encargado de coordinar el proceso de Inducción debe presentar un concepto escrito ante el Consejo de Evaluación y Tratamiento, en donde se reporte el desempeño del interno, las potencialidades identificadas y las dificultades que puedan haber presentado en esta primera fase –que serán entendidas como una valoración de convivencia-. Lo anterior, con el fin de facilitar un correcto diagnóstico y clasificación, de manera que se asegure una adecuada ubicación en los programas, acorde a la realidad del interno y a las condiciones y la oferta del Sistema.













Capítulo 5
P.A.S.O INICIAL: Programas Educativos y Laborales

Teniendo en cuenta el reporte logrado en la fase de observación y diagnóstico, P.A.S.O INICIAL tiene el compromiso de ofrecer programas que respondan a las necesidades de tratamiento identificadas en la inducción.

Es importante tener en claro que, dada la complejidad del Sistema de Oportunidades, las limitaciones de infraestructura y recurso humano, y la variedad de necesidades de tratamiento, es imposible garantizar una intervención individualizada que limitaría drásticamente la cobertura de los programas. Por lo mismo, tanto en esta fase como en las subsiguientes, se debe plantear un modelo de intervención grupal, que facilite el acceso al tratamiento especializado, reforzando principios como la autoayuda y el trabajo en grupos de pares (grupos homogéneos).

Los programas de esta fase apuntan a crear espacios en donde el interno fortalezca su identidad, mediante la interrelación con sus pares y la posibilidad de asumir roles en dichas interacciones. Así, la oferta de programas educativos en P.A.S.O INICIAL responde a lo estipulado en el artículo 144 de la ley 65 de 1993, en donde se establece lo siguiente: “Los programas de educación penitenciaria serán obligatorios en las tres primeras fases para todos los internos, sin que esto excluya el trabajo. La sección educativa del INPEC suministrará las pautas para estos programas, teniendo en cuenta que su contenido debe abarcar todas las disciplinas orientadas a la resocialización del interno[22]. Sobre la base de esta consideración, queda clara la importancia de cimentar la propuesta de P.A.S.O INICIAL en una intervención orientada a la educación y la enseñanza como medios de tratamiento y herramientas fundamentales para avanzar en la resocialización. 

El artículo 94 del Código Penitenciario y Carcelario afirma que “la educación impartida deberá tener en cuenta los métodos pedagógicos propios del sistema penitenciario, el cual enseñará y afirmará en el interno, el conocimiento y respeto por los valores humanos, por las instituciones públicas y sociales, por las leyes y normas de convivencia ciudadana y el desarrollo de su sentido moral”[23].

Los objetivos que plantea la normatividad se pueden alcanzar mediante la aplicación de diferentes modalidades de programas educativos. De hecho, la reglamentación sobre estudio y enseñanza en los establecimientos carcelarios, aparece consignada en la Resolución 3272 de 1995, la cual es aclarada y modificada a través de la Resolución 6541 de 1995. En ésta se definen las modalidades de educación en los siguientes términos:

Educación Formal.  Es aquella que se imparte en los establecimientos educativos aprobados, en una secuencia de ciclos lectivos, con sujeción a pautas curriculares progresivas, que pueden conducir a la obtención de grados y títulos (Ley 115 de 1994, Ley General de Educación).

Educación No formal.  Es la que se ofrece con el objeto de complementar, actualizar, suplir conocimientos y formar en aspectos académicos o laborales, sin estar sujeta al cumplimiento del sistema de niveles y grados.

Educación Informal.  Corresponde a todo conocimiento libre y espontáneamente adquirido, proveniente de personas, entidades, medios de comunicación, medios impresos, tradiciones, costumbres, comportamientos sociales y otros medios no estructurados.

Lo anterior plantea las bases conceptuales para organizar los programas educativos en las diferentes modalidades, con el fin de que sean ofertados de acuerdo con las necesidades de los internos y considerando los recursos existentes para ofrecer actividades oportunas y de calidad. A continuación nos detendremos a mirar con más detalle las pautas generales para la aplicación de los diferentes programas educativos.


Programas de Educación Formal

Como una forma de responder a las expectativas de la población reclusa y a las responsabilidades señaladas en la ley, P.A.S.O INICIAL debe brindar a la población reclusa la oportunidad de acceder a espacios que faciliten la culminación de estudios en los niveles de básica primaria, técnica vocacional, técnica, tecnológica y /o profesional. Para ello, se requiere de la organización de centros educativos que ofrezcan el acceso a todos los grados académicos de educación básica primaria y media vocacional, garantizando la cobertura total de los internos que necesiten dicha nivelación. Para el caso de los otros niveles -educación técnica, tecnológica y profesional-, se sugiere la gestión con entidades que ofrezcan dichos programas, para establecer convenios, de acuerdo con la demanda; obviamente en estos casos, los programas ofrecidos por estas instituciones deben estar debidamente certificados ante el ICFES, o ante las entidades correspondientes para tal efecto.

Mientras los establecimientos cuenten con un centro educativo, será el director de este centro quien tenga a su cargo la conducción del proceso educativo, en coordinación con los establecimientos de educación aprobados, con los cuales que se celebren convenios para desarrollar esta actividad. La resolución 3272 de 1995 establece que, en los casos en los que no exista centro educativo, “se podrán celebrar convenios con establecimientos educativos debidamente aprobados por la autoridad educativa competente, en cuyo caso éstos asumirán la labor de conducción de los procesos (…), sin perjuicio de que el director del establecimiento pueda hacerlo, en relación con las actividades educativas no formales[24].

Siguiendo los parámetros establecidos por la Ley General de Educación, P.A.S.O considera necesaria la implementación de programas de Educación Formal, que brinden la oportunidad al interno de concluir sus grados pendientes de primaria, básica o media vocacional, a través del desarrollo de Ciclos Lectivos Integrados –CLEI-.

Estos ciclos, integrados en 6 niveles, abarcan la educación para adultos desde primer grado de primaria, hasta el grado 11 de secundaria, y se agrupan tal como se presenta la siguiente página.


CLEI I
Equivale a 1, 2 y 3 de primaria
CLEI II
Equivale a 4 y 5 de primaria
CLEI III
Equivale a 6 y 7 de básica
CLEI IV
Equivale a 8 y 9 de básica
CLEI V
Equivale a 10 de media vocacional
CLEI VI
Equivale a 11 de media vocacional

El factor objetivo es de vital importancia, en el momento de establecer los perfiles de los internos que se vincularán a los programas educativos, ya que se deben tener en cuenta algunas recomendaciones como no vincular –en lo posible- a internos que se encuentren muy próximos a conseguir su libertad (cuyo tiempo físico restante sea entre 2 y 11 meses), debido a que no alcanzarán a culminar el tiempo reglamentario para aspirar a la certificación del ciclo lectivo.


Los programas de Educación No formal y Educación Informal que se pueden implementar

Al diseñar el Plan de Acción y Sistema de Oportunidades -P.A.S.O-, se estableció la necesidad de implementar programas de Educación No formal e Informal, orientados a la generación de espacios integrales de capacitación en las áreas de formación técnica, cultura, desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y enriquecimiento espiritual y desarrollo personal. Insistimos en que lo anterior pretende mejorar el desempeño del interno y aportarle para proyectarse hacia la libertad.

La creación de los grupos de Formación Integral y Tratamiento -F.I.T- pretende impactar a aquellos internos que no se vinculan a programas de Educación Formal “CLEI”, formaciones técnicas, tecnologías o carreras profesionales, sea por el hecho de no cumplir con el tiempo exigido para los programas de Educación Formal –por factor objetivo-, por solicitar orientación y formación para el desempeño de otras actividades de liderazgo, servicio o trabajo organizadas por el establecimiento, o por requerir tratamiento especial en el área psicosocial.

Estos grupos consideran la educación como un componente del factor subjetivo, cuyos resultados esperados se ven alterados en ocasiones por el bajo nivel académico de la población reclusa. Por lo tanto, es fundamental establecer adecuadamente los perfiles requeridos para los diferentes programas, tanto educativos como laborales, con el fin de evitar esta circunstancia.

Si bien es cierto que es necesario lograr una nivelación académica en áreas como matemáticas, lenguaje y sociales, la intervención no concluye allí, sino que debe trascender, sintonizando las diferentes intervenciones disciplinarias, en función del desarrollo de un tratamiento integral.

Lo anterior implica entonces el diseño de programas con tres componentes básicos:

Nivelación Académica.  Orientada al aprendizaje y el refuerzo de conocimientos básicos de orden académico, que permitan al interno relaciones sociales más adecuadas. Su objetivo general es mejorar capacidades como la expresión oral y escrita, la comprensión de lectura, el manejo de ecuaciones básicas (suma, resta, multiplicación, división, fraccionarios), y la realización de actividades que refuercen valores como la democracia y la urbanidad, o faciliten el conocimiento de aspectos importantes para la comprensión de la realidad penitenciaria, como la legislación carcelaria y penal.

El refuerzo académico suple muchas de las falencias que les restan posibilidades de competitividad a los internos. Herramientas básicas como la multiplicación, la suma de fraccionarios, entre otras, son fundamentales para desempeñar labores de operarios y llevar los registros propios. Las deficiencias en la expresión oral o escrita limitan el diligenciamiento de una hoja de vida, la redacción de una carta de solicitud de empleo, e incrementan el miedo a pasar por una situación de entrevista o a desempeñar actividades que impliquen habilidades sociales como las ventas. El desconocimiento y la dificultad en la aceptación de normas, conlleva a la infracción de la ley; de allí la importancia de formar ciudadanos que conozcan y se ajusten a las normas de convivencia socialmente aceptadas, a fin de garantizar su correcto desempeño en sociedad.

Formación en valores y crecimiento personal.  El tema de los valores se caracteriza por la ausencia de límites claros –por lo cual parecería pretencioso formar en valores-, de modo que no se puede desconocer que éste es uno de los principales factores que favorece el incremento de la delincuencia y, por ende, el aumento de internos en los centros carcelarios. Por lo tanto, más que devolver un hombre nuevo o perfecto a la sociedad, esta intervención se orienta a la estimulación hacia el crecimiento personal, generando espacios de reflexión sobre su condición, el sentido, calidad y estilos de vida, y las opciones de proyección hacia el futuro.

Esta formación permite cambiar el énfasis del tratamiento penitenciario, tradicionalmente concentrado en el fortalecimiento de habilidades productivas y la preparación para el estudio y el trabajo, entendiendo que un óptimo desempeño en cualquier actividad supone un fortalecimiento personal paralelo, que acerque al interno a reconocer la importancia del trabajo en equipo, el adecuado manejo de los recursos, la responsabilidad, la honestidad y la puntualidad. Este ejercicio contempla además la importancia de factores como la convivencia pacifica, el adecuado desempeño de roles familiares y sociales, entre otros conceptos.

Capacitación teórica y/o práctica en áreas técnicas.  Además del refuerzo académico y la formación en valores, los internos requieren algunas herramientas teórico-prácticas para el desempeño de actividades técnicas. El aprendizaje de los principios de planeación, creación y administración de microempresas, el manejo adecuado del dinero, el desarrollo de habilidades para la productividad, la oferta de servicios como primeros auxilios, la prevención de riesgos, el manejo adecuado de residuos orgánicos y sólidos, el manejo de bibliotecas o el liderazgo comunitario, dan cuenta del abanico de alternativas de formación que pueden ofrecer los establecimientos en esta área.

Una modalidad de intervención educativa, que integra estos tres componentes en actividades orientadas a grupos homogéneos, se denomina grupos de Formación Integral y Tratamiento “F.I.T”. Esta alternativa organiza la oferta de Educación No Formal e Informal -opción adecuada para aquellos internos sin ubicación en programas de Educación Formal-, estableciendo los siguientes grupos homogéneos (pares) de acuerdo con las características particulares de la población:

GRUPO
Nivel educativo
Tiempo restante de condena
Otras características
Grupo 1
Primaria incompleta
Menos de 12 meses

Grupo 2
Bachillerato incompleto
Menos de 12 meses

Grupo 3
Bachillerato completo
Menos de 12 meses

Grupo 4
Bachillerato completo
Más de 12 meses
Sin recursos económicos
Cuadro 12. Conformación de grupos homogéneos de F.I.T., de acuerdo con el nivel de formación y el tiempo de condena

Además de estas características, encontramos otras particularidades que también facilitan la conformación de grupos específicos:

GRUPO
Características particulares
Otras características
Grupo 5
Capacidad de liderazgo
Candidatos a participar en Comité de internos, mesas de trabajo, etc.
Grupo 6
Problemas de adicción a sustancias psicoactivas

Grupo 7
Internos de difícil tratamiento
Condiciones de seguridad que limitan desplazamientos a espacios comunes
Grupo 8
Internos con perfil laboral para proyectos productivos específicos

Grupo 9
Poblaciones vulnerables
Tercera edad, discapacitados, extranjeros, indígenas, madres lactantes, etc.
Cuadro 13. Otras características para la conformación de grupos homogéneos

Descripción de los programas

La planeación y organización del estudio está orientada al cubrimiento de las necesidades particulares de los internos, todas ellas sujetas al factor objetivo. En las páginas siguientes se agruparon los programas sugeridos en un cuadro, de acuerdo con el perfil educativo o las necesidades académicas de cada grupo, el factor objetivo en el momento de vincularse al tratamiento y algunas observaciones específicas para cada caso. En esta sección continuaremos describiendo brevemente cada uno de los programas educativos que forman parte del Sistema de Oportunidades que se ofrecen en P.A.S.O INICIAL.

Programa de alfabetización –ABC-.   Dirigido a todos los internos iletrados, sin importar su situación jurídica. Su objetivo es la promoción de internos hacia CLEI I del programa de Educación Básica Primaria.

Programa para bibliotecarios         .  Dirigido a internos con bachillerato completo o con un nivel académico elevado, interesados en liderar procesos de lectura como bibliotecarios. Se eligen internos que se encuentren preferiblemente fase de Alta seguridad, con el fin de que se puedan capacitar como líderes positivos.

Programa para internos bachilleres.  Dirigido a internos con bachillerato completo y un nivel académico satisfactorio, que muestren interés por desempeñarse como monitores o facilitadores en programas de patios o en el centro educativo. La formación de multiplicadores facilita la adquisición habilidades de liderazgo y herramientas pedagógicas, formulación de proyectos, gestión ambiental y promoción de la salud.

Programa de formación de líderes comunitarios- Comités de internos.  La capacitación en liderazgo positivo y convivencia pacifica, de aquellos internos que se postulan como integrantes de los Comités de internos, según lo establecido en el Acuerdo 0011 de 1995, sobre medios de participación.



Perfil educativo
o
necesidad académica

Factor objetivo, al momento vinculación al tratamiento

Programa educativo

Observaciones
Interno iletrado
* Al inicio de la condena
* Superada 1/3 parte de la pena
* Próximo a obtener libertad
* ALFABETIZACIÓN
ABC
* Su vinculación es obligatoria, de acuerdo con la ley 65.
* Se puede vincular sin considerar factor objetivo.
Interno con primaria incompleta







Interno con primaria incompleta
* Menos de 12 meses para libertad







* Más de 12 meses para libertad
* Educación no Formal en grupos F.I.T.
(Incluye programas promovidos por  Secretaría de Educación para validación de primaria en menos de 12 meses)

* Educación Formal en grupos CLEI I / II
* No logra cumplir con los objetivos de Educación Formal para certificación académica, por lo que se realiza un  refuerzo parcial mediante grupos F.I.T.





* El factor objetivo le permite alcanzar los objetivos, a través de CLEI, a fin de completar su primaria.
Interno con Educación Básica incompleta
* Menos de 12 meses para libertad



*  Más de 12 meses para libertad
* Educación no Formal en grupos F.I.T.




* Educación Formal en grupos CLEI III, IV,V,VI. o mediante programas de validación ofrecidos por Secretaría de Educación (ej. Bachillerato para la convivencia, en 18 meses)
* No cumple con los objetivos de la Educación Formal para certificación académica (por F.O.), por lo que se refuerza en grupos F.I.T.

* El F.O. le permite alcanzar los objetivos mediante  educación en CLEI, a fin de completar el bachillerato.
Perfil educativo
o
necesidad académica
Factor objetivo, al momento vinculación al tratamiento
Programa educativo
Observaciones
Interno con bachillerato completo.
* Menos de 12 meses para libertad



* Más de 12 meses para libertad.
* Educación no Formal, en grupos F.I.T.



* Educación Formal en programas técnicos, tecnológicos o profesionales

* Se sugiere el refuerzo de herramientas de preparación para la libertad, en grupos de crecimiento personal o cursos técnicos.

*Depende de los intereses, convenios con instituciones educativas, y tiempo requerido para cada programa.
Interno con título académico debidamente certificado y con capacidades de enseñar.
* Menos de 12 meses para libertad






*  Más de 12 meses para libertad

* Instructor / facilitador de grupos F.I.T.
* Alfabetización
* Vinculación a F.I.T, con programas ajustados al nivel académico.

*Instructor en programas de Educación  Formal y No Formal.
*Educación Formal, en programas técnicos, tecnológicos o profesionales

* Su experiencia y liderazgo se aprovechan para actuar como facilitador de grupos.

* Es necesario ofrecerle herramientas de fortalecimiento y proyección, como preparación a la libertad.

* El F.O. facilita el liderazgo y la supervisión de procesos  de Educación Formal de otros internos.
Internos con diferentes niveles académicos
* Con  requerimientos o problemas disciplinarios
* Programas psicológicos intensivos y extensivos, para grupos de difícil tratamiento.
Por la dificultad en la convivencia o por medidas de seguridad, se recomiendan programas psicológicos grupales e individuales.






En estos espacios (los programas de formación de líderes comunitarios) se hace énfasis en temas como el bienestar colectivo, los medios alternativos de resolución de conflictos, la importancia de la asertividad, la toma de decisiones y el trabajo en equipo, entre otros elementos. Para este programa no hay unos requisitos específicos, ni desde el punto de vista jurídico, ni desde el académico pero -en lo posible- se sugiere la selección de internos con capacidad de liderazgo y conciliación.

Programa F.I.T básico.  Dirigido a internos próximos a salir en libertad, que no se encuentran ubicados en programas laborales. Por lo tanto, desde el factor objetivo, las condiciones suponen menos de 12 meses para recobrar la libertad, ya que está planteado como un programa de preparación para el reingreso a la sociedad, a través de talleres de crecimiento personal, escuelas de padres, nivelaciones académicas breves, formación en servicios (primeros auxilios), todo lo cual debe colaborar a la elaboración de un proyecto de vida sostenible.

Programa de prevención integral de la drogadicción.   Este programa, uno de los pioneros en el proceso de tratamiento de nuestro sistema penitenciario, está restringido a un grupo muy específico de la población carcelaria pues, más allá de la prevención primaria, atiende a la población de consumidores de sustancias psicoactivas –SPA-, grupo homogéneo debido a su adicción a diferentes sustancias –considerado esto como un trastorno de la personalidad-. Este programa consta de tres niveles de intervención, a saber:

Prevención primaria. Dirigido a toda la población carcelaria, con énfasis en los internos no consumidores de SPA, mediante el uso de campañas informativas y preventivas. Su aplicación e implementación es sugerida como parte de los programas ofrecidos en la inducción –P.A.S.O INICIAL-, de manera que pueda divulgarse entre los internos que inician su tratamiento.

Prevención secundaria. Pretende impactar a la población de internos consumidores de SPA, ofreciendo atención con el objetivo de reducir el consumo y preparar al interno para la realización del tratamiento en comunidad terapéutica –en el caso de los internos con consumo abusivo de SPA-.

Prevención terciaria. Dirigido a los internos abusadores de SPA, con el objetivo de brindar tratamiento mediante la modalidad de Comunidad Terapéutica. Este programa tiene una duración promedio de 18 meses.


Los programas laborales en P.A.S.O INICIAL

Aunque el énfasis de PA.S.O INICIAL son los programas de tipo educativo, no se puede desconocer la pertinencia de los programas laborales para algunos casos que, por la ubicación en los establecimientos o las medidas previstas para la fase de Alta seguridad, encuentran en esta opción una buena alternativa. En esta fase se ofrecen programas de artesanías, mantenimiento y servicio, como preámbulo a las actividades laborales que se desarrollan con mayor intensidad en P.A.S.O. MEDIO y P.A.S.O FINAL.

Estos programas se orientan principalmente a la oferta de oportunidades de actividad para los casos en los que, una vez concluida la fase de observación y diagnóstico, se recomiende la ubicación laboral como alternativa para el desarrollo de competencias enfocadas a colaborar con el bienestar de la comunidad. Las ofertas en esta fase son las siguientes:
Programa de artesanías. Busca desarrollar habilidades en algún arte u oficio de tipo manual, (fique, porcelanicrom, marfilina, madera). Ya que se ejecutan en periodo cerrado, estas actividades se convierten en un medio de identificación de los internos con sus propias capacidades artísticas, fortaleciendo su compromiso en la elaboración de productos a través de procesos de transformación de materias primas. El objetivo a cumplir en este curso es la promoción de sus participantes a escuelas de formación en P.A.S.O MEDIO, en las que vayan mejorando la calidad del trabajo con el fin de participar en los proyectos productivos.

Programas de mantenimiento. Consiste en una serie de actividades orientadas al embellecimiento y mantenimiento del establecimiento –ejecutadas en periodo cerrado-, cuyo objetivo es generar sentido de pertenencia en el interno y conciencia frente al cuidado del entorno y de los bienes comunales. Para este programa se sugiere seleccionar a los internos que tengan conocimientos en el área y que hayan participado en actividades educativas, ofreciéndoles actividades concentradas en las reparaciones locativas y ornamentales.

Programas de servicio. Son actividades orientadas al beneficio común de la población reclusa, a través de las cuales se afirman valores como la solidaridad y la generosidad. En este sentido, se trabaja en el desarrollo de una mayor conciencia sobre la importancia de aportar a otros, ofreciéndoles servicios de calidad. Este programa se convierte en un valor agregado para el bienestar del establecimiento pues garantiza el aseo de entorno, el arreglo de ropas y lencería, y otras labores como las de los ordenanzas -que agilizan los procesos de ubicación de internos en los pabellones- y los monitores auxiliares -que apoyan a terceros en la adquisición de nuevos conocimientos-.
Algunos programas de servicios, como el de aseadores internos y recuperadores ambientales, están sujetos al Plan Ambiental, que es un proceso transversal que se desarrolla a lo largo de las tres fases del tratamiento. En esta fase inicial se sugiere vincular al interno a la escuela de formación ambiental, para luego promoverlo como aseador o recuperador ambiental, previo al ingreso a los programas de P.A.S.O MEDIO. Una ventaja relativa de este programa es que, como se debe efectuar todos los días para mantener adecuadamente el establecimiento, significa un mayor registro de horas para efectos de redención mensual.


























Capítulo 6
P.A.S.O MEDIO: Escuelas de Formación

Los talleres ofrecidos en los programas de P.A.S.O MEDIO se implementan mediante el desarrollo de la metodología de las Escuelas de Formación Empresarial, lo cual permite una transición más adecuada entre P.A.S.O INICIAL y P.A.S.O MEDIO.

Con el fin de aprovechar esta herramienta metodológica, es importante plantear la transformación de los talleres productivos tradicionales, para convertirlos en verdaderas escuelas de formación. Para ello, es necesario trascender la comprensión del taller como un espacio de productividad y generación de ingresos, para concebirlo como un verdadero proceso de preparación y calificación integral del talento humano. De este modo, la productividad se convierte en un valor agregado adicional al logro de objetivos como la selección, la capacitación y el desarrollo de un adecuado desempeño del personal, que se basan en la apropiación de herramientas que influyen positivamente en el talento y el potencial personal.

Este enfoque fortalece valores como el sentido de pertenencia, la responsabilidad como medio para incrementar la calidad de vida, entre otros, mejorando finalmente la capacidad productiva de cada interno. Todo esto, producto de un trabajo comprometido y acompañado por una gestión permanente para aprovechar los recursos existentes y buscar nuevas fuentes de apoyo.

En sintonía con el planteamiento de progresividad, se recurre nuevamente al diseño de un programa de desarrollo de competencias laborales, que ocurre en tres momentos diferentes, en cada una de las cuales se trabajan diversos aspectos de las competencias laborales. Dichas fases son:

Fase Nivelatoria: es el primer momento de las escuelas de formación y su objetivo es desarrollar un espíritu empresarial en el interno, motivándolo hacia la productividad. Como lo expresa Cornejo, ante la imposibilidad de conseguir trabajo en momentos de crisis, una de las mejores alternativas es convertirse en empresario, valorando en nuestra capacidad productiva el mayor patrimonio, más allá del capital acumulado a lo largo de la vida. Igualmente insiste en que la actividad empresarial no requiere inicialmente de la inyección de grandes capitales, sino más bien de una elevada dosis de iniciativa, valorando en el empresario su afán emprendedor, su capacidad para correr riesgos y su permanente apuesta al triunfo.[25]

Con base en ese planteamiento, el tratamiento penitenciario deberá insistir en el fortalecimiento permanente del espíritu empresarial en el interno, el cual le permita identificar nuevas opciones a partir del aprovechamiento de sus propias capacidades, habilidades y aptitudes. Esta nueva postura frente a la actividad laboral lo llevará a comprender la importancia de desempeñarse eficiente y eficazmente en un puesto de trabajo, en tanto su capacidad productiva se convertirá en un factor definitivo para garantizar la competitividad de la empresa.

Un factor a considerar y para lo cual la formación empresarial se convierte en una buena alternativa es la dificultad general de los internos para conseguir una buena ubicación laboral después de recobrar la libertad, por el estigma que supone haber atravesado por una experiencia de prisionalización. Por lo mismo, la oferta de una alternativa que proyecta al interno hacia la libertad -tanto para ser empleado, como para ser empresario-, permite el desarrollo de estrategias para desempeñarse adecuadamente y sortear las eventualidades que se puedan presentar en el proceso de reinserción social.

Este proceso, a pesar del optimismo y de los valores agregados que supone, no es una tarea fácil, ya que requiere de la apropiación de conceptos básicos como qué es una empresa, en qué consiste su funcionamiento y organización, cuál es el perfil de un verdadero empresario, así como el conocimiento sobre principios de calidad y competitividad. Tampoco será sencillo desarrollar el sentido de pertenencia hacia la empresa, valorar la importancia del trabajo personal en el engranaje de ésta y aprender a optimizar la compensación recibida como producto del trabajo realizado.

Esta fase hace énfasis en el desarrollo de competencias básicas (lecto-escritura y aritmética), fortaleciendo habilidades esenciales para un empresario como una adecuada fluidez en la expresión, la lectura y la escucha comprensivas, la ejecución de operaciones matemáticas y la realización adecuada de registros. Además se deben desarrollar actitudes productivas hacia el trabajo, estimulando hábitos como la puntualidad, la responsabilidad, el trabajo en equipo, la comunicación asertiva, el manejo del tiempo y la optimización de recursos.

Al finalizar esta fase, el interno debe haber desarrollado mayor disposición hacia el trabajo, el respeto por las normas, los compañeros, instructores, profesionales y dragoneantes, así como un verdadero interés por aprender nuevas técnicas de trabajo y compromiso, elementos que ofrece la siguiente fase. Es importante resaltar la importancia de este momento como espacio de observación para el Consejo de Evaluación y Tratamiento, a partir del cual podrá sugerir el programa laboral adecuado para el interno que cumple la fase de Mediana seguridad.

Fase Teórico-Práctica.  En este momento se espera un mejor desempeño en la actividad productiva, gracias al entrenamiento en habilidades técnicas, entre las que se ofrece la instrucción sobre el funcionamiento de máquinas, herramientas y procedimientos de trabajo, el diseño de procesos de trabajo en equipo, algunas pautas sobre relaciones interpersonales en la organización, el conocimiento del reglamento interno de la empresa, etc. También se refuerzan algunas ideas básicas sobre producción y empresariado, que buscan estimular el compromiso y la eficiencia.

Con el fin de lograr un balance entre los conocimientos teóricos y el desarrollo de habilidades en la práctica, se sugiere distribuir el tiempo en las dos áreas, logrando combinar la capacitación técnica con la práctica en el uso de maquinas. Lo anterior debe ir complementado por talleres de crecimiento personal que fortalecen el proceso personal del interno y colabora a mejorar sustancialmente sus relaciones interpersonales.

Al terminar esta fase teórico-práctica, el interno estará listo para avanzar hacia la fase productiva, a la cual logrará llegar luego del aprendizaje de procesos productivos, el manejo adecuado de maquinaria y el refuerzo de valores como el compromiso, la puntualidad, la responsabilidad, la disposición hacia el trabajo y el mantenimiento de hábitos laborales adecuados.

Fase Productiva. Esta última fase busca optimizar el desempeño productivo del interno, aumentándole los estándares de calidad, rendimiento y compromiso con el trabajo y con la empresa. En esta etapa se deben desarrollar competencias transversales, gracias a las cuales los internos  sean capaces de resolver adecuadamente los problemas de trabajo -tanto a nivel productivo, como en las relaciones interpersonales-, demostrar un adecuado manejo de información, comprender la aplicación de procesos y el manejo de sistemas, utilizar adecuadamente los recursos y fortalecer la capacidad para transmitir conocimientos a terceros.

La fase productiva garantiza una redención hasta de 8 horas diarias, de lunes a sábado –de acuerdo con las políticas de tratamiento y los recursos de cada establecimiento-, contando además con la posibilidad de recibir algún tipo de bonificación como retribución por el desempeño laboral. En los talleres de la fase productiva es fundamental hacer un seguimiento sistemático del proceso de cada interno con respecto al desempeño, la calidad de las relaciones interpersonales y la presentación personal, pues ese concepto permitirá justificar la promoción a talleres o proyectos productivos que ofrezcan mayor redención o bonificación.

El siguiente cuadro permite comprender el desarrollo de las competencias laborales y los contenidos ofrecidos en cada fase de la Escuela de Formación.



Competencias
Nivelatoria
Teórico-práctica
Productiva
BÁSICAS
Lecto-escritura y aritmética
Conceptos básicos de contabilidad, órdenes de producción y registros de inventarios
Aplicación de fórmulas básicas y registros de producción
ACTITUDINALES
Actitud positiva de aprendizaje y disposición a nivel individual y hacia el trabajo en equipo
Conocimiento instrumental y del funcionamiento de máquinas, herramientas y procedimientos de trabajo
Actitud como productor, trabajo en equipo y sentido de pertenencia con la organización. Liderazgo positivo en la empresa.
TRANSVERSALES
Resolución de conflictos de grupo, trabajo, manejo del tiempo y recursos
Manejo de la información, empleo adecuado de materiales de práctica
Resolución de problemas, manejo de la información, manejo de recursos, transferencia de conocimientos

Cuadro 15. Desarrollo de competencias laborales en las EF’s

La descripción de cada fase nos demuestra que las Escuelas de Formación (EF’s) constituyen una alternativa favorable para optimizar el desempeño laboral en el establecimiento, lo cual permitiría sugerir la creación de estos espacios para cada proyecto productivo, ya sea de tipo industrial, agropecuario o de servicios. Si se estableciera ésta como una modalidad general, se podría proponer una fase nivelatoria común para todos los internos que ingresen a las Escuelas de Formación, procurando identificar allí la vocación y las aptitudes personales, para promover a los internos hacia las fases teórico-práctica y productiva respectivas del proyecto de interés.

Con el fin de garantizar un mayor provecho en cada programa, lo ideal será establecer el perfil laboral, social y jurídico para cada puesto de trabajo, de acuerdo con las características y los recursos disponibles en cada centro penitenciario. Así, este perfil servirá como criterio general para la evaluación y sugerencia de tratamiento por parte del CET y para la aprobación de ingreso a la actividad laboral, concepto que ofrece la JETEE.

La progresividad con que se han planteado las Escuelas de Formación supone que las actividades laborales ofrecidas en P.A.S.O MEDIO –que pueden ir desde el trabajo en talleres de ebanistería, marroquinería o panadería, el servicio de ordenanzas en área de sanidad, la función de bibliotecarios o escuadras de mantenimiento locativo, hasta la jardinería o la siembra de yuca (en el caso de la Colonia Penal), cumplen la función de puestos de promoción, una vez se haya concluido el proceso educativo en P.A.S.O INICIAL. Así mismo, las actividades laborales de P.A.S.O MEDIO sirven como plataforma para promocionar al interno hacia P.A.S.O FINAL, ofreciendo en ambos casos la posibilidad de bonificación, a la vez que garantizan la mejora paulatina de las condiciones de vida, la reducción de medidas de seguridad perimetral y la alternativa de registrar mayor número de horas mensuales para efectos de redención.

Es importante aclarar que, tal como lo afirma Vargas, estas iniciativas se pueden llevar a feliz término sólo en tanto se cumplan los siguientes requisitos mínimos:

·         Ser iniciativas organizadas como resultado de un diagnóstico de necesidades, a la vez que tendrán que estar acordes con el Plan Ocupacional definido previamente.
·         Relacionarse lógicamente como parte del proceso existente en el Sistema de Oportunidades.
·         Ajustarse al marco legal vigente en la materia -a) Ley 115 de 1994 y Decretos 114 de 1996 y 3011 de 1997 del Ministerio de Educación Nacional; y b) Ley 65  de 1993, Acuerdo 0011 de 1995 y Resolución 2376 de 1997, del INPEC.
·         Realizar actualizaciones permanentes que permitan garantizar una estructura flexible e innovadora.
·         Contar con el compromiso continuado del gobierno interno del establecimiento.[26]


Otras actividades de P.A.S.O MEDIO

El propósito de P.A.S.O MEDIO, dar continuidad de manera progresiva al proceso de formación integral, sólo es posible mediante la ejecución de actividades laborales. Como parte del Sistema de Oportunidades -que es parte constitutiva del plan ocupacional laboral- se establecen entonces las siguientes actividades básicas: actividades industriales, actividades agrícolas y actividades de servicio.

Estos grupos de actividades se enmarcan en las condiciones establecidas en la Resolución 2376 de 1997, en donde se contemplan las siguientes como actividades válidas para efectos de redención de pena:

A.    Industriales: Corresponde a las actividades desarrolladas para la fabricación o ensamble de bienes intermedios o de consumo final.
B.    Agrícolas y Pecuarias: son actividades cuyo propósito es la explotación económica de los recursos vegetales y/o especies animales.
C.    Artesanales: actividades individuales desarrolladas gracias a la habilidad especial en algún arte u oficio.
D.   Mantenimiento: son aquellas acciones desarrolladas con el fin de embellecer y mantener el establecimiento carcelario en buenas condiciones, exceptuando de este grupo las labores de aseo y conservación de las celdas -que son responsabilidad del interno que las ocupa-.
E.    Servicios: el objetivo de estas actividades es el beneficio general de la población reclusa del establecimiento, siendo algunos ejemplos de éstas el Rancho, la cocina, la atención de expendios, labores específicas como panadería, peluquería, lavandería, el trabajo como monitor, auxiliar u ordenanza, entre otros. En el caso de los centros de reclusión especial corresponde a actividades como la instrucción, el servicio en bibliotecas, o las labores de mantenimiento.
F.    Trabajo extramuros: éste se cumple a través de la vinculación a empresas o personas de reconocida honorabilidad, con el fin de ejecutar labores públicas, agrícolas o industriales, siempre y cuando se den los presupuestos señalados en los incisos 3 y 4 del artículo 86 de la ley 65 de 1993, y en las demás normas reglamentarias.


Pautas para el diseño y la administración de programas y proyectos

Toda iniciativa orientada a cimentar un programa sostenible a futuro, debe ir respaldada por una adecuada administración que organice las actividades propuestas y permita unificarlas en programas de impacto para la población carcelaria. En este sentido, y compartiendo esta preocupación, el Instituto ha establecido dos tipos de administración para dichos programas:

  • Administración Directa: en esta modalidad el establecimiento pone a disposición de los internos los recursos productivos del Estado, necesarios para el desarrollo de actividades laborales, ejerciendo un control directo sobre el desarrollo económico y social de éstas.
  • Administración Indirecta: En este caso, el establecimiento pone a disposición de personas naturales o jurídicas los recursos físicos con que cuenta el centro, para la ejecución de actividades productivas en las cuales se vincule mano de obra recluida en los establecimientos. Aquí, el control de los procesos de fabricación, capacitación y pago de mano de obra serán una función directa del particular.

Tanto en los programas de administración directa como indirecta está presente P.A.S.O, orientando progresivamente los procesos, con el objetivo de optimizar la productividad del talento humano. Sin embargo, y aunque esto no desconozca en ningún momento la importancia de la administración indirecta, el sistema P.A.S.O hace más énfasis en la estrategia de administración directa, cuyo objetivo final -la creación de proyectos productivos- deja de ser el resultado de un capricho individual o del azar mismo, para convertirse en el producto eficiente de un estudio real, en el que se garanticen la auto-sostenibilidad, la rentabilidad y el verdadero aporte como herramienta terapéutica.

A continuación se abordará la modalidad de los proyectos productivos, tratando de hacer una presentación secuencial en donde se integren todos los aspectos a ser considerados con el fin de diseñar e implementar un proyecto productivo sostenible y con un alto estándar de éxito y calidad.

Los proyectos productivos: ejemplos de planeación

Nuestro Sistema Penitenciario y Carcelario define el proyecto como una propuesta operativa basada en la alternativa de solución más adecuada para responder a un problema o a una situación específica, que se ha identificado previamente desde una perspectiva de la atención y/o intervención a la población reclusa.[27]  El término productividad le otorga al proyecto una responsabilidad específica: convertirse en una propuesta de inversión autosostenible, encaminada a satisfacer necesidades de mercado, que tenga en consideración las aptitudes ocupacionales y de capacitación presentes en la población interna.

Planteado así, la importancia del proyecto productivo radica en:

  • Ser una base fundamental para la ejecución plan de tratamiento.
  • Facilitar el aprendizaje de un arte u oficio específico.
  • Solicitar el servicio de mano de obra calificada.
  • Generar beneficios económicos, de formación y de redención para los internos.
  • Aportar a las cajas especiales.
  • Generar nuevos proyectos o fortalecer los proyectos existentes en los establecimientos.
  • Convertirse en una opción de trabajo o de gestión empresarial, en el momento en que el interno obtenga su libertad.

Con el fin de garantizar un desarrollo exitoso, pero ajustado a los lineamientos normativos definidos por el Instituto, se deberán considerar las siguientes pautas como políticas de funcionamiento de estas iniciativas:

a)    Todo proyecto productivo debe responder al enfoque terapéutico definido en la Ley 65 de 1993, y a los resultados del diagnóstico que emita el equipo interdisciplinario sobre la realidad del establecimiento.

b)   El diseño y la formulación de los proyectos debe ser el resultado de un trabajo mancomunado liderado por el Director del establecimiento, en el cual se analicen todas las posibilidades y restricciones existentes con miras a fijar objetivos laborales específicos.

c)    Es necesario proyectar las posibilidades de mercado, para todos los productos y actividades productivas que se propongan. Con base en lo anterior, se deben estimular sólo aquellos proyectos garanticen la comercialización de lo que van a generar y que cuenten con asesoría técnica y organización administrativa para su buen funcionamiento.

d)   Todo proyecto debe ser adecuadamente programado, desde su montaje hasta su operación, de tal forma que sea susceptible de evaluación, de acuerdo con los sistemas de control interno que ordena la ley 42 de 1993.

e)    Los directores de los establecimientos son los principales responsables de convocar, organizar y supervisar el recurso humano requerido para el diseño y ejecución de los proyectos, facilitando con esto la instalación, ampliación o reorganización de granjas y talleres.

Definitivamente para la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo es muy importante que los proyectos productivos, implementados en los establecimientos carcelarios, garanticen un manejo eficaz y eficiente de los recursos asignados para este propósito.

Por lo mismo, y teniendo presente la responsabilidad que significa la gestión de los establecimientos en este sentido, se presentan algunas herramientas básicas que, sin profundizar detenidamente en los lineamientos teóricos sobre formulación y evaluación de proyectos –que pueden consultarse en libros especializados sobre la materia[28]-, ofrecen algunas luces en procura de lograr un manejo eficiente y adecuado de los recursos.

En primer lugar, la fase de diseño de un proyecto productivo debe necesariamente someterse a la reflexión y el análisis de, al menos, los interrogantes que aparecen en el Cuadro 16 (ver página siguiente):

Con base en las respuestas a las preguntas iniciales, se debe comenzar a construir la propuesta concreta, teniendo en cuenta los aspectos generales mínimos para la elaboración de cualquier anteproyecto:


Pregunta
Descripción
Indicador
¿Qué?
Acción que se va a desarrollar
Producto o servicio
¿Por qué?
Antecedentes que justifican la ejecución del proyecto
Diagnóstico
¿Para qué?
Beneficios que se pretenden obtener
Objetivos y/o metas
¿Para quién?
Población a la que está dirigido el programa
Usuarios beneficiarios
¿Cómo?
Lineamientos para ejecutar el programa
Políticas, estrategias, procesos y procedimientos
¿Con qué?
Recursos físicos y financieros con los que se cuenta y fuentes potenciales de financiación
Presupuesto
¿Con quién?
Talento humano disponible
Organigrama
¿Cuándo?
Tiempo en el cual será ejecutado el proyecto
Cronograma de actividades
¿Dónde?
Descripción del espacio destinado para la ejecución del proyecto. Ubicación geográfica
Lugar específico de ejecución
¿Es posible?
Evaluación final de las posibilidades de funcionamiento del proyecto
Evaluación técnica

Cuadro 16. Aspectos a tener en cuenta para el diseño de un proyecto productivo

Antecedentes y Justificación: este aspecto es fundamental pues demuestra, a partir de un diagnóstico de la situación problemática identificada y sus condiciones específicas en el caso particular, la pertinencia del proyecto como forma de respuesta a lo señalado. Aquí se deben explicar entonces las razones por las cuales es indispensable intervenir en esta dirección específica para modificar una problemática particular.

Objetivos: proyectan el alcance de la intervención, guiando las acciones a ejecutar. Su formulación consta de dos partes: a) un verbo principal, que determina la meta a la que se pretende llegar –debe redactarse en infinitivo-, y b) unas condiciones, que delimitan el alcance de las acciones y determinan las condiciones bajo las cuales se alcanzarán las metas deseadas.

Generalmente en un proyecto se diferencia un objetivo general y unos objetivos específicos que, en su conjunto, permiten dar cumplimiento al objetivo general. Los aspectos que determinan el alcance esperado del proyecto son los siguientes:

  • Objetivo general: indica el fin último del proyecto, comprendiendo en su estructura el logro de varios objetivos específicos o inmediatos.
  • Objetivos específicos: como ya se mencionó, establecen los “pasos” o “componentes” necesarios para alcanzar el objetivo general.
  • Actividades u objetivos operativos: corresponden a las acciones del proyecto propiamente dichas, mediante las cuales se tiene una idea sobre cómo alcanzar las metas.
  • Metas: son los resultados esperados como consecuencia de la ejecución de las actividades. Al igual que los objetivos específicos y las actividades, deben ser concretas, alcanzables en el plazo definido y susceptibles de ser sometidas a una evaluación.
  • Nombre del proyecto: debe ser significativo, pertinente y lograr describir brevemente lo que se va a realizar. En lo posible, debe enunciar un objeto, un proceso y una localización para el desarrollo de dicho proceso.





Fases para el desarrollo de un Proyecto productivo

Un proyecto productivo se desarrolla en fases secuenciales –para mantener la sintonía con la progresividad desde donde se ejecuta el tratamiento penitenciario-, las cuales se deben plantea y ejecutar con riguroso cuidado, ya que las falencias en alguna de éstas, se convertirán en una amenaza potencial para el éxito de las fases subsiguientes y del proyecto mismo. Los momentos principales del proyecto, que serán definidos a continuación son: a) Gestación, b) Implementación y c) Operación.

Fase de Gestación.  Constituye el inicio del proyecto productivo, cuya génesis fundamental es la necesidad de colaborar en la solución de un problema o el mejoramiento de una situación. Por lo mismo, este primer momento debe detenerse en el análisis sistemático del problema, con el fin de buscar alternativas de solución y efectuar los estudios de factibilidad a dichas alternativas. Su importancia se define en los siguientes términos:

-      Permite trazar el rumbo a acciones de las Direcciones y los Equipos Interdisciplinarios de los establecimientos, en lo relacionado con la atención y el tratamiento penitenciario –de acuerdo con las normas y políticas vigentes-.
-      Favorece la obtención de información confiable para detectar la mayor cantidad posible de dificultades y plantear proyectos nuevos que respondan a éstas.
-      Es una herramienta básica para elaborar una programación real del montaje y puesta en marcha de un proyecto, con el fin de ejercer el control que ordena la ley. Este control es adelantado tanto por la Dirección del establecimiento, como por la Dirección Regional y la Sede Central (de conformidad con lo establecido en la Ley 42 de 1993).
-      Disminuye la solicitud de recursos presupuestales, sin medir previamente los alcances de los proyectos y establecer las acciones necesarias para cumplir con los objetivos institucionales definidos.
-      Facilita la evaluación posterior del impacto social logrado, una vez los proyectos entren en operación.

La etapa de gestación de un proyecto, debe contemplar cuatro acciones básicas que facilitan una adecuada planeación: el planteamiento la idea inicial, el estudio de prefactibilidad, el estudio de factibilidad y la evaluación.

La idea inicial.  Es la primera alternativa de solución que se plantea para resolver una necesidad insatisfecha, y surge como resultado de una lluvia de ideas generada gracias a un trabajo equipo analítico, participativo y creativo.

Para generar ideas tendientes a la producción de proyectos es fundamental: a) identificar el problema o necesidad; b) analizar las causas y efectos; c) establecer la proyección del problema o necesidad; d) realizar una lluvia de ideas para plantear las alternativas de solución; e) seleccionar la mejor alternativa; y f) definir la situación que se espera alcanzar a partir de la aplicación de la alternativa elegida.

Con el fin de seleccionar la mejor alternativa, se recomienda contemplar detenidamente las condiciones internas (endógenas) y externas (exógenas) que puedan afectar potencialmente el proyecto (ver Diagrama 1 en la página siguiente). 



Diagrama 1. Análisis de condiciones por establecimiento

Prefactibilidad.  Es definida como el estudio orientado a determinar si la idea inicial, es susceptible de ser ejecutada, garantizando una mejora en la calidad de la información. Dicho estudio debe contener como mínimo:

-      Una descripción general del proyecto.
-      Los objetivos generales y específicos del proyecto.
-      La presentación de un diagnóstico general de la situación actual.
-      La identificación de los recursos técnicos, financieros, ambientales y de talento humano, disponibles para la ejecución del proyecto.
-      Una descripción breve del proceso productivo.
-      Un estimativo de los costos que generará el proyecto.
-      Una descripción de la destinación y el manejo de los desechos que se produzcan durante el proceso productivo.
-      Una valoración de la conveniencia de la o las alternativas elegidas.

Factibilidad.  Este estudio busca reducir al máximo la incertidumbre asociada a la realización del proyecto, a través del análisis detallado de la demanda y oferta, los mercados disponibles, los aspectos técnicos, el tamaño del proyecto, la organización administrativa necesaria, los gastos de inversión y financiación, y, finalmente, el impacto social y ambiental del mismo. Este documento debe incluir además el análisis de sensibilidad de las variables más relevantes para el proyecto.

El estudio de factibilidad, supone una evaluación rigurosa desde diferentes ópticas, para lo cual se deben considerar las siguientes áreas a evaluar: mercados, condiciones técnicas, evaluación financiera, impacto ambiental y una evaluación general. Todas estas áreas son las que determinarán finalmente la factibilidad real de un proyecto, así que definamos el significado y la importancia de cada una de éstas.

Estudio de mercado: se orienta hacia análisis de la oferta y demanda del bien o servicio proyectado, de manera que debe realizarse sobre bases reales e información confiable, y no sobre datos hipotéticos. La información arrojada en este paso permite determinar el impacto del producto, la acogida de éste en el mercado –sobre la base de un cálculo de la salida esperada para el producto-.

Uno de los principales inconvenientes que han presentado los proyectos implementados en los establecimientos penitenciarios es el hecho de no contar con acciones de mercadeo suficientes, que permitan garantizar la comercialización adecuada de los productos. Por lo anterior, es tan importante insistir en el planteamiento de proyectos que tengan un mercado relativamente seguro, teniendo en cuenta el mercado potencial en el establecimiento.

La realización de este estudio debe dejar en claro los siguientes aspectos:

-      La identificación y las características del o los productos.
-      La identificación del mercado potencial, detectando posibles grupos de compradores.
-      El análisis de las preferencias y condiciones de los compradores.
-      El estudio de las competencias existentes.
-      El cálculo de la cantidad de productos o servicios a ofrecer.
-      La definición del ciclo de comercialización y los canales de distribución.
-      La definición de una política de precios.

Una vez efectuado el estudio de mercado, quien formule el proyecto podrá encontrar respuestas claras con respecto a la necesidad que se quiere satisfacer, el bien o servicio que se va a prestar para ello, los márgenes de productividad y ganancia, y los tiempos para lograr dichos márgenes.

Estudio técnico: permite establecer la capacidad técnica del proyecto, suministrando la información necesaria para estimar los costos de inversión, operación y mantenimiento del proyecto, respondiendo simultáneamente a la inquietud sobre cómo producir el bien o prestar el servicio. Para su ejecución se deben considerar las siguientes actividades:

-      Ubicar el proyecto dentro del establecimiento y anticipar la influencia de la localización regional de éste para el funcionamiento del proyecto.
-      Definir la capacidad productiva, de acuerdo con la tecnología que sea necesario adaptar, así como la maquinaria y el equipo requerido.
-      Identificar los elementos de seguridad industrial necesarios para la ejecución del proceso productivo.
-      Analizar la disponibilidad de suministros e insumos en la región.
-      Describir el proceso de producción, diseño de productos y distribución de planta.
-      Definir los espacios necesarios para el almacenamiento, así como los canales de distribución.

En este estudio es importante establecer la estructura y las funciones del talento humano que participará en el proyecto, teniendo en cuenta factores como la organización empresarial, la responsabilidad gerencial en lo comercial, lo técnico, lo productivo y lo económico, el rol del equipo interdisciplinario, las entidades externas y los internos mismos, así como los procesos de selección, inducción, formación, seguimiento y promoción del interno en el proyecto específico, de acuerdo al plan de tratamiento diseñado en la fase preliminar de P.A.S.O.

Estudio financiero: su objetivo principal es determinar el monto total de las inversiones y los recursos financieros necesarios lograr el montaje e implementación del proyecto, para lo cual se efectúa un análisis de ingresos y beneficios -en cantidades y valores monetarios-, determinando así la viabilidad financiera y económica de la alternativa. Gracias a este diseño se deben poder tener en claro:

-      Las metas físicas, los gastos de inversión y los costos de producción.
-      El presupuesto de ingresos y egresos, identificando excedentes y posibilidad de efectuar reinversiones futuras.
-      El flujo de fondos y previsiones para asumir las obligaciones que implique la ejecución del proyecto.
-      Las fuentes de financiación –diferenciando los recursos propios del proyecto, los aportes del establecimiento, los recursos obtenidos gracias al aporte de la red de corresponsabilidad social –empresa pública, empresa privada-, y los recursos asignados con presupuesto de la División de Fomento y Capacitación.

Este estudio constituye una pieza clave para garantizar el manejo eficaz y eficiente de los recursos asignados por la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo, a través de la División de Fomento y Capacitación ya que, como lo habíamos mencionado previamente, constituye una de las preocupaciones básicas con respecto a la ejecución de todas las actividades, programas y proyectos.

Estudio ambiental: permite establecer el impacto del proyecto sobre el medio ambiente, y tratar de ofrecer alternativas que prevengan, reduzcan o compensen dicho impacto, por lo cual es necesario cuantificar esta reacción y las acciones a emprender. Este documento debe considerar:

-      Los efectos externos irreversibles del proyecto sobre la fauna, la flora y las organizaciones sociales.
-      El empleo racional de los recursos escasos.
-      El uso adecuado de los recursos naturales, vegetales y minerales.
-      La disposición final de los desechos producidos por el proyecto.
-      La necesidad de licencia ambiental u otros documentos que garanticen el cumplimiento de las normas ambientales vigentes.
-      El diseño de un plan de manejo ambiental.

Las disposiciones sobre manejo ambiental deben ser absolutamente claras en los proyectos, ya que cada uno de éstos deberá ser susceptible de articularse coherentemente al Plan Ambiental del establecimiento. Dicho Plan hace parte de los programas transversales que atraviesan las diferentes fases de P.A.S.O, buscando generar conciencia y cultura ambiental en los establecimientos.

Evaluación. Basándose en los insumos anteriores, es necesario realizar una evaluación detenida del proyecto, que permita prever su autosostenibilidad y rentabilidad, los aportes que pueda significar a las cajas especiales, su beneficio social y su valor como herramienta del proceso de tratamiento. Estas inferencias se logran por medio de los siguientes análisis:

  • Objetivos económicos y sociales (impacto terapéutico y cupos de ocupación).
  • Condiciones que facilitan la ejecución del proyecto y aquellas que representan algún tipo de riesgo.
  • Indicadores de coherencia, veracidad, integralidad y pertinencia.
  • Posibilidades de financiación o asignación de recursos, teniendo en cuenta gastos de inversión y costos de operación.
  • Grado de consistencia de la propuesta de administración del proyecto.

Fase de Implementación

Aprobación.  Una vez se ha establecido la viabilidad del proyecto, éste debe ser presentado ante la Dirección Regional, con el fin de que sea revisado y estudiado. Luego deberá ser enviado a la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo para su aprobación. La anterior aprobación debe darse en consonancia con el marco legal vigente al respecto (Ley de 65 de 1993, Resolución 2376 de 1997 y Circular 0041 de julio de 2003).

Instalación.  En el momento de ser aprobado el proyecto, debe avanzarse hacia la etapa de montaje o instalación, teniendo en cuenta las actividades programadas y la forma en que serán ejecutadas. El cuadro que aparece en la página siguiente establece la relación entre programación de actividades e instalación.

Fase de Operación

Como su nombre lo indica, en esta fase se desarrolla. operativamente el proyecto, pasando de ser una idea –inicialmente planteada- a responder como solución real a la problemática identificada. Vale la pena aclarar que, aunque uno cuente con un buen proyecto y el respaldo de todos los estudios realizados sobre éste, la propuesta no generará el éxito esperado mientras a la fase de operación no se le dé la importancia que requiere. Por lo anterior, la operación debe considerar los siguientes aspectos:

Programación de actividades
Instalación
-    Adecuaciones físicas o preparación de terrenos.
-    Compra de equipos, materiales, animales, etc.
-    Vinculación y/o contratación de asesoría técnica externa.
-    Instalación de equipos o medios productivos.
-    Selección y capacitación de internos.
-    Definición de responsabilidades para el montaje.
-    Preparación de inducción a funcionarios.
-    Viabilidad y control de adecuaciones físicas.
-    Compras e instalación de equipos o preparación de infraestructura.
-    Selección de internos.
-    Inicio del plan de capacitación.
-    Inducción a funcionarios y personal de guardia para la operación del proyecto.
-    Ajuste organizacional y administrativo para operar.

Cuadro 17. Etapa de montaje e instalación

1.    Mantener una política de calidad, basada en los siguientes principios:

  • Buscar siempre la satisfacción del cliente.
  • Innovar permanente en el diseño de productos, efectuando estudios de tiempos y movimientos.
  • Diseñar e implementar un Plan de Mantenimiento de maquinaria, equipos e instalaciones.
  • Diseñar e implementar el Plan de capacitación y formación del personal, orientado a optimizar la calidad del servicio.
  • Diseñar estrategias para ajustarse a los tiempos establecidos de recibo y entrega de productos.
  • Coordinar con la Dirección del establecimiento estrategias que garanticen agilidad en los procesos administrativos y financieros que comprometen al cliente.

2.    Ser organizado, a partir de:

  • El respeto a las figuras de autoridad y el cumplimiento de las responsabilidades establecidas en el proyecto.
  • La asignación de un funcionario responsable –gerente del proyecto-, que garantice la continuidad y la calidad del servicio ofrecido. Esta es una falencia importante en una gran parte de los proyectos.
  • El trabajo en equipo coordinado, que involucre la interacción entre el gerente del proyecto y las áreas y/o cuerpos colegiados que cumplen alguna función en el proyecto -la Junta de Compras, la Dirección Financiera, Tratamiento y Desarrollo, el Cuerpo de Custodia y Vigilancia, el Consejo de Evaluación y Tratamiento, la Junta de Evaluación de Trabajo, Estudio y Enseñanza.
  • La asignación de un espacio adecuado para la ejecución del proyecto, que garantice áreas limpias, ordenadas y señalizadas.

3. Llevar los registros respectivos, a través de los siguientes reportes:
  • Un archivo histórico del proyecto que contenga la carpeta del proyecto, la resolución de aprobación y las actualizaciones del mismo.
  • Un inventario de materia prima.
  • Un inventario de productos en proceso de ejecución.
  • Un inventario de productos terminados.
  • Un reporte actualizado de ventas.
  • La relación de nómina.
  • La información financiera que soporte el proyecto.

4. Garantizar el plan de tratamiento, cumpliendo con el proceso propuesto en desde el Sistema P.A.S.O con respecto al tratamiento del interno. Para alcanzar este objetivo se debe contar con la participación activa del gerente del proyecto, así como de los diferentes cuerpos colegiados que intervienen a lo largo del proceso.

El responsable del proyecto debe realizar, entre otras, las siguientes actividades:

·         Determinar las necesidades de personal –de internos-, de acuerdo con la capacidad de producción del proyecto productivo, estableciendo en el plan ocupacional el número de puestos de trabajo para ser aprobados por la JETEE. El gerente del proyecto preverá y determinará las vacantes existentes en el proyecto productivo, generadas como consecuencia del retiro de internos, la promoción a otros puestos de trabajo o la recuperación de la libertad.
·         Procurar la cobertura de las vacantes, enviando una solicitud a la JETEE –con copia a la Oficina de Tratamiento y Desarrollo-, para iniciar el proceso de selección de internos en las Escuelas de Formación.
·         Seleccionar los internos requeridos en el programa, en coordinación con el equipo de tratamiento y desarrollo. Para ello efectuará una entrevista, con el fin de emitir un concepto sobre los internos postulados, a los cuales el CET les ha efectuado seguimiento.
·         Realizar inducción, capacitación, formación, seguimiento y promoción a los internos a través de la realización de las siguientes acciones:
-      Dar a conocer la misión, visión, el reglamento interno, el reglamento de higiene y salud, y el reglamento sobre manejo y cuidado de los elementos definidos en el proyecto.
-      Establecer las necesidades de capacitación del personal, tratando de optimizar su desempeño.
-      Participar en los procesos de formación e intervención adelantados por el equipo de tratamiento.
-      Realizar y participar activamente en los procesos de seguimiento del desempeño ocupacional de los internos, estableciendo acciones correctivas y de mejoramiento, y exaltando el desempeño excepcional.
-      Facilitar la promoción en los programas –en coordinación con la JETEE y el CET-, apoyándose en el seguimiento ocupacional o la solicitud personal del interno.

5. Fortalecer los procesos de comercialización, para garantizar que el proyecto sea sostenible a largo plazo. El reto de esta acción es mantener el interés de los clientes con los que se inició el proyecto e ir consiguiendo nuevos clientes para ampliar el mercado. Para ello será necesario trabajar en:
  • El diseño y la actualización de un portafolio de productos y servicios.
  • La realización de campañas publicitarias y la promoción en eventos masivos como ferias, exposiciones, entre otros.
  • La actualización del listado de clientes, para buscar nuevas oportunidades de mercado.
  • La organización y la oferta de servicios posventa.

6. Manejar el proyecto desde una perspectiva gerencial, lo cual implica dejar de concebirlo como una simple actividad de ocupación, para valorarlo como una verdadera actividad económica y una posibilidad de tratamiento. Por lo tanto, es necesario cumplir con el proceso administrativo completo, planeando, organizando, dirigiendo, motivando a la población y haciendo seguimiento y control permanente. Para ello, se sugiere entonces:

  • Difundir los objetivos y definir la misión, la visión y las políticas de calidad del proyecto. Estos aspectos deben ajustarse a los lineamientos del Plan Estratégico del Instituto.
  • Diseñar el plan de acción del proyecto productivo, definiendo metas claras, estrategias, tiempos y responsables, en consonancia con el Plan de Acción del establecimiento.
  • Efectuar seguimientos periódicos al plan de acción, con el fin de implementar acciones preventivas y detectar las necesidades correctivas y de mejora que fuesen necesarias.
  • Presentar resultados de la gestión a la Dirección del establecimiento, con base en el plan de acción y en los estados de pérdidas y ganancias. La presentación de estos informes permitirá establecer los logros alcanzados e implementar los planes de mejoramiento necesarios.

Diagrama 2. Etapas a considerar en la proyección de crecimiento

7. Efectuar una proyección de crecimiento, pues el proyecto no puede permanecer en el tiempo igual al momento en el que se inició. Por lo tanto es necesario realizar una proyección adecuada que permita corroborar las posibilidades de crecimiento, tal como se contempla en el diagrama presentado en la página anterior.






























Capítulo 7
P.A.S.O FINAL: el énfasis en los Programas Laborales

La actividad laboral en periodo semiabierto -agropecuaria, de servicios o industrial- se concentra en la promoción, el diseño y la implementación de estrategias que contribuyan a optimizar la capacidad de gestión, tanto en los internos, como en el establecimiento. Lo anterior se logra a través de la creación de nuevos espacios laborales que amplían los servicios existentes, mejorando las condiciones de acceso y participación en los diferentes procesos productivos.

En esta última fase, el interno ya se percibe a sí mismo –y que es percibido por otros- como ente laborante, asumiendo el rol de trabajador en una organización en la que se le asignan responsabilidades y se le evalúa por su desempeño. Aquí ya debe existir la conciencia personal sobre la necesidad de aportar para lograr un trabajo de equipo que arroje resultados óptimos, gracias al mejoramiento de los hábitos laborales y el disfrute por la generación de ingresos económicos propios.  Este trabajo se convierte entonces en una alternativa positiva de vida, que se puede lograr a través de la ejecución de las siguientes actividades:

Agropecuarias: cultivos y proyectos pecuarios.
Servicios: mantenimiento locativo, ornato, mecánica y casino.
Industria: transformación de materia prima en productos terminados.

Cada establecimiento implementará las actividades ocupacionales en P.A.S.O FINAL, según las necesidades específicas del medio y de acuerdo con las características del establecimiento. Para lo anterior, se deben tener en cuenta los conceptos arrojados en los estudios de prefactibilidad y factibilidad realizados para cada proyecto productivo existente, o para los que se pretendan crear.

Programa de sensibilización y preparación para el beneficio  administrativo de hasta 72 horas

Esta última fase adquiere una dimensión muy especial por el hecho de constituir el paso previo a la recuperación de la libertad. El camino recorrido en las fases anteriores confirma que la libertad, concebida tal y como la plantea P.A.S.O, se convierte en una conquista progresiva en la cual se avanza mediante la participación regular en los programas inherentes al Sistema de Oportunidades. Por lo mismo, el compromiso del interno con su tratamiento debe fortalecer entonces la coherencia interna entre lo que el interno piensa y lo que vive en su experiencia cotidiana, entre lo que quisiera ser y lo que realmente es, tratando de buscar sintonía entre los ideales y la realidad concreta a la que pronto se estará nuevamente enfrentando.

Por lo tanto, programas como la sensibilización y la preparación para el beneficio de las 72 horas tiene un sentido claro para ser incluido como parte de las actividades ofrecidas en P.A.S.O FINAL. De hecho, P.A.S.O interviene al interno en cada una de las fases de seguridad, facilitando así la identificación clara del proceso que cada interno experimenta en su proceso de prisionalización, incluyendo en esta valoración los logros alcanzados progresivamente y el impacto personal como consecuencia de la participación en actividades ofrecidas por el sistema.

Una vez alcanzados estos objetivos, y en coincidencia con el factor objetivo de muchos internos vinculados a los programas de P.A.S.O MEDIO y FINAL, es necesario contemplar la posibilidad que tendrían algunos de acceder, en un tiempo relativamente cercano, al beneficio administrativo de permiso hasta por 72 horas. Por lo anterior, resulta pertinente implementar un programa psicosocial en esta etapa, que garantice un proceso gradual de preparación y readaptación a la libertad, debido a que la experiencia de prisión modifica muchas de las conductas sociales, siendo esta transformación el medio más fácil para adaptarse y sobrevivir –desde el punto de vista psicoafectivo- a la privación de la libertad.

De acuerdo con esas condiciones, la meta final del programa es la orientación y el apoyo terapéutico, cuyo resultado debe ser el fortalecimiento del proyecto de vida que se ha venido elaborando durante el proceso, y la readaptación al núcleo familiar, social y laboral. En síntesis, se trata de una preparación para la reinserción definitiva al marco social de referencia, aprovechando las oportunidades de modificar progresivamente las condiciones de seguridad, propias de la medida impuesta.

El objetivo general  de este programa consiste en brindar acompañamiento psicosocial directo a la población interna, que se encuentra próxima a acceder al permiso especial de hasta 72 horas y a quienes gozan en el momento de este beneficio, con el fin de lograr una sensibilización y preparación progresiva.

Entre los objetivos específicos que se esperan alcanzar con esta intervención, aparecen los siguientes:

·         Implementar talleres de sensibilización para el interno y su familia, previos al permiso inicial de hasta 72 horas, motivándolos a disfrutar sanamente la oportunidad que se les brinda.
·         Organizar y ejecutar reuniones de supervisión con internos y familias, con el objetivo de compartir las experiencias vividas en la primer permiso de salida de 72 horas.
·         Reforzar, entre las áreas de psicología y trabajo social, los programas de apoyo terapéutico para la población ubicada en periodo semiabierto, que goza en el momento -o gozará en poco tiempo- del permiso especial de hasta 72 horas.

La intervención se realiza a través del diseño y ejecución de talleres vivenciales y de sensibilización, la realización de reuniones evaluativas y una serie de seguimientos orientados a supervisar y apoyar en el trabajo de fortalecimiento del proyecto de vida. Teniendo en cuenta las condiciones especiales de este programa, es absolutamente necesario establecer un trabajo coordinado entre la oficina jurídica y el área de tratamiento, ya que estas instancias tendrán la función de asesorar a la Dirección del establecimiento con respecto a la pertinencia de otorgar el beneficio de las 72 horas para cada caso.

Consideraciones desde el factor objetivo.  Si bien es cierto que el factor subjetivo es un elemento trascendental para evaluar el avance de los internos a lo largo del recorrido que plantea P.A.S.O, es necesario contemplar permanentemente el factor objetivo para actuar de acuerdo a lo establecido desde el punto de vista jurídico. Para el caso del permiso de salida de hasta 72 horas, el condenado debe contar con los requisitos establecidos para cada caso, sin lo cual será imposible autorizar su salida por ese término y sin ninguna vigilancia.

Los requisitos mínimos que debe reunir un interno para acceder al beneficio de dicho permiso son:

·         Estar ubicado en fase de Mediana seguridad.
·         Haber descontado al menos una tercera parte de la pena impuesta, en el momento de hacer la solicitud.
·         No registrar fuga ni tentativas, durante todo el proceso y el tiempo de sentencia condenatoria recorrido.
·         No estar condenado por delitos de competencia de jueces regionales.
·         Haber trabajado, estudiado o enseñado regularmente durante el tiempo de reclusión.
·         Presentar buena conducta, certificada por el Consejo de Disciplina.
·         Tener una sentencia condenatoria debidamente ejecutoriada de única, primera o segunda instancia.
·         Cuando se trate de condenas mayores a 10 años, es absolutamente necesario garantizar que no existan informes de inteligencia de los órganos de seguridad del Estado que vinculen al interno con organizaciones delictivas. Además, se debe verificar con exactitud el lugar en donde el solicitante permanecerá durante el tiempo de permiso.

La concesión de este beneficio es competencia del Director del establecimiento carcelario, siendo él quien lo revoque en el caso en que se observe mala conducta del interno durante alguno de estos permisos, o se retarde en el tiempo de retorno al establecimiento, sin una justificación aceptable. En este se tendrán que suspender estos beneficios hasta por seis meses. Si el interno presentase reincidencia o la comisión de un delito o contravención, se le cancelarán definitivamente este tipo de permisos.



































Capítulo 8
Los programas transversales: un apoyo al
desarrollo de las fases de P.A.S.O

Como su nombre lo indica, los programas transversales son aquellos que se ofrecen a lo largo de las tres fases de P.A.S.O, procurando vincularlos a los programas educativos y laborales, como una forma de garantizar una intervención de corte biopsicosocial. Estos programas convocan en pleno al equipo interdisciplinario para que aporten -desde la psicología, el trabajo social, la terapia ocupacional, el derecho, la salud y la asistencia espiritual, herramientas necesarias para ayudar al fortalecimiento y la continuidad del trabajo en lo referente al proyecto de vida, sobre la base de una intervención secuencial y coherente con el objetivo propuesto en cada P.A.S.O.

La propuesta diseñada desde la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo consiste en establecer una línea temática de intervención por área, que acompañe al interno a lo largo de los diferentes pasos que propone el proceso (INICIAL, MEDIO y FINAL), permitiendo con ello garantizar y mantener el sentido de integralidad en la atención al personal condenado, y brindando el acompañamiento a programas que forman parte del Plan de Acción y Sistema de Oportunidades. Esta modalidad constituye entonces la oportunidad de intervenir colectivamente en el interno, a partir de una mirada interdisciplinaria en la que se unifican los criterios de las diferentes áreas de la Subdirección: social, salud y fomento.

El reto para los equipos de tratamiento está en construir una línea temática de intervención, que se ajuste a las necesidades del establecimiento. Esta meta se puede alcanzar mediante la aplicación de estrategias como los talleres vivenciales, en los que se desarrollan actividades lúdicas, que buscan generar espacios de reflexión y autoconocimiento. Todo esto, con el fin de potenciar las habilidades y destrezas del interno, la interacción con sus pares, el conocimiento de su entorno social y el avance en su proceso de tratamiento.

La construcción de cada línea temática en los programas transversales, supone identificar las actividades que se pueden ofrecer desde cada área de intervención. Veamos entonces cuál es la oferta de cada espacio.

Programas transversales de sanidad (conformados por medicina, odontología, enfermería, farmacia, y el área de prevención y promoción)

Estos programas se orientan a la recuperación física y el mejoramiento del estado de salud general del interno. Tienen la característica de ser transversales, debido a que su objetivo debe ser un compromiso permanente a lo largo de la experiencia de prisionalización, de modo que resulta pertinente tratar de integrar los programas de promoción y prevención a la actividad realizada en los grupos educativos y laborales existentes.

En P.A.S.O INICIAL, la valoración médica es fundamental para establecer un diagnóstico sobre el estado de salud del interno, con el fin de reducir los factores de deterioro que se puedan presentar en el establecimiento, y estimulando una mayor conciencia sobre la importancia del autocuidado y de la adquisición de hábitos saludables. Lo anterior se logra a través de la realización de actividades de promoción de la salud y prevención de la enfermedad.
La integración de actividades de promoción y prevención a los programas educativos facilita el desarrollo de talleres con grupos estables que, por lo mismo, son más receptivos y participativos, y cuentan con mayores recursos como espacios físicos y material didáctico. Estas actividades permiten oxigenar los procesos académicos, introduciendo segmentos con temas de salud.

La valoración médica que se realiza en P.A.S.O MEDIO y FINAL, permite establecer el estado de salud del interno y determinar si es apto físicamente para desempeñar las labores asignadas. Esta información es de gran importancia para aprobar acertadamente la vinculación del interno a los programas de P.A.S.O MEDIO y estimular su promoción a P.A.S.O FINAL. Al igual que ocurre con los programas de P.A.S.O INICIAL, los procesos de promoción y prevención oxigenan las actividades laborales que se realizan en esta fase, sirviendo además como medio para difundir información y prevenir y reducir accidentes de trabajo.

 Programas transversales de Educación

Aunque es claro que el área educativa tiene una marcada importancia en la fase de P.A.S.O INICIAL, su relevancia no desaparece en los momentos subsiguientes de P.A.S.O MEDIO y FINAL, debido a que los procesos formativos y de calificación para el trabajo se enmarcan como procesos pedagógicos.

Así mismo, los programas de cultura, recreación y deporte, también se incluyen eventualmente en los espacios destinados para el trabajo, con el fin de estimular el mejoramiento del clima laboral y organizacional de los proyectos. De hecho, la sensibilización frente a los espacios de recreación y manejo del tiempo libre también puede formar parte integral de la preparación para la productividad.

Programas transversales del área jurídica

El acompañamiento desde el área jurídica le permite al interno comprender y aceptar su realidad jurídica, motivándolo hacia la generación de compromisos frente al cumplimiento y respeto de las normas y las leyes generales de convivencia que, en el momento de la comisión del delito, hubiesen sido vulneradas.

La orientación brindada en P.A.S.O INICIAL reduce notablemente los niveles de ansiedad generados por la incertidumbre que supone el futuro jurídico del interno.  El apoyo del área jurídica desarrolla en el interno mayor conciencia sobre su responsabilidad social y la necesidad de responder con sujeción a las normas establecidas.

P.A.S.O MEDIO y P.A.S.O FINAL requieren de la orientación permanente al interno, con respecto a los beneficios administrativos que se pueden contemplar en estas fases y a los trámites necesarios para obtener la libertad, legalizar el trabajo, además de otros procesos jurídicos posteriores a la recuperación de la libertad.

Programas transversales de asistencia espiritual

Desde el momento en que el interno ingresa al establecimiento, debe tener la posibilidad de acceder a espacios que colaboren a su fortalecimiento espiritual. En este sentido, el equipo de tratamiento debe facilitar la existencia de espacios destinados para este fin, supervisando las actividades realizadas por los diferentes grupos ecuménicos –previamente autorizados por la Dirección del establecimiento. Desde esta perspectiva se asume que la asistencia espiritual trasciende las creencias religiosas y la afiliación a algún grupo específico, comprendiendo así la búsqueda de la paz interior y la influencia de ésta en la vida diaria –en lo que se hace y con quien se comparte-.

La espiritualidad es un tema transversal pues supone la existencia permanente de espacios de reflexión personal y grupal, que se pueden generar como parte de los programas educativos y laborales. P.A.S.O INICIAL requiere una orientación destinada al fortalecimiento personal para afrontar la situación de la pérdida de la libertad, ya que esta fuerza interior se convertirá en el mayor impulso para luchar por la propia vida.

P.A.S.O MEDIO supone la superación de esa fase inicial de crisis, para concentrarse en el desarrollo de la capacidad de transformar lo negativo en positivo, madurar con respecto a las pérdidas y asumir la vida como un proceso productivo en donde se generen nuevas oportunidades. En la última fase, en P.A.S.O FINAL, la espiritualidad del interno se debe afianzar en el hecho de compartir con la naturaleza, con otras vidas y, sobre todo, con aquellos con quienes comparte su proceso de preparación para la libertad -los compañeros, los funcionarios del Instituto y la familia-.

Programas transversales de Psicología

Los programas transversales en esta área deben garantizar el espacio permanente de autoevaluación, así como la prevención de problemas sociales, el desarrollo de competencias sociales, la reducción de los efectos de la prisionalización y la reinserción social y laboral. Para el cumplimiento de estos propósitos, se proponen los siguientes programas:

Crecimiento personal: este programa acompaña al interno durante todo el proceso, generando el espacio para el fortalecimiento personal, lo cual le permitirá disminuir el efecto de los factores adversos resultantes de la experiencia de prisionalización, la adquisición de destrezas para resolver conflictos de forma proactiva, adaptativa y participativa, promoviendo así la adquisición de actitudes y estilos de vida saludables.

P.A.S.O INICIAL requiere de la presencia permanente de esta área con el fin de orientar al interno hacia el fortalecimiento de herramientas personales, a través de actividades en donde se desarrollen nuevos auto-esquemas, la capacidad de autocontrol, algunos valores positivos como la importancia de vivir, fortaleciendo así la inteligencia emocional, la aceptación de cualidades y defectos personales, el manejo adecuado del estrés y la depresión, entre otros. Todos estos elementos permitirán avanzar en la resignificación del pasado, la elaboración del duelo por las pérdidas, el sufrimiento y el aislamiento que implican las nuevas condiciones de prisionalización.

Una vez se obtengan resultados positivos en la esfera personal, P.A.S.O MEDIO y FINAL se concentrarán en el entrenamiento de comportamientos asertivos en la esfera social, a través de la ejecución de actividades destinadas a mejorar el clima laboral y a fortalecer valores como el trabajo en equipo, la comunicación sana, las relaciones interpersonales adecuadas, la asertividad en la toma de decisiones y la tolerancia, entre otros.

Proyecto de vida: este programa prepara al interno para afrontar con éxito las demandas del entorno externo a la prisión, en lo concerniente a la interacción familiar, laboral, comunitaria, política y cultural, a través de la adquisición de las destrezas y habilidades necesarias para manejar adecuadamente las presiones de la vida en libertad y aplicar los conocimientos, habilidades y capacidades, en procura de un mayor bienestar personal y del entorno.

Este proceso, tal vez el más importante desde el punto de vista psicosocial, arranca en la primera fase -P.A.S.O INICIAL- con la identificación de las propias debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas con las que el interno inicia el proceso, con el fin de diseñar su propio plan de tratamiento para el tiempo de condena. Mediante esta actividad se espera aprovechar la oferta del Sistema de Oportunidades del establecimiento, en beneficio del desarrollo de su proyecto de vida y de su profundización a nivel personal.

En P.A.S.O MEDIO se debe continuar con la ejecución de actividades orientadas al desarrollo de destrezas y habilidades, así como el mantenimiento de rutinas y hábitos ocupacionales, con el objetivo de proyectarse con mayor seguridad hacia las alternativas laborales. P.A.S.O FINAL implica la realización de un inventario personal de los logros obtenidos durante el proceso, del cual se tomarán las herramientas más sólidas para formular un nuevo proyecto de vida social que se pueda orientar hacia la recuperación de la libertad.

Prevención integral. Este programa se concentra en la prevención de cualquier evento que, por su extensión y gravedad, sea susceptible de afectar social, física y psicológicamente -de forma directa o indirecta- a un amplio segmento de población. Tal es el caso del consumo de sustancias psicoactivas –SPA-, la infección por VIH–SIDA, el uso sistemático de la violencia y la delincuencia.

Esta actividad es necesariamente transversal en tanto corresponde a problemáticas que pueden prolongarse y presentar incluso patrones de cronicidad, por lo cual es necesario hacer un trabajo secuencial de acompañamiento durante todo el proceso. La intervención para el uso incorrecto de las sustancias psicoactivas –UISPA- se extenderá a un primer y segundo nivel de prevención, mientras que la prevención frente al VIH-SIDA se limitará a un nivel primario.

Programas transversales de Trabajo Social

Corresponde al conjunto de acciones que tienen por fin orientar al interno y a los integrantes de su núcleo familiar frente a la aceptación de los nuevos cambios estructurales y de roles que implica la situación de prisionalización, tratando de desarrollar estrategias que les permitan fortalecer los vínculos debilitados por la situación actual. Para ello, se trabaja en tres niveles:
a) Contacto y ubicación: es la primera etapa de acercamiento con la familia del interno, en la cual se ofrece una inducción para aclarar las generalidades sobre la situación del interno y orientar a la familia con respecto a los principales procedimientos que implica esta nueva situación.

b)   Atención: en este momento se realiza una valoración más detenida del cuadro familiar del interno, con el fin de diagnosticar las problemáticas existentes y definir las necesidades de atención en las diferentes modalidades de atención, como la asesoría familiar u otras alternativas.
c)    Intervención: una vez identificada la problemática familiar, se debe implementar el programa en dos ejes paralelos: a) la formación integral a la familia –en donde se orientará a los integrantes durante el proceso de adaptación a la nueva estructura familiar, los nuevos roles y funciones, interviniendo en procesos formativos en el área de pareja-; y b) las jornadas de integración familiar que buscan estimular la participación de las familias de los internos en actividades deportivas, recreativas, lúdicas y culturales, con el fin de fortalecer vínculos y apoyar a los internos en el cumplimiento de sus respectivos planes de tratamiento.

Programa de familia con el interno. Teniendo en cuenta las múltiples dificultades para avanzar en el trabajo con las familias de los internos, se ha programado una intervención directa con ellos en la cual, a través del trabajo en grupo, se plantea una intervención transversal que se desarrolle a lo largo del proceso. En P.A.S.O INICIAL se profundizará en el proceso de identificación familiar, a través de actividades de análisis en matrices DOFA, de las cuales se pueda extraer información sobre la historia familiar, la tipología de familia, los patrones de elección de pareja, la calidad de la convivencia, las etapas de la relación de pareja y las fuentes de frustración, entre otros.

P.A.S.O MEDIO supone el refuerzo del desempeño productivo, lo cual debe ir permanentemente ligado a la reflexión sobre la responsabilidad con la familia, la calidad de la comunicación, las diferentes estructuras familiares, el manejo de la autoridad y los límites familiares, las funciones y roles ejecutados en el núcleo familiar, además del abordaje en temas relacionados con la productividad como el manejo adecuado de las finanzas y el diseño del presupuesto familiar.

P.A.S.O FINAL implica una evaluación general con respecto a los elementos brindados a lo largo del proceso, identificando su utilidad con miras a recuperar nuevamente el rol original dentro de la familia, una vez sea alcanzada la libertad. Este propósito se desarrolla a través de la ejecución de actividades que aborden temáticas importantes para esta reubicación, como el hecho de ser padres (incluyendo aquí la reflexión sobre los deberes y derechos de padres e hijos, el reconocimiento de paternidad, el desarrollo de pautas de crianza adecuadas, la comunicación con los hijos y el uso del tiempo libre, entre otros), los factores de riesgo asociados en la familia (los conflictos familiares, la violencia intrafamiliar, las relaciones dependientes, y la separación), y la relación entre familia y comunidad (su función social, la calidad de vida y las relaciones sociales, así como la normatividad de participación ciudadana y familiar).

Programas transversales de Terapia Ocupacional

Terapia ocupacional es una de las áreas que apoya más visiblemente el proceso de tratamiento, interviniendo inicialmente en el desarrollo de actividades que fortalezcan el autocuidado y la identificación de las capacidades personales, de acuerdo a las aptitudes, habilidades y destrezas de cada interno.

P.A.S.O MEDIO se enfoca en el trabajo intensivo para consolidar actitudes productivas (como la iniciativa, la confianza, la responsabilidad y el sentido práctico), hacer seguimiento permanente al proceso de adaptación al grupo y al desarrollo de hábitos laborales (el diseño y cumplimiento de objetivos, el nivel de rendimiento, la tolerancia a la actividad laboral, el sentido de pertenencia, la calidad del trabajo, la aceptación de normas y la adaptación al ambiente). P.A.S.O FINAL hace énfasis en el desarrollo de una actitud independiente y autónoma, que le facilite al interno el hecho de enfrentar cualquier tipo de ambiente laboral, una vez pueda alcanzar su libertad.

Programas de atención especial a grupos vulnerables

Los establecimientos carcelarios tienen la responsabilidad de identificar y proteger, más allá del cuidado y el respeto por los derechos de la población interna en su totalidad, a aquellos internos que, por pertenecer a grupos poblacionales identificados como minoritarios, por presentar condiciones físicas desventajosas o por haber sido objeto de exclusión social, necesiten de un acompañamiento especial con el fin de enfrentar adecuadamente la experiencia carcelaria, teniendo todos ellos menores posibilidades para hacer valer sus derechos y gestionar sus necesidades.

Esta condición de vulnerabilidad –circunstancial o estructural- se protege a través del acompañamiento permanente en actividades enfocadas al fortalecimiento de las condiciones específicas de cada uno de estos grupos, cuyo objetivo final es la restitución de los derechos vulnerados y la capacitación para lograr una mayor autogestión. Entre los programas especiales, se encuentran los siguientes:

Programa para la tercera edad: orientado a brindar atención integral al adulto mayor –personas mayores de 50 años y/o que presenten un marcado deterioro físico-, a través de la sensibilización y preparación para asumir el proceso de envejecimiento tranquilamente, implementando nuevo estilos de vida que protejan la salud, e involucren la recreación, la ocupación y el manejo adecuado del tiempo libre.

De acuerdo con las condiciones de infraestructura física de cada establecimiento, lo ideal es poder ofrecer un espacio físico diferenciado para esta población, en donde se pueda instalar un programa residencial en un pabellón especial. Cuando se presente alguna dificultad para ofrecer este servicio –lo cual ocurre en varios casos, por condiciones de infraestructura- se debe garantizar como mínimo la implementación de programas ambulatorios, que reúnan a los adultos mayores en un mismo espacio, con el fin de ofrecerles atención e intervención específicas.

Programa para indígenas: está orientado a estimular la valoración y el auto-reconocimiento del interno ascendente de una familia o comunidad amerindia, que tiene una conciencia clara de su identidad y se preocupa por mantener vigentes los valores, rasgos, usos y costumbres que comparte con los miembros de su cultura. Los participantes en este programa deben haber sido reconocidos como integrantes de una comunidad, mediante la certificación expedida por los gobernadores indígenas o las autoridades tradicionales. El objetivo principal es la protección y el respeto por la diversidad étnica-cultural de esta población, mediante la realización de acciones que estimulen el rescate de su identidad y la exaltación de sus valores, rasgos, usos y costumbres.

Madres Gestantes: este programa se concentra en el desarrollo de talleres educativos que aporten a esta población las herramientas necesarias para prepararse adecuadamente para el desarrollo de su nueva función y su nuevo rol, insistiendo en la importancia de buscar nuevas estrategias para garantizar unas condiciones de vida dignas para su futuro bebé. Se les ofrece instrucción en diferentes temas, haciendo énfasis en la necesidad de trabajar en la estimulación temprana.

Madres Lactantes: en este caso se planean y ejecutan talleres educativos con el objetivo de facilitar el desarrollo de procesos que contribuyan al fortalecimiento del vínculo madre–hijo y, a la vez, faciliten el desarrollo integral del menor.

Extranjeros: los programas y acciones dirigidos a esta población deben prestar una labor de apoyo en el mejoramiento de sus condiciones mínimas de calidad de vida y bienestar durante el tiempo de detención, generando los espacios que faciliten la asistencia de las autoridades representativas de su respectivo país. En estos grupos se trabaja insistentemente en la integración social con el grupo, en un ambiente de sana convivencia, en el que se fortalezca la lengua española como medio de comunicación y posibilidad de adaptación social.

Discapacitados: este último programa promueve el desarrollo de acciones que garanticen el apoyo al interno para aceptar y manejar su discapacidad, con el objetivo de lograr el más alto grado de independencia posible en las diferentes esferas, de tal manera que esto le facilite una adecuada integración familiar, laboral y social.














Capítulo 9

A manera de cierre


La presentación sistemática del Plan de Acción y Sistema de Oportunidades –P.A.S.O-, que efectuamos en los capítulos precedentes, es una muestra clara de la preocupación de la Subdirección de Tratamiento y Desarrollo por aportar concretamente en el tema del Tratamiento Penitenciario.  El Sistema P.A.S.O, producto de amplias reflexiones y un desarrollo progresivo –cuya génesis se remonta al trabajo efectuado en la Colonia Penal de Acacías en el año 2002-, se puede interpretar ahora como una estrategia integradora del recurso preexistente para ofrecer atención al interno.

Gracias a la descripción teórica presentada y a la aplicación operativa de los programas en los establecimientos penitenciarios, nos podríamos arriesgar a afirmar que este insumo constituye –en buena medida- el marco referencial para articular una política clara, integral, coherente y sostenible, que propenda por la mejora extensiva de las condiciones de vida de la población recluida en los establecimientos.

Establecer una política clara de atención e intervención proyectará además una percepción de orden y coherencia en la acción que, se asume, debe necesariamente impactar la actividad de los otros subsistemas comprometidos con la misma responsabilidad hacia el interno. Recordemos que, tal como se insistía en el Capítulo 1, sólo el esfuerzo común, progresivo y sostenible, nos permitirá ofrecer una posibilidad de cambio para nuestra sociedad a futuro. Impactar la vida de una persona ejercerá entonces una reacción en cadena que, sólo en esa dimensión, demostrará su verdadero valor.

Este esfuerzo, que intentó recoger lo presentado en la Convención Nacional de Tratamiento, con el fin de desarrollarlo y aportar nuevos elementos para reforzar la difusión de información sobre el Sistema P.A.S.O, no pretende frenarse aquí, sino que se debe convertir en el estímulo para continuar sensibilizando a todos aquellos funcionarios encargados del trabajo penitenciario con internos –o aquellos interesados que le apuesten a invertir con miras a lograr un mayor bienestar para nuestra población objetivo-. Sólo la divulgación masiva y bienintencionada de este modelo, favorecerá el acceso continuado a esta propuesta, con el objetivo final de ser contemplada como una alternativa favorable a incorporar para organizar y reorientar el tratamiento penitenciario.




Tabla de Contenidos

Presentación y agradecimientos
1




PRIMERA PARTE



Capítulo 1.  Algunas consideraciones teóricas preliminares
7




Capítulo 2.  Contextualización y reseña histórica de P.A.S.O
17
Contextualización
17
Los orígenes de P.A.S.O
19




Capítulo 3.  Descripción general de P.A.S.O
23
¿Qué es P.A.S.O?
23
Las etapas de P.A.S.O y su articulación con el proyecto de vida
25
Políticas para la aplicación de P.A.S.O.
29
Operatividad del Plan de Acción y Sistema de Oportunidades –P.A.S.O-
30
La Junta de Distribución de Patios y Asignación de Celdas
31
La Junta de Evaluación de Trabajo, Estudio y Enseñanza
33
El Consejo de Disciplina
34
Los Consejos de Evaluación y Tratamiento
35
Conformación interdisciplinaria y funciones por especialidades
37
Vinculación de los internos al tratamiento penitenciario
44
Fases del Tratamiento Penitenciario, de acuerdo con los lineamientos del Sistema Progresivo

47
Descripción de las fases de P.A.S.O y su importancia en el proceso de tratamiento

50
P.A.S.O INICIAL: Fortalecimiento
51
P.A.S.O MEDIO: Preparación para la productividad
54
P.A.S.O FINAL: Interiorizar para la reinserción
58
El proceso de tratamiento
62
Vinculación, intervención, seguimiento y promoción entre “pasos”
64




SEGUNDA PARTE.  La ejecución de programas en P.A.S.O





Capítulo 4.  Consideraciones generales para la ejecución de programas en P.A.S.O

71
La gradualidad de los beneficios
72
El factor objetivo
74
Los conceptos del factor objetivo aplicados a un ejemplo
77
Integración del factor objetivo con el factor subjetivo
85
La descripción de programas y procesos previos al ingreso en fase
87
El proceso de Recepción
87
El programa de Inducción
90




Capítulo 5.  P.A.S.O INCIAL: Programas Educativos y Laborales
93
Programas de Educación Formal
95
Los programas de Educación No Formal y Educación Informal que se pueden implementar

97
Descripción de los programas
101
Los programas laborales en P.A.S.O INICIAL
106




Capítulo 6.  P.A.S.O MEDIO: Escuelas de Formación
109
Otras actividades de P.A.S:O MEDIO
116
Pautas para el diseño y la administración de programas y proyectos
117
Los proyectos productivos: ejemplos de planeación
119
Fases para el desarrollo de un Proyecto productivo
124






Capítulo 7.  P.A.S.O FINAL: el énfasis en los Programas Laborales
139
Programas de sensibilización y preparación para el beneficio administrativo de hasta 72 horas

140




Capítulo 8.  Los programas transversales: un apoyo al desarrollo de las fases de P.A.S.O

145
Programas transversales de Educación
147
Programas transversales del área jurídica
148
Programas transversales de Psicología
149
Programas transversales de Trabajo Social
152
Programas transversales de Terapia Ocupacional
154
Programas de atención especial a grupos vulnerables
155




Capítulo 9.  A manera de cierre
159



Tabla de Cuadros y Gráficos

Cuadro 1.
Descripción general de las fases de P.A.S.O
26
Cuadro 2.
Cuerpos colegiados que garantizan la operatividad del Sistema
31
Cuadro 3.
Descripción de P.A.S.O INICIAL
51
Cuadro 4.
Descripción de P.A.S.O MEDIO
55
Cuadro 5.
Impacto de los procesos de formación laboral
58
Cuadro 6.
Descripción de P.A.S.O FINAL
59
Cuadro 7.
Fases y tiempos de tratamiento, de acuerdo con el modelo sugerido en P.A.S.O

63
Cuadro 8.
Fases del proceso de avance de P.A.S.O
65
Cuadro 9.
Gradualidad de beneficios en las tres fases de P.A.SO.
72
Cuadro 10.
Cálculo de tiempos de redención
75
Cuadro 11.
Resultados de la aplicación de fórmulas al ejercicio
84
Cuadro 12.
Conformación de grupos homogéneos de F.I.T, de acuerdo con el nivel de formación y el tiempo de condena

101
Cuadro 13.
Otras características para la conformación de grupos homogéneos

101
Cuadro 14.
Descripción de los programas F.I.T., de acuerdo con el perfil educativo, las necesidades académicas, el factor objetivo y otras observaciones


103
Cuadro 15.
Desarrollo de competencias laborales en las EF’s
114
Cuadro 16.
Aspectos a tener en cuenta para el diseño de un proyecto productivo

122
Diagrama 1.
Análisis de condiciones por establecimiento
126
Cuadro 17.
Etapa de montaje e instalación
133
Diagrama 2.
Etapas a considerar en la proyección de crecimiento
137




[1] INPEC (1996). Sistema Integral de tratamiento progresivo penitenciario: reflexión en torno a la construcción de un modelo de atención a internos. Bogotá: Imprenta Nacional.
[2] Téllez, A. (1996). “Marco jurídico del Sistema Progresivo”. En: INPEC (1996). ¡Todos merecemos otra oportunidad. Seamos partícipes de este compromiso! Memorias del Primer Seminario Internacional sobre Sistema Progresivo. Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia, p.20.
[3] Ibid, p.23.
[4] Córdoba, G. (1996). “Sistema progresivo y la crisis penitenciaria”. En: INPEC (1996). ¡Todos merecemos otra oportunidad. Seamos partícipes de este compromiso! Memorias del Primer Seminario Internacional sobre Sistema Progresivo. Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia.

[5] Piaget, J. (1994). “Piaget’s Theory”. En Mussen, P. (Ed.) Manual of Child Psychology. Nueva York: John Wiley & Sons.

[6] Checkland, P. (1993). Pensamiento de sistemas, práctica de sistemas. México: Noriega Editores.
[7] Cáceres, E. (2001). “Institucionalismo jurídico y constructivismo social”. En: Boletín Mexicano de Derecho Comparado, No. 100. México: Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM.
[8] Garciadorasco, A.E. (2000). Construcción y destrucción del sistema progresivo y técnico en las instituciones carcelarias. México: Delma.
[9] Arboleda, M. (2002). Código Penitenciario y Carcelario. (5ª Ed.). Bogotá: Leyer., p.15.
[10] Ibid, p.13.
[11] Acosta, D. (1996) Sistema Integral de Tratamiento Progresivo Penitenciario, Bogotá: INPEC, Imprenta Cárcel Picota, p.180.
[12] Ibid, p. 155.
[13] Conceptos extraídos del texto “Conceptos básicos de competencias laborales” (sin fecha). Portal de Estudiantes de Recursos Humanos, Universidad Champagnat, Mendoza, Argentina. En: http://www.gestiopolis.
com/recursos/documentos/fulldocs/hr./competencialab.htm.
[14] Sobre las actividades consideradas como enseñanza y que tienen validez para efectos de redención, se sugiere consultar el artículo 4 de la Resolución 2376 de 1997. El artículo 15 de la Resolución 6541 de 1995 aclara los tiempos máximos para esta modalidad.
[15] Para mayor claridad en este sentido, sugerimos la revisión de las respectivas resoluciones que abordan esta temática  (Art. 13, Res. 6541 de 1995, referente a las horas establecidas para estudio, y Art. 3 de la misma Resolución, para lo concerniente a trabajo).
[16] Art. 24, Resolución 3272 de 1995. Ver en: Ministerio de Justicia y del Derecho (1998). Normatividad Penitenciaria y Carcelaria. Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia, pp.160
[17] Este dato corresponde al registro de horas que puede alcanzar un interno en programas de P.A.S.O (240 horas), diseñados con actividad permanente durante los 30 días del mes -cuya intensidad es de lunes a domingo (incluidos festivos), a razón de 8 horas diarias-. Es importante tener en cuenta que todos los cálculos de horas registradas para redención, deben ser ajustados al número de días calendario por mes; así, se tendrán en cuenta las variaciones para los meses de 31 días, o de 28, en el caso de febrero. 
[18] Una vez hecha la solicitud al Juez, su decisión puede implicar un tiempo de espera ocasionado por el proceso administrativo, que no se ha contemplado en este ejemplo, y que no obliga entonces a hacer efectiva la Libertad Condicional en la fecha en que -por factor objetivo- se cumple este tiempo.
[19] Recordemos que, de acuerdo a los horarios aprobados para cada actividad, el registro de horas es diferencial y los topes máximos de días redimidos también varían así: a) para actividades de lunes a viernes, 10 días; y b) para actividades de lunes a domingo, hasta 15 días.

[20] De acuerdo con el Artículo 148 de la Ley 65 de 1993. Se debe tener en cuenta lo enunciado en el Artículo 6 del Decreto 1542 de 1997, en donde se afirma que no será posible el ingreso a esta fase con un tiempo inferior a las 2/3 partes de la pena impuesta.
[21] La variación de este valor (52) y el proyectado en el paso 3C (p.79) –como tiempo físico- obedece a que en el primer caso el tiempo de redención se mantuvo constante (días por mes), mientras que en esta aplicación se logra percibir el impacto de la variación de redención, producto de la progresividad que plantea cada fase del Sistema P.A.S.O.
[22] Arboleda, M. (Comp.) (2002). Código Penitenciario y Carcelario. 5ª Ed. Bogotá Leyer, p.103.
[23] Ibid, 57.
[24] Artículo 16, Resolución 3272 de 1995.
[25] Cornejo, M.A. (1996). Enciclopedia de la Excelencia, Tomo 3. México: Grijalbo.
[26] Vargas, F.H. (2004). “Escuelas de formación dentro de los establecimientos penitenciarios y carcelarios”. En: Compromiso, No. 4. Bogotá: Subdirección de Tratamiento y Desarrollo, INPEC.

[27] Definición basada en la información elaborada por el Grupo de Fomento en noviembre de 2003, presentada en el Diplomado “Formación de líderes en atención y tratamiento”.
[28] Al respecto, se sugiere la consulta de textos como: Sapag Chain, N.; y Sapag Chain, R. (1996). Preparación y Evaluación de Proyectos. Bogotá: McGraw-Hill; o Coss Bu, R. (2000). Análisis y evaluación de proyectos de inversión. México: Limusa Noriega.

1 comentario:

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